En una actividad organizada por el RENAR, los niños que en el día de hoy visiten Tecnópolis pueden canjear y destruir sus juguetes bélicos y a cambio recibir otro que fomente la integración. Reunidos bajo el lema «Armas, ¡ni de juguetes!», desde las 13 del pasado sábado los más chicos, junto a sus papás y maestras, hicieron fila en el stand montado por el Registro Nacional de Armas de Fuego (Renar).
El Registro Nacional de Armas (Renar), dependiente del Ministerio de Justicia, convocó a chicos de todas las edades a canjear juguetes bélicos a cambio de otros que fomenten la integración, la paz y la solidaridad, como forma de sensibilizar sobre el peligro que conlleva portar armas de fuego.
Con esta actividad «queremos dar un mensaje que tiene que ver con la cultura de la no violencia, de la solución pacífica de los conflictos», señaló a Télam Ernesto Kreplak, subsecretario de políticas de gestión registral de la cartera de Justicia.
Reunidos bajo el lema «Armas, ¡ni de juguetes!», desde las 13 del pasado sábado cientos de niños se acercaron al puesto que posee el espacio de Jefatura de Gabinete de Ministros, donde vivieron la experiencia de romper sus armas de juguete, mediante el uso de una prensa hidráulica, simulando la misma operatoria que se utiliza para destruir las armas reales en los Puestos Móviles del Renar.
El funcionario destacó, además, «que los chicos toman conciencia del peligro que significan las armas y lo transmiten a sus padres».
Matías Molle, titular del Renar, consideró que “estas jornadas son espacios de aprendizaje y diálogo para reflexionar, analizar y cuestionar la manera de relacionarnos ya que el abordaje de situaciones de violencia exige la construcción colectiva de una nueva forma de construir espacios”.
Luego de su paso por la prensa hidráulica, un nene eligió una pelota, uno de los juguetes más populares entre los varones.
El director del Renar señaló que “en la actividad se repartió material didáctico para padres y docentes realizado conjuntamente con el Ministerio de Educación.”
Para Lucas, de 11, es novedosa la iniciativa «porque nunca había pensado en esto», en tanto Aimara de 8 contó que su hermano «tiene pistola de juguete, pero ahora le voy a contar sobre esto y que la rompa», dice tímidamente con su muñeca recién elegida.
Es la segunda experiencia con niños, la primera fue en San Fernando, en el conurbano bonaerense, cuando el día del niño “compartimos una jornada con chicos del barrio que trajeron sus juguetes, nos acompañaron organizaciones sociales, y fue una excelente jornada que hoy estamos repitiendo en Tecnópolis», agregó Kreplak.
Están concebidas como «espacios de aprendizaje y diálogo para reflexionar, analizar y cuestionar colectivamente la manera de relacionarnos, las experiencias asociadas a la presencia de las armas de fuego en los hogares y los riesgos que implica adquirir una», puntualizaron desde el Renar.
Mientras hacía la fila para romper una pistola de juguete, Marcos de 4 años escuchaba atentamente a su papá que le explicaba el concepto de la actividad: «Ningún arma es buena, ni siquiera las pistolas de agua, por eso en casa no tenemos ninguna».
Desde 2007, el Plan Nacional de Desarme logró que se entregaran 135.000 armas, las cuales son destruidas, el metal que se obtiene es reciclado y donado al hospital de pediatría Garrahan.