A pocas semanas de la Copa del Mundo, la Comunidad Bahá’í de España entregó hoy una carta dirigida a Su Alteza el Jeque Tamim Bin Hamad Al Thani, Emir del Estado de Qatar, en la que se expresa la preocupación por la discriminación, las restricciones y las violaciones de los derechos humanos que los bahá’ís de Qatar han sufrido durante décadas, y en la que se le pide que intervenga en favor de los correligionarios bahá’ís en su país.
La carta fue entregada en mano por representantes de la Comunidad Bahá’í de España a la Embajada de Qatar en Madrid.
«Tomamos esta medida después de observar el empeoramiento de la discriminación y las restricciones contra la comunidad bahá’í en Qatar. Millones de bahá’ís vivimos en casi todos los países del mundo y nos consideramos una comunidad global que trabaja por el bienestar de una única raza humana»,declaraba Virgina Pedreño, Secretaria General de la Comunidad Bahá’í de España..
«Durante años, hemos observado un patrón alarmante de discriminación y violaciones de los derechos humanos contra los bahá’ís en Qatar», dijo Pedreño. «Transmitir estas preocupaciones al Emir del Estado de Qatar, por escrito, habla de la gravedad de este momento. Estamos en peligro de ver la desaparición de otra minoría religiosa de un país de Oriente Medio. Todos los bahá’ís en España esperan que Su Alteza, el Emir, pueda intervenir en nombre de sus hermanos y hermanas inocentes antes de que sean expulsados de su tierra».
Los bahá’ís residen en Qatar desde hace más de 70 años, antes de la independencia del Estado de Qatar, pero a pesar de esta larga presencia han sufrido décadas de discriminación.
Las autoridades qataríes han intentado sistemáticamente, durante muchos años, expulsar a los bahá’ís de Qatar poniéndolos en una lista negra, deportándolos, y negándoles licencias comerciales o permisos de trabajo incluso cuando ya habían recibido ofertas de empleo de empresas qataríes. A varios bahá’ís también se les han denegado «certificados de buena conducta» -a pesar de no haber hecho nada malo-, lo que les inhabilita para el empleo u otros aspectos de la vida.
Algunos bahá’ís de Qatar se han enfrentado incluso a cargos penales y de seguridad nacional falsos y no especificados.
Las listas negras y las expulsiones han separado familias, obligado a algunos ciudadanos qataríes a abandonar su patria para no ser separados de sus cónyuges no qataríes.
A los bahá’ís de Qatar también se les ha prohibido trabajar en sectores «socialmente sensibles», en particular el educativo, a pesar de haber trabajado y contribuido durante décadas en el sector médico, la banca, la ingeniería, los deportes, los medios de comunicación, el mundo empresarial, la política pública, el petróleo y el gas, la artesanía y los oficios, el sistema jurídico, la salud y la seguridad y las artes.
La discriminación se parece mucho al trato que reciben los bahá’ís en Irán y Yemen. La mayoría de los bahá’ís de Qatar que se han enfrentado a la lista negra y a la deportación, han nacido y se han criado en el país, en familias que han estado allí durante generaciones, y no han conocido otro hogar.
Un informe de 2019 elaborado por los relatores especiales de las Naciones Unidas sobre cuestiones de minorías y libertad de religión o de creencias afirmaba que Qatar estaba «socavando los derechos humanos en los ámbitos de la religión y la cultura», refiriéndose a la situación de los bahá’ís, en «lo que parece ser un patrón preocupante de discriminación contra las personas por su religión o sus creencias».
Los relatores especiales añadieron que estaban «especialmente preocupados» por «la deportación y la inclusión en listas negras de personas por su pertenencia a una religión minoritaria».
Y a principios de este año, en junio, una hoja informativa publicada por la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional afirmaba que «la comunidad bahá’í de Qatar afronta limitaciones cada vez más sistemáticas a la libertad de religión o creencias».