Por Cricia Ochoa Huamantica* – Noticias SER.PE
Quisiera empezar estas líneas evocando a los grandes espíritus que entregaron su vida por la paz. En un momento tan doloroso para nuestro país solo caben palabras de consuelo y solidaridad con las familias que han perdido a sus seres amados.
Cuántas veces nos hemos preguntando ¿Y, dónde están los jóvenes? Ellos nos han sorprendido a todos, demostrando que, pese a la falta de organicidad, cuando el reclamo es legítimo, salen a la calle a gritar y entregan sin miedo la vida.
Hace dos años vimos con estupor cuando en la capital, nuestros jóvenes que se escudaban detrás de un cartón eran baleados sin compasión.
Hoy, en una situación similar, desde el corazón del Perú profundo, nuestros niños y jóvenes están siendo asesinados.
Duele que algunos acomodados desde sus pantallas puedan vociferar que las muertes no importan, señalando que fue culpa de ellos tener las autoridades que tenemos.
Repugna ver a un Congreso más que dividido, que a golpes demuestran que no es digno de un voto. Que personajes retorcidos como Patricia Chirinos ría a carcajadas cuando se debate la muerte de estos niños y diga que son unos cuantos los “terroristas” que azuzan a la población. Me pregunto ¿Acaso cabe en ellos un gramo de conmiseración y decencia?
No es una sorpresa para nadie que, siendo una región del mundo tan rica y maravillosa, con la biodiversidad, cultura, gastronomía y los paisajes únicos que posee Latinoamérica, seamos una fracción de tierra tan convulsionada.
Los niveles altísimos de pobreza, la inequidad en la distribución de los recursos, la desconfianza en las instituciones, la extrema polarización política y la migración masiva han generado el descontento y el desgarro del tejido social.
Sumado a ello, el gobierno de unos cuantos que dirigen no sólo la economía sino también la política a favor de sus intereses, ha cansado a las masas. Es inmundo como los Congresistas, van negociando el país sin que importen los niños, la naturaleza, nuestro futuro, con tal de llevarse los billetes al bolsillo de manera rápida y fácil.
Las protestas son solo la expresión de asco que nos une, el grito de miles que buscan la equidad. Lamentablemente, algunos inescrupulosos han aprovechado ese sentimiento de legítimo de rechazo a esa casta perversa y canalla y van cometiendo actos de violencia que no se pueden justificar.
La presidenta tiene solo un camino: El diálogo. Incluir a todos los sectores para escuchar y atender los pedidos y pasar a la historia como aquella que pudo lograr reformas para bien del destino de millones de peruanos y la integración ante una crisis o el repudio de las masas.
El diálogo debe ser la herramienta central de este gobierno, no las balas. El diálogo inclusivo, entendido como la voluntad de un Consejo de Ministros con total predisposición para escuchar antes de contestar y de otorgarle voz a quienes no suelen formar parte de las decisiones, que tenga el deseo de aprender y de conectar con los objetivos comunes que, estoy segura, todas y todos los peruanos tenemos.
Urge una gobernabilidad que promueva oportunidades de desarrollo y participación para todos y todas, una convivencia pacífica y un futuro mejor para los que vendrán.
Señora Dina Boluarte: No hay camino hacia la paz, la paz es el camino.
(*) Abogada y escritora cusqueña.