Publicamos nuevamente, ahora transcrita, la entrevista que nos concediera Luz Jahnen sobre la venganza, elemento que está en la base de la cultura occidental y y la reconciliación, como forma de superarla. Elementos que este humanista alemán ha analizado con gran profundidad. Análisis y experiencia que comparte en talleres, que imparte por diferentes países. En esta ocasión, lo ha dado en Parque Toledo. Agradecemos el trabajo de T. García, L. Filloy, A Orus, JC Marín y P. Muñoz.
¿Puedes contarnos acerca del contenido de tu estudio “Venganza, violencia y reconciliación»?
Este estudio trata de profundizar sobre, como el título dice, los temas de la venganza, la violencia y la reconciliación pero desde un cierto punto de vista.
Dos cosas están en el centro de esto. Por un lado, cómo funciona la venganza en nuestra conciencia, en nuestro aparato de conciencia porque, como bien sabemos, está actuando una cosa muy mecánica en el tema de la violencia…Bueno, eso por un lado, de ver cómo funciona en mi conciencia este mecanismo.
El otro punto de vista es cómo es el tema de la venganza, de la violencia en nuestra cultura occidental; y yo no sé si me ibas a hacer esta pregunta, la pregunta que me gustaría responder por adelantado es, ¿por qué yo escogí estos dos puntos de vista?.
Esto surgió a raíz, y por mi lado muy agradecido a ello, de una conversación que tuvo en mayo del 2008 Silo, Mario Rodríguez Cobos, en Italia, con unos amigos míos italianos. Ellos llevaban ya un tiempo largo, un año, en un estudio de cómo se puede superar la violencia, la venganza en nuestras sociedades.
Y entonces se vio, después de un año de estudiar ese tema, que ellos querían presentar los resultados de este estudio a Silo, y me llamó mucho la atención que él, por supuesto, escuchaba los resultados de sus trabajos, de ejemplos diversos desde África del Sur hasta Israel, pasando por ejemplos en Europa, de reconciliaciones entre gente que estaba muy resentida o afectada por mucha violencia… pero, en el momento en el que le pidieron a Silo que les ayudara con su sabiduría y su conocimiento para responder más allá sobre la pregunta ¿cómo funciona la reconciliación en nosotros?, Silo respondió, a mi modo de ver, con una gran sorpresa. Él dijo que está bien que busquemos solución a este tema porque el mundo está gritando fuertemente que finalmente, después de tanta historia de violencia, solucionemos este tema.
Pero él, en este momento dijo, si lo quieren solucionar, bien…pero hay un primer paso, hay que ir hacia atrás. Si queremos solucionarlo, primero tenemos que entender cómo funciona, cómo funciona la violencia, cómo funciona la venganza en nosotros…Y eso lo repitió, lo repitió, insistió y a mi modo de ver, en esta conferencia, en esta conversación más bien, entre treinta o cuarenta amigos que estaban con él –conversa que existe como vídeo en youtube por todos lados, es un vídeo que vale la pena ver- él dio pistas, unas indicaciones muy interesantes si alguien quiere estudiar el tema.
Y bueno, como tú bien sabes, nosotros llevamos ya muchos años en una lucha contra la violencia; somos gente que llevamos delante de nosotros la bandera de la no-violencia activa. Pero sí me tocó muy fuerte por propio interés y para nuestras actividades, entender finalmente cómo funciona la violencia en nosotros y me pareció más que razonable que hay que ir a la raíz de este problema si lo queremos superar.
Ya lo explicó un poquito, la raíz de la venganza sintéticamente es que disponemos, no solamente como individuos, sino como especie, como género humano, en nuestros aparatos de conciencia de un mecanismo muy antiguo de defensa, de supervivencia, para defendernos de peligros inmensos que en su efecto se demuestra como eso que llamamos venganza…Algo me ataca y yo quiero reestablecer otra vez el equilibrio, compensar el desequilibrio que me produce este ataque, y eso se llama venganza y eso, según mi estudio se ve desde la prehistoria y se pierde en las nieblas de nuestro género homínida, hasta el día de hoy.
Otra pista de mucho interés que dio el Negro, Silo, en esta conversa de Grotte es cuando dice, “si lo quieren estudiar fíjense en su cultura, en su cultura occidental…” y más… algo empezó ahí alrededor de la época de Hammurabi. Según mi estudio, veo un mecanismo en nuestra conciencia arraigado, yo no sé hasta qué nivel (eso podrían decirlo ciertos científicos), tal vez hasta un nivel genético, no lo sé, de defensa que lo llevamos incorporado como seres humanos.
El lío, la problemática empieza en la época de Hammurabi cuando se arma algo que se podría denominar un primer estado moderno; un terreno muy amplio con una cierta constitución, muchas etnias, lenguas, religiones que conviven, que deja florecer la ciencia, la tecnología…En su momento, era un gran avance pero, para convivir, organizan algo así como una ley escrita que reemplaza a las formas antiguas, simples, individuales o tribales de la venganza y lo ponen como ley.
¿Qué ponen como ley? Un sistema de venganza, claro, un poco más medido. Tú me cortas una oreja, entonces te vamos a cortar una oreja, hay una compensación; tal vez se podría ver eso como un avance en su momento, pero en su raíz, en el fundamento de nuestra cultura, cómo nos estructuramos hasta el día de hoy, en sociedades, naciones, esta convivencia como ciudadanos ya muy acostumbrados al tema de la ley, vemos que ahí se empieza a sistematizarse, a institucionalizarse la venganza como forma normal de convivir. Lo que falta, viéndolo desde hoy es, desde esos comienzos de “nuestra civilización”, el interés por la paz interna, por la reconciliación interna.
Porque, si nos referimos o si podemos ver en el proceso histórico que ahí, en esta zona del Éufrates y Tigris y más allá, empieza la primera convivencia, lo que podemos llamar estados y claramente se ve en el proceso histórico, podemos ver también que éste fue un modelo que ha llegado hasta el día de hoy. Esta zona es el lugar del nacimiento después, no en este momento, después, de estas tres grandes religiones, que se llaman religiones mundiales incluso, el judaísmo, el cristianismo y el islam; y sin querer ofender a nadie, se refleja en muchas imágenes, alegorías, creencias de estas tres religiones, elementos de los nómadas de aquella forma de convivir de hace 4.000 o más años, incluida la proyección de un dios que finalmente, diciéndolo de modo un poco bruto, se va a vengar, va a hacer justicia, él va a juzgar.
No hay tiempo ahora para ir al detalle pero, en cada caso, se puede ver en estas religiones que están presentes hasta el día de hoy y que participan también en los grandes conflictos que conocemos, el elemento de una moral bastante externalizada.
¿Cuál es la experiencia en estos talleres que estás dando en diferentes países?
Con estos talleres que se han ido dando gracias a la invitación de amigos en varios lugares, y que yo acepto con gran gusto porque me interesa personalmente mucho, una conmoción… de importancia, creo incluso. Creo que tanto yo como otros amigos nuestros, y creo que mucha gente en el mundo de hoy, están buscando fundamento en contra de este mundo violento, y si quieres actuar con la no-violencia, precisas fundamento… porque el mundo está tan acelerado que de un momento al otro, este mundo te pone en conflicto y tú te olvidas de tus buenas experiencias de ayer, cuando creías “no, yo soy una persona sensible, yo no quiero actuar con violencia”, y de pronto te encuentras en una situación y te vas a ver actuando violentamente. Entonces, frente a esta crisis global que estamos viviendo, creo que nos tenemos que fortalecer; fortalecer no solamente en nuestras acciones con decisión, sino también en la comprensión ¿por qué la no-violencia es el futuro? y ¿entonces, qué es la violencia?…y para eso hay que estudiarlo, reflexionar y profundizar sobre este tema y ése es mi objetivo con estos encuentros.
¿Cómo reaccionan los participantes?
Yo creo que, y te lo digo por la experiencia que tengo, se sorprenden los amigos de la complejidad de la pregunta; no basta con decir “mira a mí me da asco la violencia, por eso soy un activista de la no-violencia”, no basta con eso y dándose cuenta que hay un proceso histórico, incluso de la humanidad como conjunto en este tema, esto me parece que ayuda mucho a la comprensión de que esta rabia que reconoce cada uno en sí mismo, en ciertos momentos, no es algo personal, no hay por qué identificarse con ello, no hay por qué, es un reflejo prehistórico. El lío que tenemos es que vivimos en una cultura que apoya todo eso…Ese es un gran lío.
¿Cuál es la salida a esta situación?
Creo que es de mucha importancia, para todos los activistas de la no-violencia en el mundo, buscar internamente la comprensión de cómo funciona la violencia en uno, en nosotros, en las sociedades.
Tenemos que estudiarlo, tenemos que comprenderlo mejor; en eso insisto, pero bien, tú me preguntas ¿en dónde se podrían ver salidas?
Una vez que creo que entendemos que este tema de la venganza permanente que se está dando en las sociedades, como en las generaciones, entre los humanos, hasta dentro de las familias, la pareja y todo eso; una vez que entendemos qué gran mecánica tiene eso en nuestras conciencias y si entendemos que eso no es una cosa personal, mía o tuya sino del género humano, podemos terminar de identificarnos con ello.
Por decirlo de otra manera, históricamente, ante una respuesta que me violenta, yo busco mi equilibrio respondiendo con el ataque porque tú me has hecho algo. La forma de salir de esta mecánica interminable –se sabe ya a nivel popular que la violencia siempre crea más violencia- es que no puede plantearse solamente una pregunta y una respuesta; es necesario saber que en esta situación hay dos preguntas, no una; estas dos preguntas serán, por un lado “¿cómo hago yo rodeado de violencia personal y de una sociedad que me ataca, que me hace cosas que yo vivo como violencia, cómo hago yo para que en el presente y, sobre todo, en el futuro, no me hagan estas mismas cosas?”
Es una pregunta sobre la acción de superar la violencia; es todo un tema, toda una discusión muy interesante.
La otra cosa tiene que ver con la violencia que yo he vivido, con lo que tú me has hecho ya. Eso, hay que tener claro que eso no se arregla con que yo te ataque de vuelta; porque lo tengo en mi memoria, ya no está en ti, tú me lo has pasado, está en mí, en mi memoria; ahí sigue estando y produciéndome dolor. Entonces, esta segunda pregunta podemos formularla así “¿cómo hago yo con los hechos que me han pasado para sentir nuevamente paz interna?” Y ahí hablamos de la búsqueda de la reconciliación interna.
A grandes rasgos, muy sintéticamente, entender la reconciliación no es el primer paso entre tú y yo, si estuvimos ofendidos. A grandes rasgos, el primer paso es la reconciliación y es un acto interno, la reconciliación conmigo mismo, o con mis recuerdos. Y para eso tengo que hacer un recorrido, pero vale la pena. Si yo tengo en la memoria hechos, no sé de qué momento de mi vida, que me siguen doliendo… entonces, respirar, no proyectar…”Mira me voy a esta persona de mi infancia y le hago tal cosa…” Eso es lo primitivo, ahí no hay salida; no, en mi memoria, ir a mi memoria y ver en estos momentos ¿qué elementos había para que se produjera eso en mí? tal vez ¿qué elementos había en el otro?
Bueno, te estoy hablando de un proceso de comprensión, de entender, aunque duele seguro, al reevocar esta memoria duele un poco, no creo que tanto, y ver y entender… y eso ya va a producir su parte para que finalmente yo pueda integrar esos contenidos en mi memoria en un lugar más tranquilo, en lugar de que sea una cosa gorda de mi infancia, de mi juventud o de mi pasado reciente. Se reduce a una medida aceptable y digerible, y yo podré ir por mi camino otra vez con mucha más energía, ya no estoy tan atrapado en el pasado con aquello que me hicieron.
Has hecho referencia en el taller a la charla que Silo diera en Punta de Vacas, en la que dijo “ni olvido, ni perdón… reconciliación”
Silo en mayo del 2007 hablando de la reconciliación, dice con voz muy clara, “ni olvido ni perdón…”creo que nos hemos referido a ello ya en la respuesta anterior, que no funciona el olvido de las cosas que nos dañan, hay que organizarlo mejor en la memoria, por eso hay que verlo de nuevo, por eso el olvido no funciona; y te digo una cosa más, tanto en lo individual como en las sociedades ¿te acuerdas de nuestra conversa acerca de los genocidios? que pasaban en todo el mundo, bueno, eso deforma la historia y el futuro de los pueblos, hasta los pueblos hay que ir y ver qué cosas han pasado.
Esto respecto al olvido, ¿Por qué no el perdón? El perdón es culturalmente como un acto muy generoso, pero un tipo de generosidad que yo me pongo por encima de ti, tú, pobre nena yo te voy a perdonar, ves como me pongo por encima de ti, pero eso no, eso no, eso es humillante hacia el otro, tú te tienes que poner en un lugar inferior pidiendo disculpas y yo tal vez generosamente… No, así no funciona. Ojo por ojo, internamente o con la persona, ver cómo logramos entender las situaciones dolorosas que nos hemos hecho, y eso será reconciliación…sí.
¿Cómo has vivido cierta parte de la historia reciente de tu país, Alemania?
Yo nací en los años sesenta, entonces soy de una generación que jamás en Alemania ha vivido una guerra. Pero sí, ya que tocas este tema, cómo yo viví como alemán tal vez este tema de la violencia o cómo me afectó eso, es muy interesante verlo en mi propia biografía como segunda generación, de personas que participaron en la guerra, de padres que estuvieron en la guerra, cómo afecta el comportamiento de los padres, la reacción de ellos ante sus traumas, a sus cosas no comprendidas, la educación de la siguiente generación…
En concreto, en mi caso, yo sentía desde chico la necesidad creciente de entender el bloqueo emocional de la generación de nuestros padres. ¿Por qué el hombre alemán no podía dar amor, manifestar emoción a su hijo? ¿Por qué mantenía una imagen fría? Es más, no se podía hablar de ciertos temas. Cuando tienes quince años tú sabes que tus padres han estado…por datos históricos sabes que tus padres estuvieron en una guerra, pero no había manera de poderlo conversar.
Después, estudiando este tema me doy cuenta de que es un fenómeno muy doloroso que afecta a nivel mundial. Si miramos hoy tantas guerras que existen, mecánicamente se puede prever que las próximas dos o tres generaciones van a estar fuertemente afectadas.
¿Cuál será tu compromiso con este tema a futuro? ¿Qué papel tiene en todo esto El Mensaje de Silo?
De comienzo, es muy personal; se trata de cómo yo puedo cumplir para conmigo mismo el objetivo de este estudio; el objetivo de este estudio cuando comencé no era, en primer lugar, producir algo, un libro o un estudio. Yo quería entender ese tema de la venganza y la violencia ¿por qué yo lo quería entender? Porque como soy un activista de la no-violencia, entonces quería para el futuro, en el cual proyectaba muchas actividades hacia el mundo junto a otros amigos… quería más base “debajo de los pies”…más fundamento.
Y después de este estudio, siento que ahora estoy equipado con un fundamento mayor. Desde ahí, mi compromiso tiene más fuerza que nunca, hay que llevar la no-violencia activa a este mundo, y veo una relación directa entre mis mejores inspiraciones, incluso hablando de lo humano en general. La violencia nos inhibe o deforma nuestras mejores inspiraciones, las señales de lo Profundo, o dicho de otro modo, el mundo espiritual que sentimos con fuerza en los mejores momentos, con plenitud en nosotros, si se expresa en un mundo de violencia, se deforma y a veces aparece al revés.
Hoy hay movimientos que pretenden ser espirituales; por ejemplo, las religiones están hoy en plena guerra…No puede ser, no puede ser…
Yo veo ahí un estrecha relación entre una nueva espiritualidad que se quiere expresar en este mundo, pero al mismo tiempo necesitamos más comprensión y estar muy decididos acerca de la superación de la violencia para que se pueda expresar bien esta nueva espiritualidad…
Desde aquí, estoy comprometido tanto con buscar caminos para expresar esta nueva espiritualidad, El Mensaje de Silo, como con una creciente comprensión de este mundo y con una decisión muy comprometida de superar la violencia. Creo que tenemos que expresarnos, al menos yo, con voz alta en la política, en la cultura, en todos los campos de nuestras sociedades y ahí… creo que podemos contribuir mucho.