El Palacio de Miraflores, la sede del gobierno en Caracas, fue escenario de un encuentro muy esperado, el de los presidentes de Venezuela Nicolás Maduro y de Colombia, Gustavo Petro.
por Marcos Salgado
En dos horas de reunión privada, los mandatarios acordaron incluso restablecer la coordinación de organismos de inteligencia de los dos países para atacar la acción de bandas armadas en la frontera.
Según Petro, esa zona está hoy en manos de mafias, y acordó con Maduro en que hay que “recuperarla por completo”.
Fue el primer encuentro entre mandatarios de Venezuela y Colombia en seis años. Entre Caracas y Bogotá hay 1.400 kilómetros, que Petro sobrevoló para encontrarse con su par Nicolás Maduro e intentar acortar esa brecha. “Separar dos naciones vecinas es una aventura suicida”, decía Petro, poco después de estrechar la mano, por primera vez de forma oficial, a Maduro. Que dos países vecinos no se hablen es “antinatural”, dijo Petro ante las cámaras, en el final de la visita.
«Colombia y Venezuela, si algo tenemos, es un destino común», expresó Maduro, quien resaltó que las relaciones entre Caracas y Bogotá siempre deberían estar signadas por «la hermandad y el entendimiento». «Los gobiernos estamos obligados, en la diversidad de nuestras visiones, siempre a trabajar por el bien común», agregó.
La separación “ocurrió en un mal momento”, citaba Petro, que ahora intenta acortar distancias. Durante el almuerzo y la reunión, el colombiano se ofreció a mediar en los diálogos entre el Gobierno y la oposición, un tema espinoso, pero en el que se esperan novedades pronto.
Maduro comentó que conversaron sobre las relaciones comerciales, económicas, y los «nuevos pasos» que darán «hacia una apertura total y asegurada de las fronteras entre Colombia y Venezuela», así como también de «la seguridad y funcionamiento debido y correspondiente» de la zona fronteriza.
La cumbre, a la que asistieron altos funcionarios de ambos países fue clave para lo que se viene, como que Venezuela regresará a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la recuperación de la frontera, que se abriría completamente el 1 de enero próximo, así como el acuerdo conjunto en la defensa del Amazonas en la COP27 que se desarrollará la próxima semana en Egipto.
Petro dijo que en la reunión hablaron de los problemas internos hasta las situaciones más complejas del mundo: «Es antihistórico que Colombia y Venezuela se separen. Alguna vez ocurrió, pero no debe volver a pasar porque lazos de sangre nos unen”, remarcó el mandatario colombiano. “Vamos a vivir una nueva fase que debe generar una verdadera integración americana en la práctica, en los hechos”, añadió.
«Debemos vincularnos al pueblo y poder alumbrar un nuevo siglo para gritar democracia y libertad, esa nuestra invitación (…) Gracias por estas horas y seguiremos en estas discusiones, debates y encuentros de una hermandad que nunca debió ser quebrada»: así concluyó Petro su visita a Caracas, que según su anfitrión, fue fructífera», «auspiciosa» y «con buenos resultados».
Las tensiones
Las relaciones se comenzaron a tensar durante el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), con la salida de muchas empresas colombianas y la nacionalización de otras; Juan Manuel Santos (2010-2018) las intentó recomponer, pero sus denuncias públicas de irregularidades en la elección de Maduro en 2013 sirvieron para mantener el recelo en Caracas.
El último encuentro presidencial había sido en agosto de 2016 entre el presidente Maduro, en su primer mandato y el presidente Juan Manuel Santos. Pero más que una visita oficial fue solamente un encuentro de trabajo para llegar a acuerdos sobre la compleja frontera común, que nunca se llevaron a término.
Todo se torció definitivamente cuando llegó Iván Duque a la Casa de Nariño. Duque reconoció al opositor Juan Guaidó como “presidente interino” en 2019 y convirtió a Colombia en el primer detractor del gobierno de Maduro y una de las sedes de la oposición radical venezolana. Se cortaron relaciones y se arreció el control en una frontera de 2.219 kilómetros, por donde se mueven millones de personas. De Colombia vinieron intentos de irrupción, mercenarios, intentos de golpe de Estado y magnicidio, según un libreto escrito en Washington en la administración Trump.
Una tensión que no paró de crecer y que estuvo varias veces a punto de escalar en el terreno militar directo. La llegada de Petro a la presidencia en Colombia marca el fracaso de esa política de conspiración y confrontación.
Petro también dijo que este encuentro tiene que aportar hacia una integración regional real, no en los papeles. Y le pidió a Maduro que Venezuela vuelva al sistema interamericano de derechos de humanos y también a la comunidad andina de naciones. Esto último según dijo Maduro estaría prácticamente acordado.
La llegada de Lula a la presidencia en Brasil a partir de enero le dará un nuevo tono a la relación entre vecinos. Se habla en Caracas incluso de un encuentro entre los tres, Lula, Petro y Maduro, el año que viene.
Está claro que para el continente y especialmente para la asediada Venezuela están son muy buenas noticias. Como decía el presidente Petro ayer en Caracas, ahora hay que lograr que esa integración no sea solo en los papeles, y sea un cortafuego contra las pretensiones de Estados Unidos de recuperar control en el continente.
*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTV en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)