Los mandatarios de los países del G7 publicaron el comunicado final de su cumbre en Hiroshima, en el que afirman haber «tomado medidas concretas para reforzar los esfuerzos de desarme y no proliferación, hacia el objetivo último de un mundo sin armas nucleares con una seguridad sin menoscabo para todos», pero no dice cuáles son esas medidas.
Del debate de los dirigentes sobre las armas nucleares surgió un refrito de ideas y propuestas que no han conseguido avanzar en las tres últimas décadas. No hubo anuncios nuevos ni concretos. Ni siquiera se atrevieron a seguir los pasos de los Estados miembros del G20 y de la TPNW condenando todas las amenazas nucleares. En su lugar, reservaron su condena a las amenazas de Rusia y Corea del Norte, lo que, aunque justificado, no reconoce que las propias doctrinas nucleares del G7 se basan en la amenaza de utilizar armas nucleares y contribuyen así al grave peligro que estas armas representan para todos.
La detallada declaración del G7 «Visión de Hiroshima de los líderes del G7 sobre el desarme nuclear», publicada el 19 de mayo, se queda muy corta a la hora de ofrecer resultados significativos para el desarme nuclear. Tras meses de preparación y en medio de grandes expectativas, los líderes desaprovechan el momento de hacer del mundo un lugar más seguro frente a las armas nucleares. En lugar de hacer frente a las amenazas nucleares con un plan concreto y creíble para el desarme nuclear -como el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares-, apenas si honran el hecho de reunirse en el mismo lugar donde tuvieron lugar los horrores de Hiroshima, la primera ciudad atacada con armas nucleares.
Si bien la declaración recuerda la devastación sin precedentes y el sufrimiento extremo e inhumano experimentado por la población de Hiroshima y Nagasaki, donde se lanzaron las bombas atómicas, y reconfirma la determinación de los líderes del G7 de hacer realidad un «mundo sin armas nucleares», no se compromete a adoptar medidas concretas para alcanzar ese objetivo e incluso subraya la importancia de reservarse el derecho a utilizar armas nucleares.
Con ello, el G7 está tratando de vender a la opinión pública iniciativas insuficientes y que datan de hace décadas como una nueva «visión», cuando al mismo tiempo ellos mismos son cómplices del aumento de los riesgos nucleares y promueven el asesinato masivo de civiles como una forma legítima de política de seguridad nacional.
El Director Ejecutivo de la Campaña ICAN, Daniel Hogsta, respondió a la declaración «Esto es más que una oportunidad perdida. Con el mundo enfrentándose al grave riesgo de que las armas nucleares puedan ser utilizadas por primera vez desde que Hiroshima y Nagasaki fueron bombardeadas, esto es un grave fracaso del liderazgo mundial. No basta con señalar con el dedo a Rusia y China. Necesitamos que los países del G7, que poseen, albergan o respaldan el uso de armas nucleares, den un paso al frente y comprometan a las demás potencias nucleares en conversaciones de desarme si queremos alcanzar su objetivo declarado de un mundo sin armas nucleares».
A la luz de las inaceptables amenazas nucleares de Rusia, los líderes del G7 no ofrecieron una respuesta progresiva y creíble, dando marcha atrás en el lenguaje anterior del G20 que condenaba claramente todas las amenazas nucleares, con equívocos destinados a dar a los estados nuclearmente armados del grupo alguna cobertura: «En este contexto, reiteramos nuestra posición de que las amenazas de Rusia de utilizar armas nucleares, por no hablar de cualquier uso de armas nucleares por parte de Rusia, en el contexto de su agresión contra Ucrania son inadmisibles». Esto supone un paso atrás en el reconocimiento de que todas las amenazas nucleares son inadmisibles, vengan de quien vengan.
La declaración también hace referencia a la importancia de la transparencia. De nuevo, esto es algo en lo que algunos de los estados del G7 deben mirar el ejemplo que están dando -el Reino Unido, por ejemplo, decidió en 2021 ser menos transparente sobre su arsenal-.
Oídos sordos al llamamiento de los sobrevivientes
La declaración no reconoce de forma significativa las consecuencias humanitarias de las armas nucleares y, sobre todo, no atiende las demandas de los hibakusha de emprender una acción real para eliminar las armas nucleares. En lugar de estar a la altura de la urgencia y el peso de este momento, la inacción del G7 es un insulto a los hibakusha y a la memoria de los que murieron en Hiroshima.
A primera hora del día, los líderes del G7 pasaron menos de 30 minutos en el Museo Conmemorativo de la Paz antes de depositar una corona de flores en el cenotafio. También se reunieron brevemente con supervivientes de la bomba atómica, pero esta declaración demuestra que en realidad no escucharon lo que piden los hibakusha. Pretenden ignorar los riesgos y las consecuencias humanitarias de las armas nucleares y seguir siendo cómplices de los riesgos que suponen.
Satoshi Tanaka, sobreviviente del bombardeo atómico y Secretario General de la Conferencia de Enlace de las Organizaciones de Hibakusha de Hiroshima, declaró: «Este no es el auténtico desarme nuclear que piden los hibakusha. Es una evasión de su responsabilidad. El primer ministro Kishida ha dicho que el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares es el paso final hacia un mundo libre de armas nucleares. No, no es el último paso. Es el punto de entrada. El primer ministro Kishida y otros líderes del G7 deberían aceptar el TPNW e iniciar el verdadero proceso de eliminación de las armas nucleares».
Satoshi Tanaka se dirige a los periodistas en una rueda de prensa conjunta con supervivientes de la bomba atómica, ICAN y la red de ONG japonesas
Las armas nucleares son ilegales según el derecho internacional
La próxima oportunidad para que el G7 demuestre que se toma en serio la amenaza nuclear es participar en la próxima reunión de los Estados Partes en el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Allí es donde los Estados responsables se reúnen para poner en marcha un plan de desarme mundial.
Con información de la Campaña Internacional por la Abolición de las Armas Nucleares