“Cuerpo a tierra, se avecinan tormentas de hambre”
Diferentes personas y colectivos involucrados en la transformación del modelo agroalimentario se reunieron el primer fin de semana de setiembre en Córdoba en el encuentro Nos Plantamos, un campamento de formación y activismo del movimiento por la Soberanía Alimentaria que ha culminado en una concentración frente a la reunión interministerial de agricultura.
Durante el segundo semestre de 2023 España presidirá el Consejo de la Unión Europea, lo que ha dado paso a que se celebren múltiples reuniones interministeriales. En Córdoba, el 4 y 5 de septiembre, las personas a cargo de los Ministerios de Agricultura de toda la Unión Europea se han encontrado. Es por ello, que un grupo de más de medio centenar de organizaciones que apuestan por un modelo agroalimentario justo y sostenible y un mundo rural vivo han celebrado este fin de semana una serie de conversatorios y talleres para generar espacios de diálogo y reflexión en torno a la defensa de la Soberanía Alimentaria y reclamando “otro modelo agroalimentario”.
Frente a los mandatarios que bajo el título de “Las nuevas tecnologías para una agricultura más sostenible y resiliente” se reúnen “informalmente”, las organizaciones se manifiestan para que “implementen políticas públicas que avancen hacia un modelo agroalimentario basado en la agroecología y la soberanía alimentaria y que se dejen de lado las falsas soluciones”.
El encuentro Nos plantamos surge para expresar el hartazgo de las productoras alimentarias, transformadoras, organizaciones ecologistas y ecosociales ante un modelo alimentario basado en la agroindustria que no respeta ni “los derechos laborales y sociales, ni los límites planetarios” y no garantiza “precios justos a quienes trabajan la tierra y consumen esos alimentos”. Se unen porque están “hartas de que se sequen acuíferos” y de que se use “mano de obra mal pagada”, a través de prácticas que “contaminan el suelo, el agua y enferman a las personas que trabajan la tierra”.
El consenso entre las decenas de organizaciones es claro: apostar por “un modelo agroecológico de alimentación“. Patricia Dopazo, editora de la revista Soberanía Alimentaria, explica que hay que ir más allá de la producción ecológica, ya que “al final es una normativa destinada a la producción”. La experta en información feminista, rural y alimentaria explica que la agroecología es “un paradigma más amplio que viene de las prácticas campesinas a lo largo de los siglos”, siendo un concepto no solo ambiental, sino también social y político al abarcar “todo lo que implica la relación con la tierra y la comunidad, entendiendo “la alimentación desde un sentido cultural”.
Este encuentro ha sido un reto, al presionar a organizaciones ecologistas como Greenpeace, Amigas de la Tierra, Ecologistas en acción, Extinction Rebellion, WWF, Seo Birdlife, Futuro Vegetal o Juventud por el Clima, a tratar la importancia del modelo de producción y consumo de alimentos como clave en la crisis climática y ecológica. También ha sido un hito, al poner en contacto a estas activistas con cooperativas de consumo como la Federación de Consumidores y Usuario (CECU), el Merkaético de Málaga o Can Pujades de Barcelona y cooperativas de producción como la Acequia de Córdoba o la Cooperativa Agroecológica Hortigas de Granada. Todo esto, sumado al trabajo realizado previamente por organizaciones como Justicia Alimentaria, la Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología o Altekio y al campesinado organizado a través de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), las Sociedades Agrarias de Transformación (SAT), la Coalición por otra PAC y la Coordinadora Europea de la Vía Campesina. Además, el presente lema de “Ruralismo o Barbarie” no impidió la presencia de organizaciones más urbanas como el BAH de Madrid (Bajo el Asfalto está la Huerta), cuyo propio nombre nos da un importante mensaje. Siempre contando con presencia de organizaciones por la justicia social como Entretandos, la Coordinación Baladre o Mensa Cívica y con la presencia de la Confederation Paysanne francesa así como la experiencia de Les Soulèvements de la terre.
Espacio de encuentro entre históricas y nuevas organizaciones
No sólo estuvieron organizaciones grandes y consolidadas, sino que también se pudieron conocer pequeños proyectos como El Calabacín, en la sierra de Huelva. Y estos son solo algunos de los nombres de organizaciones y asociaciones, muchas de ellas ya en alianza gracias a la Red de redes de economía alternativa y solidaria (Reas) y las redes de semillas y de agroecología previamente existentes. El papel de la investigación y formación también ha estado presente. Desde la propia universidad de Córdoba a través del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos con su Observatorio de Soberanía Alimentaria y Agroecología Emergente (OSALA) a la Cátedra Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad central de Cataluña, pasando por grupos de investigación de la Universidad de Sevilla, asociaciones de Educación Ambiental como El Brote o la Universidad rural Paulo Freire de Huelva..
Helena Saracho, productora de La Biznaguera y parte del Ecomercado de Córdoba, detalla el proceso de red y consolidación de los ecomercados andaluces como forma de “asociación y apoyo mutuo”. Describe la similitud con el ecomercado de Granada, al haber sido una “inspiración” y la diferencia con el de Sevilla, donde hay una fuerte presencia del COAG. “Cada proceso es distinto, no es lo mismo si ya existe una red agroecológica, como es el caso de Granada, a si partes de las redes de producción y consumo, como ha ocurrido en Córdoba”, matiza al hablar de los distintos procesos de creación que se están dando en nuevas provincias andaluzas, como es el caso de Cádiz. “Ya hay una red de Ecomercados de Andalucía”, afirma Saracho al contar el décimo aniversario del Ecomercado de Granada. Uno de los retos a futuro de los ecomercados es llegar a trabajar con compra pública. Por todo esto, una de las actividades principales del encuentro es la visita al Ecomercado de Córdoba como “lugar de comercialización y encuentro de las productoras agroecológicas de Córdoba”, concluyendo la mañana en el centro social y cultural Luciana Centeno conociendo los productos de la huerta de la Acequia.
“Huertas para la revolución, para la memoria“
Estos proyectos y confluencias bajan a tierra en días de plenarias, de discusiones sobre qué modelo agroalimentario es el más justo para las personas y para el planeta y qué convergencias y divergencias existen entre los diversos grupos reunidos. Mesas de debate sobre el modelo agroindustrial y su contribución a la crisis climática, así como la confluencia de las luchas territoriales con el movimiento por la soberanía alimentaria, dieron paso a un punto de encuentro entre “personas vinculadas al movimiento alimentario, el movimiento climático, organizaciones campesinas, consumidoras, científicas, población rural y movimiento ecologista”. Además, el arte también tuvo lugar, con un concierto poético de Matutero y Auba junto a Gustavo Duch, que transmitió el alma del encuentro mediante versos como “Huertas para la revolución, para la memoria”. Huertas como hospitales que curan, dejando clara la urgencia de este intercambio con un “Cuerpo a tierra, se avecinan tormentas de hambre”.
El encuentro termina con el comienzo de la Reunión Informal de Ministros (RIM) de Agricultura de la Unión Europea en el Palacio de Congresos de Córdoba, lo que ubica a Córdoba en la capital europea del mundo agroalimentario. Un sistema alimentario “más justo, sostenible y respetuoso con el mundo rural”, es la reivindicación de los colectivos ecologistas, agrarios y de consumidores que finalizaron el campamento plantándose en la Plaza del Arco del Puente de Córdoba mientras los ministros y ministras de agricultura de la Unión Europea visitaban la mezquita de la ciudad. Pese a las extremas medidas de seguridad que han dificultado el comienzo de la concentración y tomando como lema el propio nombre del encuentro, Nos plantamos, aprovecharon la reunión interministerial para reclamar “un cambio en el funcionamiento del sistema agroalimentario europeo”.
Saracho va un paso más allá, y aclara que lo que quieren “es una agricultura sostenible y un sistema justo en el concepto de soberanía alimentaria que nos permita decidir sobre nuestra alimentación y que sea sana y sostenible para la tierra y las personas“ ya que ”tenemos una agricultura dedicada a la exportación industrializada sin personas en situaciones dignas de trabajo, cada vez con más uso de plásticos y más fragilidad en ecosistemas“. Elisa Oteros, organizadora del encuentro como parte de Ecologistas en Acción, explica la importancia de esta concentración ya que ”estamos en un momento de crisis y emergencia climática” lo cual “necesita un cambio urgente en las políticas públicas, porque las que tenemos en la UE apoyan falsas soluciones como la digitalización, los nuevos transgénicos, la concentración de poder y de recursos financieros“.
Saracho afirma que el objetivo es claro, hace falta “un cambio en el paradigma” para que ”el mundo rural siga vivo“. Oteros puntualiza que hay que apostar por la “pequeña y mediana agroproducción”, ya que es la que “produce con formas sostenibles respetando el agua, los suelos y la biodiversidad con bajas emisiones y circuitos cortos de comercialización“ además de ”garantizar precios dignos tanto para quienes producen como para quienes consumen».
Como gran final, en la noche del 3 al 4 de septiembre, 50 activistas pusieron mensajes reivindicativos en la iluminación del Puente Romano, proyectando una pancarta en las paredes de la Mezquita de Córdoba.
Con esta acciones a las puertas de la reunión interministerial sobre Agricultura para “denunciar las políticas neoliberales de la UE, fruto de los Tratados de Libre comercio” que destruyen “la soberanía alimentaria y la agricultura campesina”, finalizan días de debate y diálogo del encuentro ecosocial que apuesta por “un cambio radical de las políticas públicas para apoyar un modelo de producción de alimentos basado en la sostenibilidad social, económica y medioambiental” ya que “necesitamos producciones agroalimentarias que pongan en el centro el cuidado y la calidad de vida de las personas productoras y consumidoras, el medio ambiente, el clima, el bienestar animal y la sociedad en su conjunto”.