La CLOC-Vía Campesina se conformó desde el año 82, aunque su primer Congreso y establecimiento formal fue en el año 94, en Lima-Perú y constituye hoy uno de los movimientos mundiales más representativos de las luchas campesinas.
En el marco del Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica, entrevistamos a 3 dirigentes de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – CLOC -Vía Campesina, cuyo VI Congreso Internacional se desarrollará la próxima semana en Buenos Aires. Entrevistamos a Deolinda Carrizo de Argentina, Walter da Silva, de Brasil y Francisca Rodríguez, de Chile.
¿Como están los preparativos para el VI Congreso?
En Argentina hemos hecho todos los esfuerzos posibles, dice Deolinda. Todos los eventos se están realizando en el Bosque de Ezeiza, que ha sido recuperado por el gobierno nacional en el 2008. Es un centro que ha sido devuelto para el uso público y han trabajado más de 300 cooperativistas. Allí nos estamos encontrando los campesinos de América Latina y Caribe y muchos aliados y miembros del movimiento en otros continentes.
En estos 20 años de lucha hemos podido incluir la voz de la juventud y de las mujeres, que ha ido ganando fuerza en los espacios de encuentro y en las acciones. Por eso también se ha realizado la IV Asamblea Continental de Jóvenes y tendremos el 12 y 13 la Asamblea de las Mujeres. Luego será el Congreso.
¿Qué importancia tienen para la Vía Campesina los Foros Sociales Mundiales y otros espacios internacionales?
Walter afirma que todos los espacios en los que está el tema soberanía alimentaria, enfrentamiento a los agronegocios, afirmación del campesinado en el mundo, son importantes. La Vía Campesina conquistó poco a poco la condición de vocero del campesinado en el mundo y por ellos debemos tener una fuerte presencia en los ámbitos en los que los temas del campo se debaten.
¿Cómo evalúan la incidencia que han logrado tener en políticas públicas nacionales y/o regionales? ¿Son consultados al respecto de decisiones internacionales como la del año de la “Agricultura Familiar” como eje de la superación del hambre, que tomó la FAO?
Hubo recientemente un estudio que llegó a la conclusión de que el campesinado en el mundo ocupa el 24. 7% de las tierras y aún con esta poca cantidad de tierra, asegura el alimento de entre el 70 y el 80% de la producción de alimentos en el mundo. En los países menos industrializados llega al 80%. Entonces, concordamos con la tarea histórica del campesinado en el mundo. Nosotros cuestionamos el concepto de la agricultura familiar. Como Vía Campesina le pusimos un apellido: campesina e indígena. ¿Por qué? Porque este concepto de agricultura familiar es una trampa, no define el modelo de producción por detrás, el recorte es económico. Se trata de productores a pequeña escala, pero puede ser a pequeña escala con transgénicos, venenos, etc. Es decir, puede ser agricultura industrial de pequeña escala y nosotros trabajamos con el concepto de campesinado que es además, un modo de ser, de vivir, de producir. Tiene que ver con costumbres, saberes ancestrales, modos de producir propios. La solución para el hambre, para crisis climática, alimentaria, etc, está en la agricultura campesina.
¿Y hay diálogo con los tomadores de decisión? ¿Han logrado incidir?
Walter afirma que en algunos casos sí. Especialmente en Brasil ha habido avances en las políticas públicas para el campo y han sido tomadas en otros países. Hay fuerte incidencia en relación a las leyes de semillas en varios países porque las transnacionales intentan criminalizar las semillas campesinas y en este tema estamos logrando mantener la posibilidad de producción y circulación de nuestras semillas. En algunos casos con logros en otros con derrotas. Intentamos articularnos con otros movimientos y trabajar en la incidencia para lograr políticas que fortalezcan y permitan la condición campesina de vida. Es muy difícil porque el concepto hegemónico de agronegocio pone mucha presión sobre los territorios campesinos.
¿Cómo se plantean desde la Vía Campesina la lucha continental por la defensa de los procesos de cambio en América Latina?
Necesitamos estar más juntos, integrarnos más, defender los procesos nuevos en la región. Es también un desafío en este Congreso Continental dar un debate y diseñar una estrategia conjunta más fuerte para frenar el intento de avance de la derecha en nuestro continente.
¿Cuáles son los ejes de los debates del próximo Congreso?
Francisca comenta que los ejes están planteados a lo largo de los tres eventos en desarrollo. Un reto histórico para nosotros es que cambiar el mundo construyendo el socialismo en nuestro continente, adecuándolo a nuestros tiempos, sin perder las enseñanzas que nos ha dejado la historia. Es necesario tener discusiones ideológicas más profundas porque la acción del capital y de la derecha en nuestros países es feroz. Los sectores populares están disputa. Es vital mostrar que mostrar que estamos pensando y construyendo propuestas políticas de alianzas que nos permitan ponernos de pie, porque cuando se amenaza a Venezuela, a Bolivia, a Argentina, aquí mismo en Chile, nosotros tenemos que ser capaces de entender el momento histórico y nuestro rol. Nuestro debate histórico tiene que concretarse en apuestas más concretas, en construcción política concreta para hacer frente a este enemigo tan atroz que tenemos.
¿El uso extensivo de prácticas de agronegocio por parte de gobiernos progresistas para responder a urgencias de la región, estaría “condenando” nuestro futuro como región?
La lucha nuestra contra el agronegocio es una lucha que no ha parado en todos estos años y parece ser que nuestras propuestas, incluida la soberanía alimentaria que además de la agricultura campesina defiende los derechos de los pueblos, la vida del planeta. Nosotros estamos en un proceso de acumulación de fuerza y hemos dicho que la capacidad que tiene hoy en día el capital de presionar a nuestros gobiernos es mayor que la que tenemos nosotros y a esto se suma la exigencia consumista. Es necesario poner en la balance lo positivo y las dificultades que tenemos hoy en día para poder decidir. Se quiere que perdamos lo que hemos ganado. Necesitamos enfrentar al unísono la situación que se está viviendo. Aparecen contradicciones muy fuertes. Tenemos que tener una mirada más profunda frente a los procesos que se están viviendo. Necesitamos pueblos movilizados, concientes, luchando y defendiendo sus conquistas. Tenemos que discutir políticamente y mirar el futuro con mirada más larga, con optimismo, con fe. Tenemos que entender que la lucha contra el capital y el imperio tiene que ser nuestro norte. Lo que está en disputa son nuestros territorios y nuestras riquezas naturales.
Walter comenta que el tema es que los Estados y los gobiernos tratan de buscar equilibrio en la balanza comercial a través del agronegocio y lo que cuestionamos es el papel que América Latina juega en la división internacional del trabajo. Nosotros estamos para ser productores de materias primas.
Acá, en esa división, solo cabe producir materias primas, con el consiguiente proceso de desindustrialización y por tanto, necesitan explotar el territorio con monocultivos y demás, para equilibrar la balanza comercial. Entonces, no se trata solo de cuestionar el agronegocio sino el papel de América Latina en esa división internacional del trabajo porque, es ese papel el que hace que los gobiernos, inclusive los gobiernos progresistas, sigan apostando por los agronegocios y el extractivismo. Nosotros defendemos estos gobiernos pero hacemos la crítica en los puntos en los que no concordamos.
Por otra parte, continúa Walter, está el tema del nivel de consumo. ¿Qué sociedad estamos construyendo? Es necesario cuestionar esto también. Si la producción del agronegocio, la minería y todos los procesos de extracción descontrolada se ponen en la balanza con sus consecuencias, es inviable. Pero hay un proceso de externalización de los costos. No se cuentan los problemas de salud, sociales, etc, que esos procesos causan.
¿Qué rol y qué aspiraciones tiene La Vía Campesina en el proceso que se está adelantando en la ONU para la Declaración de los Derechos de los Campesinos y las Campesinas?
En América Latina y Caribe tenemos una deuda con este instrumento, afirma Francisca. Fue propuesta por los compañeros de Asia y su importancia es que a pesar de algunos cambios que ha tenido, ha tomado cuerpo. Los países del continente en su conjunto, salvo México, la han respaldado. Para nosotros tiene que convertirse en una herramienta de lucha y presión. Todas nuestras preocupaciones se reflejan ahí y deberá ser un planteamiento que interprete al conjunto de la sociedad. En el Congreso se pondrá en común todo el proceso llevado adelante para la construcción de esta herramienta.
La Vía Campesina está proponiendo Reforma Agraria Popular e Integral ¿Cuál es el alcance de este concepto?
Estamos hablando de un conjunto de medidas y una forma de vida campesina, dice Walter. La reforma agraria no es solamente distribuir y acceder a la tierra es tener condiciones de ser, de vivir y de producir en el campo. Cuando hablamos de reforma agraria popular tiene que ver con este acceso a las condiciones de vida en el campo, el control sobre el territorio, sobre los bienes naturales, el Vivir Bien, el Buen Vivir, esta es la mirada amplia por detrás del concepto. Los conceptos de reforma agraria del mercado tienen que ver solamente con distribución de la tierra. Exigimos vida digna desde el campo, afirmación de la identidad, desarrollo de la agricultura indígena.