Por María Eugenia Camus*
A las 20.45 de esa noche del viernes 5 de septiembre de 1988, hicimos un alto en el despacho de la edición de la revista Análisis que debía estar en kioskos el lunes siguiente. Se respiraba emoción, temor, alegría, curiosidad, sensaciones compartidas con la mayoría de los hombres, mujeres y jóvenes que en ese minuto, al igual que nosotros, queríamos ser testigos de un momento histórico. Después de 13 años de censura, de invisibilidad opositora observamos, casi sin pestañear, la pantalla del televisor que nos regaló el primer capítulo de la Franja del NO.
En medio de abrazos, llantos, alegría y el estribillo del Himno gritamos NO a Pinochet, a la derecha que apoyó y trabajo para él, a los 13 años de oscuridad, crímenes, desapariciones, abusos, censura, cesantía, aislamiento internacional resguardados por su Constitución, escrita por 4 generales y promulgada en 1980. Una Constitución con los cerrojos suficientes para impedir cualquier reforma que la cambiara y modificara el modelo neoliberal que generó la desigualdad en esta sociedad.
La difusión de la Franja fue la etapa final de una campaña hecha a pulso, con ética, unidad, mística, esperanza y convicción, sentimientos que los creativos de estas piezas audiovisuales traspasaron de manera genial y emocionante a la pantalla. Fue la culminación de una gesta heroica iniciada en los tiempos dictatoriales más oscuros y dolorosos por la pérdida de seres queridos que dieron su vida por recuperar la democracia. Esa noche, en Análisis, la dolorosa ausencia del Editor Internacional, nuestro querido José Carrasco, acribillado por la CNI justo dos años antes, se sintió más que nunca.
El primer capítulo y todos los restantes nos llenaron de optimismo, alegría, colores y música. El Himno del NO fue nacional y muchas de las imágenes quedaron para siempre incrustadas hasta hoy en la memoria emotiva colectiva. Una de ellas fue la del joven que sonriendo y al son del Himno del No, cruza lentamente el puente elevado del rio Mapocho. Todas y todos lo acompañamos emocionados y cruzamos el puente que nos llevaba hacia el triunfo democrático. Hasta hoy es, sin duda, una de las más icónicas que nos recuerdan los sentimientos vividos en esos días épicos.
Casi 34 años después, vivimos hoy otro momento histórico marcado por un desafío radical: construir un nuevo Chile. Y para ello deberemos votar en el Plebiscito del 4 de septiembre el texto de una nueva Constitución redactado por una Convención democrática y paritaria, proceso inédito y único en el mundo. Las dos opciones: Apruebo y Rechazo son válidas y legítimas. La primera permite tener una nueva Constitución y asumir ese gran desafío; la segunda mantiene la Constitución del 80. No hay dobles lecturas, por muchos apellidos que intenten ponerle.
La campaña de septiembre del 88 se hizo bajo una Dictadura que infundía temor y sus creativos usaron la mentira, imágenes trucadas, encuestas arregladas y censura, como herramientas para ganar. El Todo Vale en la Guerra y en el Amor llevado hasta el extremo y al que echan mano cada vez que deben enfrentar un proceso democrático.
En esta nueva campaña camino al Plebiscito su estilo se mantiene: las mentiras, el miedo, las descalificaciones son parte de su nuevo libreto. Pero, sin pudor, hoy también agreden el profesionalismo y la dignidad de los creativos de la Franja del NO. Porque hacer que crucen el Puente algunos rostros del Rechazo, imitando burdamente la icónica imagen joven del 88 y tratar de igualar lo que está en juego el próximo 4 de septiembre con la gesta del NO y la lucha por recuperar la Democracia supera todos los límites éticos y se convierte en algo grosero y artero. “Hace 35 años, dijimos que No para tomar el camino de la democracia. Con la misma alegría y la misma esperanza, Rechazamos”, dice la voz de la locutora que, al parecer, olvida o no vivió lo que significa una Dictadura. El NO del plebiscito se le gritó al dictador, a su horror, a sus crímenes, a las violaciones a los derechos humanos. Compararlo con su Rechazo, mientras caminan sonrientes, supera todos los límites decentes y cruzan el puente de la decencia y del respeto. El camino para concretar y lograr la existencia del video del Puente en la Franja del NO fue duro y cruel. Luchábamos contra una Dictadura sangrienta y muchos quedaron en el camino: Diana Aaron, José Carrasco, Carlos Lorca; Guerrero, Parada y Nattino, los tres profesionales degollados, Marta Ugarte y tantos que nos faltan y cuya memoria se agrede con esta comparaciones. No todo vale. Aunque ya hayan cruzado el Puente.
*periodista.