PROSA – VERSOS.

En los pétalos del Jazmín, está reflejada tu sonrisa, tus ojos brillantes y el aroma de tu aliento y de tu piel. Flores blancas como mariposas, de cuerpo altivo y raíces profundas, símbolo del tesón y la fuerza de tu alma.

Recuerdos que emanan palpitando con el corazón encogido de tu cuerpo, de tu voz, de la manera en que me mirabas y me amabas, del calor de tus manos y los besos intensos y profundos del ayer.

No te has ido. Sigues conmigo, apoyando mi camino, siendo el sostén de mi equilibrio y sigo amándote como el primer día en el que nuestros labios sellaron la unión de dos amantes sin medida.

Seguimos juntos. Puede que ya no físicamente, donde el destino ingrato ha querido destrozar nuestro amor. Pero si en los recuerdos, en tu imagen, en el ¿buenos días! de cada mañana, en los sueños que perdidos a veces afloran en mi mente, en la huella que has dejado en mi vida.

A veces, la soledad me aflige y te añoro. Me hubiera gustado pasear contigo cada atardecer cuando los luceros brillantes saludan de forma distante por el bosque  de nuestras ilusiones. Ahora lo hago solo, pero he dejado símbolos que hacen no perder mi rumbo, seguir siendo capitán de mi propio destino y llevando siempre por bandera en el mástil más alto, tu corazón y mi llanto, la fuerza que nos une en nuestra pasión y el infinito amor de nuestra unión.

Fotografía: Pedro Pozas Terrados

Cada paso

son llantos hundidos

en la luz serena

de un laberinto incierto.

Sigo buscando

tus ojos

que escondidos

en una flor,

querer quieren

pero no pueden

llegar a mi corazón.

El tiempo pasa

gastando las hojas

de un árbol

herido.

Sigo tu luz.

la estela de tu alma,

el sendero

que quedó marcado

de surcos y lágrimas

calladas,

de besos perdidos

que acarician la piel

de mis palabras.

Fotografía: Pedro Pozas Terrados

Mi canto

recordando tu ayer

suena en la cascada,

brilla con reflejos

al alba,

vuela entre las nubes

y montañas,

sonríe a la mariposa

en la llanura soñada.

Y cansado de buscar

remuevo mi mente

de un pasado,

de un tiempo

que no volverá,

de un corazón

que nunca dejó de amar.