El 31 de octubre del 2022, Michel Aoun, dejó la presidencia de Líbano tras cinco años al frente de la misma. Desde ese momento, hasta hoy, el país continúa sin jefe del poder ejecutivo y sumido en múltiples crisis.
El Parlamento libanés se ha convocado once veces sin tomar decisión sobre la presidencia del país. Al momento, se espera la decimosegunda sesión parlamentaria con el llamado a tomar una decisión de unidad nacional y sin influencias externas. Mientras esto sucede, el país lleva ya tres años en una progresiva profundización de crisis económica, inestabilidad social y ahora crisis energética que, de acuerdo con el Primer Ministro encargado, Nayib Mikati, puede significar un impredecible estallido social más pronto que tarde.
De hecho, Mikati ha hecho un llamado urgente para que se definan las elecciones y se supere el vacío de poder en el país y permitan la conformación de un nuevo gobierno capaz de tomar medidas que saquen al país de la crisis. Desde el Parlamento libanés se levantan voces por la unidad nacional, la soberanía, la necesidad de un acuerdo por encima de las diferencias.
A día de hoy, el país continúa con un gobierno interino y atraviesa una situación en la que más del 50% de su población vive por debajo de la línea de pobreza y el costo de la canasta básica de alimentos se ha elevado en un 400% apenas en dieciocho meses.
La urgencia de un acuerdo político, es evidente.