El 18 de enero de 2023, el Gobierno de Burkina Faso decidió dar un mes de plazo a las fuerzas militares francesas para abandonar el país. Esta decisión fue tomada por el Gobierno del capitán Ibrahim Traoré, quien – en septiembre de 2022 – dio un golpe de Estado, destituyendo al teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, quien había tomado el poder en enero, mediante otro Golpe. Traoré, ahora presidente interino, afirmó que Damiba (exiliado en Togo) no cumplió los objetivos del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración, su grupo militar. El Gobierno de Traoré acusó a Damiba de incapacidad para frenar la insurgencia en el norte del país y de connivencia con los franceses (alegando que Damiba se había refugiado en la base militar francesa de Kamboinsin para lanzar un contragolpe contra el segundo Golpe).
Por Vijay Prashad
Francia entró en la región del Sahel en 2013 para impedir el movimiento hacia el sur de elementos yihadistas reforzados por la guerra de Libia, llevada a cabo por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En los últimos años, el sentimiento antifrancés se ha acentuado en el norte de África y el Sahel. Fue este sentimiento el que provocó los Golpes en Malí (agosto de 2020 y mayo de 2021), Guinea (septiembre de 2021) y Burkina Faso (enero de 2022 y septiembre de 2022). En febrero de 2022, el Gobierno de Malí expulsó a los militares franceses, acusándolos de cometer atrocidades contra la población civil y de connivencia con los insurgentes yihadistas. Burkina Faso se ha unido ahora a Malí.
La expulsión de Francia no significa que no haya países de la OTAN en la región. Tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña tienen presencia desde Marruecos hasta Níger, y EE. UU. intenta atraer a los países africanos a su contienda contra China y Rusia. Los viajes regulares de líderes militares estadounidenses – como el del general del Cuerpo de Marines Michael Langley (comandante del Mando de África de Estados Unidos) a Gabón a mediados de enero – y de líderes civiles estadounidenses – como la secretaria del Tesoro Janet Yellen a Senegal, Sudáfrica y Zambia – forman parte de la presión para garantizar que los Estados africanos estrechen lazos con Estados Unidos y sus aliados contra China. La designación del Grupo Wagner de Rusia – que supuestamente opera en el Sahel – como “organización criminal transnacional” por parte de Estados Unidos y la Cumbre de Líderes Estados Unidos-África, celebrada a mediados de diciembre, son intentos de atraer a los Estados africanos a una nueva guerra fría.
Casi la mitad de la población burkinesa vive por debajo del umbral de la pobreza, y “más de 630.000 personas están al borde de la inanición” en el país, según la ONU. Sin embargo, las exportaciones de oro alcanzarán los 7.190 millones de dólares en 2020. Estas ganancias no van al pueblo burkinabé, sino a las grandes empresas mineras. La expulsión de los militares franceses no será la respuesta a estos profundos problemas a los que se enfrenta Burkina Faso.
Este artículo ha sido producido Globetrotter.
Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. También es miembro senior no-residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Sus últimos libros son Struggle Makes Us Human: Learning from Movements for Socialism y The Withdrawal: Iraq, Libya, Afghanistan, and the Fragility of U.S. Power (con Noam Chomsky).