Los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Estados Unidos, Barack Obama, sostuvieron este sábado un histórico encuentro que aunque no había sido agendado oficialmente, estaba entre el suceso más esperado en el contexto de la VII Cumbre de las Américas de Panamá.
“Todo se puede discutir, (…) con mucho respeto a las ideas de los demás”, afirmó el mandatario cubano en su intercambio con Obama ante la prensa acreditada, mientras su interlocutor agradeció la apertura cubana en este proceso de integración.
El encuentro, que se produjo en el horario de almuerzo, los dignatarios se sentaron en sendas sillas, acosados por la prensa ante el acontecimiento, ya que por primera vez ambos sostenían un diálogo más directo, tras los saludos durante la jornada inaugural del foro panameño, antecedido por uno similar en 2013, en Suráfrica, en ocasión del funeral de Nelson Mandela.
“Desde luego, seguirán habiando diferencias profundas y significativas entre nuestros gobiernos”, reconoció el jefe de la Casa Blanca, al expresar sus consideraciones respecto al proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas, anunciado simultáneamente desde Washington y La Habana por los dos presidentes el pasado 17 de diciembre.
Obama ratificó que de parte de su gobierno seguirán intentando levantar lo que son las inquietudes sobre democracia y derechos humanos entre los ciudadanos cubanos, a los que consideró personas brillantes e inteligentes, así como Cuba le manifestó que lo haría también con respecto al pueblo estadounidense.
Según dijo, ambos concluyeron que es posible estar de acuerdo pese a desacuerdos en diversos temas, y abogó porque puedan abrirse las embajadas en sus respectivas capitales, además de un mayor intercambio entre la diplomacia bilateral para con el tiempo dar una vuelta a la página y entablar una nueva relación.
Al referirse a la dureza que han enfrentado los cubanos con el bloqueo estadounidense, según lo expresado por su presidente en su discurso en Panamá, refirió que la política será cerciorarse que el pueblo cubano será próspero y podrá estar en contacto con el mundo.
Su interlocutor, quien se puso de pie para estrechar su mano al concluir estas palabras, afirmó que puede ser que en este proceso la contraparte pueda convencer a Cuba de algunas cosas y de otras no, pero está la voluntad de hablar de todos los temas probables.
No obstante, alertó: “No hay que hacerse ilusiones, tenemos muchos diferencias, y ha sido una historia complicada la de nuestros países, pero estamos dispuestos a avanzar”.
Manifestó su esperanza que se pueda avanzar en las reuniones que se están llevando a cabo para el restablecimiento de los vínculos, abrir las embajadas y “todas las demás cuestiones que pueden realizar vecinos tan cercanos geográficamente.
“Es decir, que estamos dispuestos a hablar de todo con paciencia, con mucha paciencia”, aseveró.
También manifestó que los ritmos de la vida del mundo actual son muy rápidos y es posible que un día las partes que participan en la discusión puedan no estar de acuerdo hoy, pero en breve tiempo alcancen consensos.