Compartimos la exposición presentada en el II Foro Mundial por el Agua, la Tierra, el Clima y la Diversidad, impulsado por la senadora Andrea Blandini y que tuvo lugar el pasado 1 de noviembre. 

En la misma, hablamos de quiénes son los responsables últimos del cambio climático, de la pobreza y las hambrunas que acompañan al mismo, y de cómo el modo de comenzar a reparar esta injusticia, esta deuda histórica, puede ser a través de la entrega de una renta básica universal, incondicional, individual y suficiente a cada ser humano, es decir a toda la humanidad.

Es indiscutible el cambio climático, lo experimentamos cada día… pero los grandes poderes y los gobiernos servidores de ellos, siguen operando sin tener en cuenta la gravedad de la situación. No importa qué declaraciones hagan ni cómo justifican sus acciones, importan los hechos y éstos hablan por sí solos. Veremos cómo terminará la COP27 que se desarrollará [ya está teniendo lugar] en Egipto en estos días… pero desgraciadamente no esperamos mucho si vemos sus patrocinadores, entre los cuales hay grandes representantes de quienes siguen “jugando” a la muerte en forma de guerras y violencias diversas, representantes de quienes han apostado una vez más por volver a fuentes de energía contaminantes, a la defensa de alimentos nocivos para la salud humana y medioambiental, empresas cuyas políticas de deslocalización provocan más y más miseria etc. … Las mismas empresas que defienden la energía nuclear en forma de armas o de plantas nucleares, con todo el peligro que ello conlleva y la contaminación que genera en todo su proceso: desde que se sacan de la tierra los minerales a utilizar hasta el tratamiento de los residuos nucleares… Por cierto, son zonas de pueblos originarios las más afectadas por pruebas nucleares y es África fundamentalmente el continente que se está utilizando como “cementerio” de los residuos radioactivos, sin que sus poblaciones tengan conocimiento de ello.

No queremos dejar de llamar la atención sobre las consecuencias para el cambio climático que tendría un accidente nuclear o la utilización de armas nucleares. Hoy sabemos que nunca -desde la Segunda Guerra Mundial- hemos estado en un peligro tan serio de que tal cosa ocurra. Necesitamos tomar conciencia de ello y posicionarnos al respecto.

Pero ¿quiénes son ya las mayores víctimas del cambio climático, sin que haya accidentes o ataques nucleares?

Las grandes mayorías, los que están abajo, la base social de cualquier país, y especialmente el sur global… Si bien buena parte de las poblaciones del norte se han beneficiado hasta ahora del abuso sobre el sur, esto está dejando de serlo, siendo una minoría cada vez más rica la que impulsa y se beneficia de este desastre.

¿Y cómo se traduce tal desastre?

Tiene múltiples caras, sin duda: hambrunas, pobreza, migraciones forzosas… dolor, sufrimiento y muerte, en definitiva.

Nos centraremos en la pobreza, el hambre y la distribución de la riqueza. Y lo haremos en base a informes de entidades poco sospechosas de “revolucionarias”. En todos los casos dan la voz de alarma sobre la situación que se ha producido a partir de la pandemia del COVID y que se ha agravado notablemente con la guerra de Ucrania.

Algunos informes

  • Veamos algunos informes que aportan datos más que relevantes:

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura dice en su informe de 2022:

«Hasta 828 millones de personas han padecido hambre en 2021: 46 millones de personas más que el año anterior y 150 millones más que en 2019″.

Y señala que mujeres y niños son los más afectados y da la voz de alarma de cara a los próximos años y los objetivos que se habían marcado: “De cara al futuro, se prevé que casi 670 millones de personas (el 8 % de la población mundial) seguirán pasando hambre en 2030, aun teniendo en cuenta una recuperación económica mundial. Se trata de una cifra similar a la de 2015, cuando se estableció el objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición para finales de esta década en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Durante casi 25 años, el número de personas que viven en la pobreza extrema disminuyó constantemente. Sin embargo, la tendencia se interrumpió en 2020, cuando la pobreza aumentó debido a las alteraciones causadas por la crisis de la COVID-19 y los efectos de los conflictos y el cambio climático.

Los mayores perjudicados han sido: las mujeres, los jóvenes y los trabajadores informales y de bajos salarios. La desigualdad aumentó tanto dentro de los países como entre ellos.

Y advierte… Con frecuencia, los Gobiernos pueden mitigar el impacto del aumento de la inflación en las familias pobres a través de políticas de protección social. Sin embargo, a diferencia de períodos anteriores de inflación elevada de los precios de los alimentos, las finanzas públicas se han agotado debido a diversas medidas fiscales promulgadas a lo largo de la crisis de la COVID-19.

El Banco Mundial no informa -por cierto- de cómo esa riqueza que ha “desaparecido” ha terminado en unas pocas manos, y cómo operará en esos países donde las finanzas públicas no puedan dar respuesta.

 Esta organización ha calculado que, en 2022, 263 millones de personas más de las que ya había, pasarán a un estado de pobreza o, dicho de otro modo, un millón de personas más cada 33 horas… En paralelo, en los dos años de pandemia han surgido 573 nuevos milmillonarios en todo el mundo.

El estudio revela que globalmente las empresas de los sectores energético, alimentario y farmacéutico están consiguiendo beneficios sin precedentes.

Y precisa: En conjunto, cinco de las principales empresas energéticas (BP, Shell, TotalEnergies, Exxon y Chevron) ganaron el año pasado 2.600 dólares de beneficios por segundo.

 Otro dato que anota Oxfam y que ya se apuntaba más edulcoradamente desde el Banco Mundial: casi el 60% de los países de renta baja están a punto de quebrar, incapaces de hacer frente al pago de la deuda pública.

  • Para ir terminando con los datos, nos parece de interés rescatar el análisis que hacía la ONG Manos Unidas en 2015, análisis que podemos suscribir hoy y cuyos datosson mucho más alarmantes en el momento actual:

Más de 670 millones de personas pasan hambre en el mundo… Es un dato escalofriante y que aumentará según apuntan todos los informes. Es escalofriante, sobre todo, teniendo en cuenta que tenemos capacidad productiva para alimentar a 12 mil millones de personas (entonces, éramos alrededor de 7,3 mil millones de habitantes)

Seguía diciendo el informe…

El hambre en el mundo es, entonces, un problema con solución. Pero los gobernantes internacionales no se ponen de acuerdo. Tienen en sus manos la llave para la erradicación del hambre en el mundo, pero no la usan. ¿Tienen la voluntad real de acabar con el problema del hambre en el mundo? Pregunta que también nos hacemos nosotros.

Y más abajo, leemos textualmente y coincidimos en lo que se afirmaba:

Son varias las causas que provocan el hambre en el mundo, entre las cuales podemos encontrar: la deuda externa asfixiante de los países pobres; las relaciones comerciales injustas entre Norte y Sur; el papel inmoral de las grandes corporaciones; los especuladores y los bancos y, cómo no, la corrupción de algunos de los líderes africanos, asiáticos y latinoamericanos…

Este informe corrobora lo que pensamos. Es una minoría del norte global la responsable última del desastre económico y medioambiental generalizado que estamos viviendo y de las hambrunas que se extienden fundamentalmente en el sur global, si bien el hambre y la precariedad va afectando a las poblaciones de todo el planeta, al tiempo que están en tela de juicio las medidas sociales de protección que parte de los gobiernos han puesto en marcha, si es que no cambian sus políticas…

Es una minoría del norte global la responsable final de este desastre. Dicho de otro modo, tal minoría tiene una deuda histórica -como apuntábamos- que ha llegado el momento de reparar.

 

Reparación histórica

Pero ¿cómo se puede concretar esta reparación? Recordemos algunos puntos:

Hay riqueza más que suficiente para alimentar a toda la humanidad. Una riqueza que va en aumento, por cierto… y que nos pertenece a todos, ya que se ha ido generando por acumulación histórica de todas las generaciones que nos precedieron y el aporte de toda la humanidad hoy.

Los grandes beneficiados de tal riqueza, entre los que se encuentran las grandes empresas energéticas, las de la comunicación, las de armamento, la banca, el capital financiero internacional… funcionan en base a un modelo global. Las fronteras no existen para ellos, solo para los pobres… Si es posible para ellos, ¿por qué aceptar que sean un impedimento para las mayorías?

Otro punto: En general, todas estas empresas no pagan impuestos por tener sus sedes en paraísos fiscales o por vacío legal… y, cuando pagan, lo hacen a tipos bajísimos, en base a sistemas impositivos que gravan a los más pobres en beneficio de los más ricos.

Estamos inmersos en una situación que no tiene salida si no apostamos por medidas y políticas que no sean las que ya conocemos y que profundizan cada día el desastre. Medidas que tacharán de ingenuas pero que nosotros consideramos valientes, morales, urgentes y posibles, incluidas la exigencia de NO a las armas nucleares y NO a las guerras. Medidas que hemos de exigir desde la base social, puesto que pareciera que los gobiernos por sí mismos no lo van a llevar adelante.

 

Asegurar la subsistencia a través de una Renta Básica

Una de esas primeras medidas ha de ser la de asegurar que todo ser humano, por el simple y sagrado hecho de serlo, tenga la subsistencia asegurada.

Y para asegurar tal subsistencia, proponemos la implementación de una renta básica o ingreso básico, según la denominación en cada país.

Recordamos de qué se trata cuando hablamos de renta básica: Hablamos de un ingreso que recibiría toda persona nada más nacer, es decir, que sería universal. Además, incondicional, se le entregaría a toda la población (aunque no todas las personas saldrían beneficiadas, los más ricos la recibirían, pero pagarían más en impuestos, por ejemplo, para poderla implementar), es individual (a diferencia de las ayudas familiares), y suficiente (es decir, que estaría por encima del denominado umbral de la pobreza).

Por supuesto, en este momento, sería diferente su monto según el país pero, a futuro, desde la Red Humanista por la Renta Básica defendemos que tendrá que ir igualándose a medida que avancemos hacia la eliminación de fronteras para las personas, y en la dirección de la construcción de una nación humana universal, como defendemos los humanistas universalistas.

 

¿Y cómo se podrá llevar adelante?

A nivel estatal, hay países que pueden implementarla, pero, para un buen número de estados que no tienen hoy capacidad para llevarla a cabo, proponemos que sean Naciones Unidas quien se ocupe de la concreción de esta medida, recibiendo fondos de estados y grandes compañías y haciéndolo llegar hasta el rincón más apartado del planeta (hay experiencias de ello). ¡Qué mejor momento para que Naciones Unidas asuma un papel trascendental y a favor de la vida!

 

Apuntaremos solo algunas medidas que permitirían contar con fondos para la implementación de una Renta Básica

A nivel de estados, cambiando su sistema impositivo, abogando por un sistema progresivo y con impuestos específicos a las grandes fortunas. Algo a lo que se están resistiendo los gobiernos por presión de las propias empresas que hoy se benefician de la crisis que vivimos.

El pago de precios justos e impuestos de las grandes companys, que hoy saquean los recursos naturales de todo el planeta, en los países de origen de las materias que saquean, para que sus poblaciones puedan salir adelante.

Condonación de la deuda externa de los países, que fundamentalmente es privada y, por tanto, ilegítima.

Legislación nacional e internacional que grave las operaciones en Bolsa.

La puesta en marcha de impuestos a las máquinas, ya que están sustituyendo cada día a más y más trabajadores… Un elemento, por cierto, que puede liberar al ser humano de la “esclavitud” del empleo.

Podríamos seguir… pero si estas medidas se implementan y se le da poder y medios a una organización como Naciones Unidas para su puesta en marcha, estaríamos terminando con el hambre en el mundo de un plumazo; las personas podrían comenzar a poner en marcha además proyectos económicos, agrícolas… que podrían también ayudarían a modificar el rumbo de los acontecimientos a nivel climático.

Amigas, amigos, estamos viviendo el final de una civilización que nos está llevando a la muerte. Rebelémonos, busquemos soluciones globales que nos liberen. Intencionemos, empujemos, osemos exigir medidas que sean base de una nueva civilización, a la altura del ser humano y que pongan la Vida con mayúsculas en el centro.