Un pueblo que tiene como ídolos a referentes políticos, que aplaude y ovaciona a ideólogos y analistas del pensamiento revolucionario, sin duda, está latiendo. Y está sintiendo el fervor que experimentan los que han tomado la decisión de ponerse al frente de las transformaciones.

Como decía ayer durante el Foro Internacional por la Emancipación y la Dignidad, organizado por el Ministerio de Cultura mediante la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ignacio Ramonet, “es la política la que debe conducir el destino de los países”. Y desandar el camino de la conducción impuesta por las oligarquías y los grandes poderes foráneos es una tarea inconclusa en este continente latinoamericano, pero que alumbra como un faro las búsquedas de los pueblos organizados.

El teatro Cervantes del centro de la Ciudad de Buenos Aires estaba repleto, hasta tal punto que hubo de ponerse una pantalla gigante en la plaza que queda justo enfrente del teatro para que la gente pudiera seguir la clase magistral del lingüista Noam Chomsky o los discursos inflamados de Íñigo Errejón, de Podemos y de Álvaro García Linera, vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

Más temprano Víctor Hugo Morales había comandado una mesa de excelencia donde Piedad Córdoba y Emir Sader consiguieron emocionar e inflamar los corazones de los asistentes. Todo el teatro cantaba la marcha peronista mientras Sader abrazaba conmovido a Hebe de Bonafini, en primera fila de los asistentes. Un momento donde todas las luchas, todos los sinsabores, los éxitos y los fracasos cobran un nuevo sentido calando hondamente en el corazón de los jóvenes militantes que escuchaban con suma atención a estos batalladores.

Piedad Córdoba

La referente colombiana de la lucha contra la violencia en su país comenzó valorando el proceso de paz que vive Colombia y que forma parte de un proceso regional. Dijo: “Una región donde uno tiene que decir, como decía Gramsci, “lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer”. Y es ahí donde nosotros tenemos que recoger esa ola de cambios que se vino dando en las calles de Nuestramérica. (…) Y yo creo que, con el inicio de la revolución bolivariana con Hugo Chávez, con el comandante eterno, nosotros comenzamos un proceso que prende la mecha en toda la región”.

Su disertación continuó explicando el rol de Washington intentando debilitar los avances populares que se están dando en la región y la utilización para ello “de los medios de comunicación poderosísimos, misiles tierra-aire que son capaces de desvertebrar cualquier proceso importante cuando no se tiene ni la solidez ni el acompañamiento de las masas populares y de los sectores populares para lograr defender estos procesos en la región. Y esto a mí me parece que es muy importante dejarlo en claro aquí. Nosotros pertenecemos y hacemos parte de un proceso revolucionario, bolivariano, transformador, humanista en la región. Y eso no nos impide a nosotros reconocer que en Colombia se ha instalado una base para desestabilizar la región de la mano del narcotráfico que, diría yo, es la multinacional del capitalismo”.

Piedad Córdoba también fustigó el paramilitarismo, al que relacionó con el golpe de estado en Honduras y asesoramiento policial a los mexicanos o a los nuevos pinochetistas en Chile. “Por eso les decía yo ahora que la paz de Colombia es la paz de la región. Colombia en este momento tiene todavía ocho bases militares. Y en la región hay 76 bases militares” recordó.

Concluyó llamando a todos a sentirse parte de la defensa de los gobiernos de Brasil y Argentina, y fundamental de ser garantes del proceso de paz en Colombia, del que depende todo el continente y que demostrará si Unasur, CELAC y Mercosur son útiles. “Venezuela no está sola. Nicolás no está solo. Venezuela somos todos. Y somos todas” finalizó.

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Emir Sader

El sociólogo y politólogo brasileño comenzó recordando la situación de la ex senadora Córdoba: “Antes de las palabras quería recordar que esta extraordinaria colombiana, esta extraordinaria latinoamericana, esta morocha sensacional, tiene hoy día sus derechos políticos suspendidos por 32 años en la democracia colombiana. Una brutalidad. En lugar de estar con su mandato en el Senado, en lugar de estar defendiendo los derechos de los pueblos de Colombia y de América Latina, está marginada de la vía institucional. Es el precio que ha pagado por haber defendido, sobre todo durante el Uribismo, los derechos de los más desplazados, de las víctimas más grandes de los paramilitares. Un gran abrazo, nuestro respeto, nuestro reconocimiento, querida Piedad.

“Tienen pánico, y ahí está la desesperación de la derecha brasileña, porque miran al horizonte y ven a Lula en 2018. Entonces claro que están asustados” dijo en referencia a la derecha que no consigue doblegar a los gobiernos de Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina y Uruguay porque “Si tenemos apoyos extraordinarios a lo largo de diez, quince años, es porque tenemos el pueblo con nosotros. Tenemos el reconocimiento y el voto popular porque hemos promovido el derecho de gente que era excluida por el modelo neoliberal”.

“Hemos optado no por la centralidad del mercado. Hemos rescatado el Estado como agente activo de desarrollo económico y de garantía de derechos sociales. Por eso tenemos hoy una capacidad de resistencia a la crisis internacional. El capitalismo vive en su centro la más prolongada y profunda crisis desde el 29. En otras circunstancias, hubiéramos estado en recesión profunda y prolongada como ellos. Qué cuadro triste ver a Europa, que había construido el generoso marco del estado bienestar social, destruirlo y de la manera más cruel. Castigando a los más frágiles, a los sidosos, a los inmigrantes, a los niños, a las mujeres” destacó.

También se refirió a que no son los pobres los que dificultan la vida económica de los países, “el pobre no va a depositar su plata en HSBC, en Suiza” y criticó el rol de los medios escondiendo la corrupción de las élites que evaden impuestos y especulan en los mercados financieros.

Remarcó que pese a los avances producidos, el continente arrastra una enorme carga “tenemos una economía primarizada, hubo desindustrialización de nuestras economías, abertura a la predatoria competencia int ernacional. Hubo además fragmentación de la sociedad, en la que la mayor parte de la gente dejó de tener contrato de trabajo, cartera de trabajo. Hubo desarticulación de la capacidad de acción del estado y además hubo una herencia, la más pesada, una ideología consumista del modo de vida norteamericano. Eso es lo que ellos proponen para nosotros; una utopía para algunos, la utopía del shopping center. La utopía de las marcas de consumo estilo norteamericano en escala mundial. Eso es lo que propone a nuestra juventud. (…) Destruye la manufactura local. Destruye la artesanía local, destruye la gastronomía local. Destruye los tipos de vida diferenciados de cada ciudad, de cada región, de cada país para que todos consumamos exactamente lo mismo que consumen ellos. Cuando la gente entra en el shopping center se olvida de su calle, de su barrio, de su país, de su gente, de sus problemas. Está conectado, a través de las marcas, con el circuito de consumo de California, de Japón, etc. Y se olvidan de su mundo. Es lo que llaman no-lugar. Esa es la mayor batalla que tenemos que dar”.

“El modo de vida norteamericano solo puede ser combatido con valores solidarios, humanistas. Nuestras políticas redistributivas de rentas, de promoción de los derechos de los pobres tienen en su seno embriones de ideología humanista, solidaria. Tenemos que ayudar al pueblo a desarrollar esos valores. Cuando ellos lo desarrollen, cuando tengan conciencia plena de por qué han mejorado de vida, el proceso será absolutamente irreversible” dijo con entusiasmo y convicción Emir Sader.

“Nuestras economías tienen dificultades para crecer porque la burguesía pone su capital en la especulación financiera y no en la producción. Es el tema central nuestro hoy en día. Cómo reglamentar la circulación de capital especulativo, cómo fomentar formas de inversión productiva, cómo inducir un nuevo ciclo de expansión. Porque hay un modelo económico y social que nuestro pueblo aprobó y sigue aprobando, eligiendo y reeligiendo: desarrollo económico y distribución de renta. Pero al gran capital no le gusta. No le gusta porque no quiere producir para el consumo popular. Quieren producir soja para exportación, coches, o poner plata en el exterior o paraísos fiscales. Hay una contradicción en el seno del capitalismo entre las necesidades y la voluntad política de nuestro pueblo y las decisiones que están en manos del capital privado. Tenemos que encontrar formas de inducirlos, de condicionarlos. (…) Tenemos, finalmente, que quebrar la espina dorsal del capital especulativo. Al igual que Argentina tiene y va a derrotar los fondos buitres, tenemos que derrotar los fondos buitres en nuestros otros países. Es el tema, la encrucijada más importante. Volver a poner una dinámica de producción, de generación de bienes, de generación de empleos” se explayó.

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Para luego continuar con otro gran desafío continental “Hay otros dilemas que conocemos bastante bien y en Argentina se conocen mejor todavía. La fabricación, como diría Noam Chomsky, de la opinión pública. Fabricación a través de monopolios mediáticos privados. ¿Quién ha elegido a esa gente para hablar en nombre del país?”, hizo referencia a los avances en varios países, aunque hizo hincapié en “casi se perdió la elección porque Brasil no ha avanzado nada hasta ahora en la democratización de los medios de comunicación. Casi se pagó un precio irreversible por todo ello”.

“No habrá democracia sin la democratización de la formación de la opinión pública” agregó, llevándose los aplausos de todo el auditorio, ya entregado a un discurso poderoso y que tocaba temas centrales del sentir de todos los presentes. “Somos sociedades plurales. Somos sociedades que tenemos miles de voces distintas y tenemos que hacerlas oír” recalcó.

El tramo final de sus palabras fueron para privilegiar la necesidad de la integración regional “no vamos a poder nunca resistir a nivel individual a los empujes recesivos del capitalismo internacional” dijo. “Es nuestra responsabilidad hoy en día organizar proyectos de desarrollo no a nivel nacional, sino a nivel regional”. Pero dijo que el continente está contento y dio sus razones “En un mundo en crisis, recesivo, de retrocesos enormes, resistimos. Resistimos bien. Con orgullo. Con democracia, con apoyo popular. Con líderes extraordinarios. ¿Qué país puede tener en su presidencia, como hubo recién hace poco, dos presidentes duramente torturados por la dictadura militar, Pepe Mujica y Dilma Rousseff? Que no se han quebrado, no han desistido. No han cambiado de lado. Cambiaron la forma de lucha, pero siguen en el mismo campo. En el campo popular, el campo democrático, el campo anti neoliberal. Para terminar, algunos países llegaron al siglo XXI sometidos; los que mantienen el modelo neoliberal. Los que están saliendo del modelo, llegamos soberanos, llegamos unidos, como dijo Juan Domingo Perón” cerró su ponencia.

El auditorio se puso de pie y los cánticos duraron varios minutos, el teatro Cervantes se había convertido en un auditorio político enardecido, convencido de que el destino de Latinoamérica depende del accionar coordinado de sus pueblos.