Mientras la administración de turno de La Moneda festejaba las llamada ‘día de las glorias del Ejército’ en el Parque O’Higgins de Santiago -una demostración fetichista y patriarcal de 7 mil efectivos de las diversas ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden del Estado capitalista, autoritario y conservador del país, acompañada de los representantes del sistema de partidos políticos institucional y del presidente de la Corte Suprema-; el mismo 19 de septiembre, pero a media tarde, la memoria viva de los pueblos hacía su trabajo mediante un acto de Derechos Humanos, político y cultural, en el Puente Bulnes de la capital, con el propósito de recordar al cura obrero de origen catalán Joan Alsina y a un grupo de integrantes de la guardia presidencial de Salvador Allende, GAP, asesinados y arrojados al río Mapocho por agentes de la dictadura militar hace 50 años.
De acuerdo a uno de los voceros del Comité Sitio de Memoria Puente Bulnes, Aquiles Córdova, «Un total de 10 miembros del GAP y un estudiante de economía de la Universidad de Chile fueron detenidos en las inmediaciones de La Moneda el día 11 de septiembre de 1973, a primera hora de la mañana, siendo ingresados al edificio de la Intendencia de Santiago. En la noche del 19 al 20 de septiembre de 1973 los trasladaron al Puente Bulnes donde fueron ejecutados por la dictadura militar. Se trataba de los GAP José Carreño, Carlos Cruz, Luis Gamboa, Gonzalo Jorquera, Óscar Marambio, Edmundo Montero, Jorge Orrego, William Ramírez; y el estudiante de economía Enrique Ropert, hijo de la secretaria personal de Allende, Miria Contreras, «La Payita». Otros dos miembros del GAP detenidos, Domingo Blanco y Pedro Garcés, están en situación de desaparecidos».
Entre los numerosos asistentes a la actividad se encontraba la hermana menor del sacerdote Joan Alsina, María Alsina, quien viajó desde Girona, Catalunya, para hacerse partícipe de la iniciativa. María relató que, «este año yo estaba entre quedarme en Girona o venir aquí para estar más cerca de Juan. De él recuerdo muy bien que cuando estaba con amigos y la familia era el alma de las reuniones, una persona tremendamente alegre».
– ¿Influyó la familia en las decisiones de Joan?
«Nosotros siempre fuimos una familia muy sencilla y nuestra fe se expresaba en la ayuda permanente a la gente más pobre.»
María Alsina manifestó que el crimen contra su hermano, «lo vivimos como una espina clavada en el corazón. Pero con el tiempo, nos dimos cuenta que existen muchas personas que lo quieren y lo valoran. Eso nos dio una paz interior. Nosotros sabemos que ahora Joan es de todos los pueblos».
Entre poemas y canciones, uno de los sobrevivientes de la guardia presidencial de Salvador Allende, GAP, Manuel Cortés Iturrieta, «Patán», se hizo del micrófono para relatar la suerte que corrieron sus pares durante el golpe de Estado de 1973. «Los 8 compañeros asesinados aquí no habían pegado un tiro todavía en su vida. Se trataba de jóvenes que llevaban menos de 25 días en el GAP. El 11 de septiembre, ellos bajaron de la escuelita que teníamos en El Cañaveral hacia la casa presidencial de Tomás Moro, pero Salvador Allende ya había partido a La Moneda. Hacia allá se transportaron, entre otros, Enrique Ropert. Pero por su falta de preparación, fueron detenidos por carabineros y encerrados en el subterráneo de la Intendencia que está a un costado del Palacio de Gobierno. Días después, el 19 de septiembre, acá en el Puente Bulnes, los agentes de la dictadura ofrecieron un verdadero festín, matando gente».
Durante la actividad, se reprodujo un saludo especial enviado por el Premio Nobel Alternativo y activista inagotable de los Derechos Humanos, el paraguayo Martín Almada, quien descubrió los Archivos del Terror y la denominada ‘Operación Cóndor’ o concertación de las policías políticas de las dictaduras que se impusieron entre los años 60 y 70 del siglo pasado en Sudamérica, respaldadas por Estados Unidos y la escuela francesa para cometer crímenes políticos de lesa humanidad, internacional e impunemente contra las fuerzas y personas antifascistas de la época.
Y cuando se desplomaba la tarde sobre la zona centro norte de Santiago, tan lejos de las marchas militares y las maneras propias de la oligarquía chilena de celebrar el espanto a cargo, en esta ocasión, del presidente Gabriel Boric; a pocos kilómetros, tan cerca de los ojos de María Alsina y los muchachos del GAP, Aquiles Córdova dejó colgado unos versos para conmover la jornada: «Llegaron de noche como delincuentes / Llegaron uniformados como delincuentes / Traían una pañoleta naranja como delincuentes / No tuvieron piedad como delincuentes / Dispararon a la mala como delincuentes / Remataron a los caídos como delincuentes / Sin honor ni gloria como delincuentes / Cuando volvieron a casa y abrazaron a su mujer e hijos, tenían las manos escurriendo sangre como delincuentes / Cuando fueron a peinarse, al hacerse la partidura les corría un hilillo de sangre como delincuentes / Serán recordados como eso, como lo que son, como delincuentes / Como un ejército de asesinos y cobardes».