Intag es un valle ubicado en la provincia de Imbabura. Desde principio de la década de los 90, la zona ha sido sometida a una intensa actividad minera para sacar oro y cobre. Hoy aproximadamente el 60% del territorio del valle está cubierto por concesiones mineras. A partir de la Organización para el Desarrollo de Intag, la comunidad se organizó contra la deforestación, la destrucción del suelo y la contaminación del agua, enfrentando tambien represión militar y persecución judicial. Desde entonces se dió origen al Consorcio Toisán que agrupa 12 asociaciones y productores.

«Es una cuestión de vida o de muerte, no una cuestión filosófica», nos dicen los activistas del Toisán, que en este valle imaginan un sistema de desarrollo alternativo a la explotación de la tierra. La producción de café, chocolate, frejoles y el procesamiento de plátanos son la riqueza de la asociación de productores que nació al mismo tiempo de la lucha antiextractivista.
También están imaginando un sistema de producción de energía alternativo y comunitario, que además requiere un uso mínimo de metales; por eso, la idea del Consorcio se orienta hacia la hidroeléctrica, con pequeñas centrales y un uso respetuoso de las aguas sagradas del valle. Como nos comentaron los acrivistas, la lucha del valle de Intag sigue adelante en tres frentes: social, jurídico y político.
Texto: Davoli Chiara,  De Rosa Francesca,  Natella Lorenzo 
Fotografías: Chiara Davoli
Caravana de Activistas de Roma