El enriquecimiento de los grupos económicos, en base a los derechos de agua

La concentración de derechos de agua están en mineras y agroexportadoras, a través de la modalidad de no retorno de los flujos de agua. En la modalidad en que  sí retornan, represas y centrales de paso, concentradas en transnacionales como ENDESA que, en su lógica capitalista, se han apropiado del agua en porcentajes que se acercan al 100%, cifras difíciles de creer. Paralelamente, y en la misma línea, padecemos la concentración en manos privadas de las empresas sanitarias Aguas Andinas, Essval, Essbio y Essal, por definiciones implementadas por los gobiernos de la Concertación.

En una publicación del medio digital Minería Chilena, año  2018, aparecen datos, obtenidos por un levantamiento realizado por la plataforma Compragua.cl, portal de reasignación de derechos de aprovechamiento de agua, dónde el precio de éstos se movían en rangos desde los $1,5 millones a los $68 millones el litro por segundo.

Anualmente la transacción ilegítima de estos “derechos de agua” alcanzan alrededor de las 25 mil compras y ventas, entre privados, por un valor anual cercano a los US$ 1.2 billones (mil doscientos millones de dólares).

Situación actual del discurso del desarrollo nacional en base del recurso acuífero

En estudio de CIPER, el hidrogeólogo y profesor de la Universidad de Chile, Raúl Campillo declara que … “El término correcto para explicar el colapso hídrico que hoy vive Chile es el de escasez más que el de sequía. Lo que aquí sucede es que la demanda supera con creces la oferta y los derechos otorgados a particulares en muchas partes están muy por sobre la disponibilidad real de agua, lo que ha producido el agotamiento del recurso. El problema es grave porque no hay agua para sustentar el modelo de desarrollo que se instaló en Chile en los años ‘80. A partir de entonces nos estamos consumiendo la línea de crédito”.

En la misma fuente, Jorge Núñez, investigador del Centro del Agua para Zonas Áridas y Semiáridas para América Latina y el Caribe de la UNESCO, señala que » si bien es posible constatar una intensificación de la aridez en algunas zonas, tal como ha ocurrido en otras épocas, lo que determina la actual crisis hídrica es el explosivo incremento en la demanda por agua de las últimas décadas y un aumento de la desprotección de las personas frente a la disponibilidad del recurso”.

Cuencas intervenidas y sus consecuencias

La situación descrita evidencia claramente que el Estado de Chile no salvaguarda este bien común. En detalle, los ejemplos en el país son como siguen: en la Región de Valparaíso, en la Provincia de Petorca, comunas de La Ligua, Cabildo y Petorca, sin agua de consumo humano. Desde esta zona al norte del país, en estudios del Ministerio de Obras Públicas de una década atrás, ya se reconoce la crisis de aguas, que en muchos territorios alcanza el 100%.

En la región de  Coquimbo, Valle del Limarí es declarada zona de catástrofe de aguas en las comunas de Salamanca, Illapel, Canela, Andacollo y La Higuera.

En la región de Atacama, se ha secado el flujo acuífero (agua que se había acumulado en el seno de la tierra 10 mil años atrás), hoy el río Copiapó puede cruzarse a pie por su lecho secó hace años. La tesis del robo de las aguas de este río hace pié en que teniendo una capacidad de recarga de aproximadamente 4.500 litros por segundo, tiene derechos de aprovechamiento otorgados que superan los 21.000 litros por segundo, es decir, más de cuatro veces lo que el sistema es capaz de producir de manera natural. Esta cifra irracional convierte a la cuenca de este río en una de las más sobre otorgadas del país.

Existe además, una declaración de “zona de escasez de agua” entre Atacama y Maule. Pero la situación no se restringe al caos de la zona norte, la región sureña del Bio Bio, denuncia la asociación de municipalidades, existiendo crisis hídrica en 43 comunas de ese territorio.

Años de lucha frente a la inacción de los políticos

La lógica de premios para los que hacen la vista gorda ante el robo de agua y represión para los que luchan para restituir el imperio de la justicia se evidencian en esta pugna por el agua. No sé puede aceptar que desde el Estado, el congreso y los grupos económicos, se le caracterice como un compuesto, o un peón en estrategias políticas, ni como recurso natural renovable, ni  menos aún como una mercancía comercial.

Vulnerando toda racionalidad Chile, bajo la dictadura cívico militar, genera este “Código de Aguas”, que deja abierta ambiguamente la comercialización, bajo la figura de la concesión de derechos de aguas a privados a perpetuidad. A 33 años de “democracia” no existió ni existe el interés político por subsanar esta aberración. Una muestra es el reconocimiento de que existen 150.000 concesiones cursadas “que no pueden rastrearse”, en una treta administrativa que devela una alta corrupción.

Estos y muchos antecedentes son obviados por el presidente Boric, quien en acto público de una empresa privada de distribución de agua potable, llama a una educación de los actores estatales y privados en un “mejor comportamiento en el uso adecuado del agua” realizando un cambio discursivo, muy frecuente durante su gobierno, centrándose sólo en atribuir la crisis a una época de sequía coyuntural y así alejándose del discurso real que revela que la situación crítica existente  corresponde al saqueo indiscriminado, descontrolado y evidente que realizan los grupos económicos extranjeros y nacionales sobre las reservas de aguas del país.

La necesidad de detener el saqueo del agua.

Chile es el único país del planeta que tiene sus aguas privatizadas. Es crucial y urgente detener estas acciones movidas por el lucro, que desoyen el clamor ciudadano de décadas que señalan la destrucción de cuencas, destruyendo los ecosistemas, desertificando, que pasan por alto y niegan las recomendaciones de las instancias especialistas, nacionales e internacionales, y que han estructurado una fortaleza legal, con bufetes especializados, para desactivar en las instancias judiciales toda acción de sentido común, como es reconocer la necesidad de agua para el consumo humano, para las comunidades campesinas, pequeños ganaderos y comunidades de pueblos originarios, y que resulta  un atentado inmisericorde de los Derechos Humanos.

El desarrollo sustentable

Lo razonable viene agonizando frente a la publicitada y manipuladora irracionalidad propia hoy del poder. Sólo, en ese contexto, pueden existir estas prácticas que no reconocen que el agua es vital en la preservación de los seres humanos y los ecosistemas, vulnerando un Derecho Humano de pervivencia de la sociedad mundial.

Frente a tal atropello e incuria, solo la sociedad civil con sus organizaciones, luchan con valentía y resiliencia, por hacer prevalecer el sentido común, la justicia y los derechos de soberanía de los pueblos. En este escenario, se reconoce y agradece a quienes les asiste la necesidad de defender la vida y mantienen una lucha constante contra estas empresas depredadoras, de lucro afiebrado que aniquilan el futuro de la vida.

Redacción colaborativa:
M. Angélica Alvear Montecinos; Guillermo Garcés Parada; Sandra Arriola Oporto; Ricardo Lisboa Henríquez; César Anguita Sanhueza.
Comisión de Opinión Pública
Partido Humanista