Constance Okollet Achom, una mujer ugandesa de Tororo, una aldea rural situada en el este de Uganda, ha ayudado a varias decenas de sus compañeras afectadas por la violencia doméstica a afrontar el problema dotando a las víctimas de habilidades para fabricar biocombustibles ecológicos a partir de residuos agroforestales.
«En mi pueblo ha habido un número creciente de mujeres que han sufrido violencia de pareja. Pero siempre han aceptado seguir soportando el peso del sufrimiento por su incapacidad para hacer frente a sus finanzas», dijo a IPS esta activista climática y de género, presidenta y fundadora de la Red de Mujeres Unidas de Osukuru.
Ante el aumento de los niveles de violencia doméstica en las zonas rurales de Uganda, Okollet aboga ahora por utilizar las soluciones del cambio climático para frenar su aparición en esta nación de África oriental.
Las últimas estimaciones del Banco Mundial indican que 51 % de las mujeres africanas afirman que está justificado que sus maridos las golpeen si queman o se niegan a preparar la comida. Sin embargo, la aceptación no es uniforme en todos los países. El informe muestra que el fenómeno parece estar muy arraigado en algunas sociedades, con una tasa de aceptación extrema, de 77%, en Uganda.
En la actualidad, la organización de Okollet capacita y educa a las mujeres sobre cómo el cambio climático afecta a los recursos de su pueblo. Y lo que es más importante, proporciona recursos para el emprendimiento y asesoramiento a las mujeres afectadas por la violencia doméstica y aboga por su emancipación capacitándolas para ser autosuficientes convirtiéndose en empresarias verdes.
Con 2000 miembros comprometidos con diversas soluciones climáticas, como la agricultura de carbono, las energías limpias y la plantación de árboles, la tradición de abuso ha empezado a desaparecer lentamente en la Uganda rural, ya que muchas mujeres que solían depender económicamente de sus maridos han dado pasos audaces para invertir en proyectos verdes.
“Tradicionalmente se ha considerado vergonzoso para los miembros masculinos de una familia que una mujer trabaje fuera del hogar y se gane la vida», dijo Okollet a IPS al margen de la recién concluida cumbre mundial sobre el clima en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.
Para ampliar el apoyo a las mujeres en la construcción de la resiliencia climática, el Banco Africano de Desarrollo (BAfD) organizó una sesión con el tema: «Mecanismos de financiación justos desde el punto de vista del género», celebrada durante la 27 Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).
Los panelistas afirmaron que los mecanismos de apoyo a las mujeres, que contribuyen a aumentar la resiliencia climática, deben ser visibles, sencillos y de fácil acceso.
Durante la sesión, la expresidenta irlandesa y figura influyente en la diplomacia climática mundial, Mary Robinson, señaló que actualmente no existe un fondo climático adecuadamente dedicado o un fondo climático permanente para apoyar a las mujeres empresarias en la lucha contra el cambio climático.
Robinson puso el ejemplo de algunos proyectos dirigidos por mujeres en Uganda que podrían ser 10 veces más exitosos si tuvieran acceso a recursos climáticos específicos. “No tenían ninguna perspectiva de obtener el dinero que podría estar disponible para su sector, ni siquiera sabían quién recibía el dinero o a dónde iba», dijo a los delegados.
Hasta ahora, el BAfD ha destinado fondos a 10 proyectos de capacitación centrados en el género y el clima a través del Fondo Africano para el Cambio Climático.
Según Kevin Kariuki, vicepresidente del BAfD para Energía, Clima y Crecimiento Verde, el nuevo mecanismo de financiación ha comprometido 100 millones de dólares en préstamos para proyectos de los sectores público y privado que aborden cuestiones de género y clima en todo el continente.
Además del nuevo plan de financiación puesto en marcha al margen de la COP27, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), el BAfD y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), en colaboración con el gobierno egipcio, también han puesto en marcha el Acelerador de la Igualdad de Género en la Acción Climática.
Se espera que el acelerador ayude a las empresas del sector privado a mejorar la capacidad de respuesta de género de su gobernanza climática corporativa.
Según los funcionarios, la iniciativa ayudará a los gobiernos africanos a promover políticas del sector climático sensibles al género.
Así se acelerará su transición verde para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático, alcanzado en 2015 en la COP21, el plan de acción de género de la CMNUCC y los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Entretanto, Okollet también dijo que, en colaboración con las autoridades administrativas locales de su remota aldea rural en Uganda, ya ha formado a varios cientos de mujeres en el desarrollo de proyectos ecológicos para que sean económicamente independientes y tengan confianza en sí mismas para afrontar cualquier dificultad que se les presente en la vida, incluida la violencia doméstica.
Según ella, la mayoría de las mujeres rurales de Uganda deben esperar a que sus maridos decidan sobre la gestión y el acceso a la tierra, lo que deja a muchas mujeres subempleadas y sin ningún control sobre los recursos productivos y los servicios.
“Estos proyectos de generación de ingresos a partir de iniciativas verdes están ayudando a la mayoría de estas mujeres a desarrollar la autosuficiencia de sus familias y a mantenerse en pie”, afirmó.