La finalidad del Día Mundial de la Alimentación, proclamado en 1979 por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es concienciar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. El Día coincide con la fecha de fundación de la FAO en 1945. En 1980, la Asamblea General respaldó la observancia del Día por considerar que «la alimentación es un requisito para la supervivencia y el bienestar de la humanidad y una necesidad humana fundamental».

Este viernes 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación 2009, en el que el objetivo principal es relacionar el grave problema de la alimentación mundial con la crisis económica, con el destino de una parte de la producción agrícola a la fabricación de biocombustibles y con el cambio climático, entre otros factores; por ello el lema este año es “Conseguir la seguridad alimentaria en épocas de crisis”.

Actualmente una sexta parte de la humanidad, alrededor de 1.020 millones de personas, pasan hambre severa, y si no se ponen medidas para frenar esta lacra, según los expertos, en pocos años pueden incluso triplicarse la cifras.

El incremento de la población mundial y la normalización del acceso a la comida de amplísimos grupos poblacionales, de centenares de millones de habitantes fundamentalmente en China e India (dos potencias económicas en plena expansión), generan un notable aumento de la producción alimentaria, producción que se encuentra con problemas como el cambio climático, tanto en el terreno agrícola como pesquero o ganadero. Otros problemas con lo que se enfrenta la producción alimentaria son las adquisiciones de terrenos agrícolas, en países subdesarrollados, por parte de las multinacionales de la alimentación y del sector de las nuevas energías provenientes de la agricultura.
Lo verdaderamente cierto es que, más allá de variables económicas, mercantiles, medioambientales, sociológicas, demográficas o de otra índole, solamente con el 10% de lo que se gasta en el mundo anualmente en armamento, podría acabarse definitivamente con el hambre. Las cifras son realmente groseras; según el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo, el gasto en armamento el pasado año 2008 se estima que fue aproximadamente de 464 billones de dólares, o lo que es lo mismo, el gasto mundial en armas superó 190 veces al de la lucha contra el hambre.