La joven periodista Nazila Maaroufian, detenida en la prisión de Evin, denunció en una llamada telefónica a su familia que había sido agredida sexualmente por sus carceleros.
La llamada fue grabada y transmitida a medios de comunicación iraníes en el extranjero.
Maaroufian lleva varios días en huelga de hambre, tras la confirmación de su condena a un año de cárcel por «propaganda hostil a la república islámica». La periodista afirma que muchas otras mujeres, encarceladas por motivos políticos y de opinión, han sufrido este tipo de violencia.