Los orígenes de la organización humanista «Mundo sin guerras y sin violencia» (MSGySV) fueron en Moscú recién disuelta la URSS. Allí vivía Rafael de la Rubia en 1993, su creador.
Unos de los primeros apoyos que recibió la organización fue de Mijhail Gorbachev del que hoy comunican su fallecimiento. Aquí va nuestro agradecimiento y reconocimiento por su aporte al entendimiento entre los pueblos y por su apuesta por la reducción de los armamentos y el desarme mundial. Aquí se reproduce el texto que Mijhail Gorbachev hizo celebrando la creación de MSGySV.
«¿Paz o guerra?. Este es realmente el dilema continuo, que viene acompañando a toda la historia de la humanidad.
A lo largo de los siglos, en el desarrollo ilimitado de la literatura, millones de páginas están dedicadas al tema de la paz, a la necesidad vital de su defensa. La gente siempre ha comprendido que, como decía George Byron, “la guerra perjudica a las raíces y a la corona”. Pero al mismo tiempo las guerras han continuado ilimitadamente. Cuando aparecían discusiones y conflictos, los argumentos razonables retrocedían ante los argumentos de la fuerza bruta, en la mayoría de los casos. Además, los cánones de derecho elaborados en el pasado y existentes hasta tiempos no tan lejanos consideraban la guerra como el método “legal” de hacer política.
Recién en este siglo se han producido algunos cambios. Estos han sido más importantes después de la aparición de las armas de eliminación masiva, en especial el armamento nuclear.
Al finalizar la guerra fría, por esfuerzos comunes de Oriente y de Occidente se apartó la amenaza terrible del conflicto bélico entre las dos potencias. Pero desde entonces la paz no ha dominado en la tierra. Las guerras siguen eliminando decenas, cientos de miles de vidas humanas. Vacían, arruinan a países enteros. Ellas mantienen la inestabilidad en las relaciones internacionales. Ellas ponen barreras en el camino para la resolución de muchos problemas del pasado que ya deberían estar resueltos y dificultan resolver otros actuales de fácil solución.
Después de haber comprendido lo inadmisible de la guerra nuclear -cuyo significado no podemos menospreciar, hoy tenemos que dar un nuevo paso de importancia también decisiva: es un paso hacia la comprensión de la no aceptación por principios de métodos bélicos como forma de resolución de los problemas existentes hoy o los futuros que se presenten. Para que las guerras sean rechazadas y excluirlas definitivamente de las políticas gubernamentales.
Es difícil hacer este nuevo y decisivo paso, es muy difícil. Porque aquí, tenemos que hablar por un lado de desvelar y neutralizar a los intereses que producen las guerras contemporáneas y por otro lado de superar la predisposición sicológica de la gente y especialmente de la clase política mundial, a resolver las situaciones conflictivas por medio de la fuerza.
A mi parecer, la campaña mundial por un “Mundo sin guerras”…. y las acciones planificadas para el tiempo de la campaña: discusiones, encuentros, manifestaciones, publicaciones, permitirán revelar públicamente los verdaderos orígenes de las actuales guerras, mostrar que ellos se oponen completamente a las razones manifestadas y demostrar que los motivos y justificaciones para estas guerras son falsos. Que las guerras hubieran podido evitarse de haber tenido insistencia y paciencia en la búsqueda de vías pacificas para superar los problemas, sin escatimar esfuerzos.
En los conflictos contemporáneos, las guerras tienen en su base esencial a las contradicciones nacionales, étnicas y a veces hasta en discusiones tribales. Frecuentemente a esto se suma el factor de los conflictos religiosos. Además existen las guerras por disputa de territorios y de las fuentes de recursos naturales. En todos los casos, sin duda alguna, los conflictos podrían ser resueltos con métodos políticos.
Estoy seguro que la campaña por un “Mundo sin Guerras” y su programa de acciones permitirán sumar a grandes cantidades de fuerzas de la opinión pública al proceso de extinción de los aun existentes focos de guerras.
Así el rol de la sociedad, especialmente de los médicos, de los científicos nucleares, biólogos, físicos, consistirá no solo en hacer comprender a la humanidad lo inadmisible de la guerra nuclear sino también en realizar acciones que alejen de todos nosotros esta amenaza, es decir: el potencial de la diplomacia popular es enorme. Y él no solo no está acabado sino que en gran medida no está todavía aprovechado.
Es importante, es importantísimo crear condiciones para evitar la instalación de focos de guerra en el futuro. Las instituciones intergubernamentales existentes todavía no son capaces de conseguirlo, a pesar de que toman algunas medidas (tengo en cuenta la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, otras organizaciones religiosas, y por supuesto la O.N.U., etc.).
Está claro que esta tarea no es fácil. Porque, en alguna medida, su resolución exige la renovación de la política en la vida interna de los pueblos y gobiernos así como modificaciones también en las relaciones entre los países.
En mi entender, la campaña por un Mundo sin Guerras, es una campaña mundial de dialogo, dentro y fuera de cada país por encima de las barreras que los separan; de dialogo en base a la tolerancia y apoyándose en los principios del respeto mutuo; de un dialogo capaz de contribuir a cambiar las formas políticas con el fin de consolidar nuevos y realmente pacíficos métodos políticos de resolución de los problemas existentes.
En el plano político, tal campaña es capaz de crear iniciativas interesantes dirigidas al establecimiento de un entendimiento común para la consolidación de una conciencia pacífica. Eso no puede dejar de ser un factor de influencia en la política oficial.
En el plano moral, la campaña por un “Mundo sin Guerras” puede contribuir al fortalecimiento del sentido de rechazo a la violencia, a la guerra, como instrumentos políticos, llegando a un más profundo entendimiento del valor de la vida. El derecho a la vida es el derecho principal del Ser Humano.
En el plano sicológico, esta campaña va a contribuir a la superación de las tradiciones negativas heredadas del pasado, al fortalecer la solidaridad humana…
Está claro que sería importante que todos los estados, todos los gobiernos, los políticos de todos los países comprendan y apoyen la iniciativa por un “Mundo sin guerras”, para garantizar un comienzo pacifico del siglo XXI. A éstos, yo hago mi llamamiento.
“El futuro pertenece al libro, no a la espada”- dijo una vez el gran humanista Víctor Hugo. Yo creo que así será. Pero para acelerar el acercamiento de tal futuro son necesarias ideas, palabras y acciones. La campaña por un “Mundo sin Guerras” es un ejemplo, en el más alto grado de acción noble.»
Mijhail Gorbachev