El miércoles 22 y jueves 23 de junio, docentes y alumnos del Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) N° 103 de Villa Fiorito se manifestaron en las calles. Sus exigencias: seguridad, entre otros beneficios para las tareas educativas de la institución a la que pertenecen, dado a los reiterativos robos en el barrio. De hecho, el instituto había tomado sus propias medidas preventivas, por ejemplo, terminar las clases a las 21:15 en lugar de las 22:00. Pero los individuos tuvieron suficiente de la inseguridad cuando ocho personas armadas intentaron ingresar violentamente al establecimiento el martes por la noche, golpeando y gatillando a los alumnos con armas de fuego para robar una motocicleta.
Por ello, los estudiantes y profesores decidieron realizar una protesta pacífica el miércoles para hacer oír sus pedidos ignorados. Sin embargo, no pudieron llegar a su destino. Al acercarse al puente La Noria, la policía reprimió brutalmente a los manifestantes con balas de goma, gases lacrimógenos, golpes y detenciones. «Somos estudiantes. No estamos haciendo nada. En vez de perseguir a los que nos roban, nos están disparando a nosotros. Estamos cansados ya», declaró ante las cámaras de televisión una mujer que asiste al ISFD 103.
Por ello, la gente volvió a marchar el jueves. No sólo para repudiar la violencia del día anterior o para continuar con su pedido de terminar con la inseguridad en la zona, sino también para hacer hincapié en otras necesidades, como un edificio en condiciones para dar clases, paradas de colectivos frente a las puertas del instituto y un boleto gratuito de movilidad. «Nos prometieron varias cosas. Vamos a ver si cumplen alguna (…) estamos a la espera de ver si responden. Nos dijeron que sí a todo, pero todavía estamos esperando».
La educación pública en Argentina
El sistema educativo del país no es académicamente competitivo hace tiempo, y la pandemia de COVID-19 no ayudó a la situación. Debido a la crisis sanitaria, los estudiantes perdieron cerca de un año y medio de clases. Por no hablar de la suspensión de clases en algunas partes del territorio debido a la falta de calefacción en las escuelas durante el invierno.
Como resultado, las últimas evaluaciones APRENDER (realizadas en 15.913 escuelas públicas de un total de 19.638) muestran un importante deterioro en la comprensión de textos, lo que complementa las declaraciones del actual ministro de Educación de La Nación, Jaime Perczyk, de que hay alumnos de tercer grado que no saben leer ni escribir. Así, la educación pública argentina atraviesa un momento crítico.
No obstante, un profesor detenido el miércoles dijo tras ser liberado: “Estas situaciones de amedrentamiento, de abuso policial, de atropello, no nos bajan un milímetro en nuestro objetivo de defender la educación pública. Queremos dejar asentado que la comunidad del 103, los estudiantes en su conjunto, los docentes, toda la comunidad educativa, viene abrazo partido luchando por la educación pública. En las peores condiciones, se hicieron ollas populares en la pandemia, se hacen juntadas para que los chicos puedan cargar la SUBE. Se hace un esfuerzo denodado y ese mismo esfuerzo todos los días y cada tanto nos roban haciendo zonas liberadas. Es un problema que siempre nos llenan de promesas pero que nunca hay una solución. El centro de estudiantes, el conjunto de la comunidad educativa, los docentes, todos, le dijimos basta a esta situación. (…) No podemos seguir bajo ninguna perspectiva enseñando en estas características y los alumnos y las alumnas tampoco pueden seguir de esta manera. Hacen todo un esfuerzo y muchos tienen que dejar, ya no incluso porque no les alcanza para viajar, no les alcanza o no pueden llevarse algo a la boca ni ellos ni su familia, sino que incluso dejan porque les afanan. Entonces llamamos a la comunidad educativa en su conjunto a seguir, a redoblar los esfuerzos para solucionar estas en todos estos aspectos en forma integral y cabal y definitiva. Que no sean un parche. Redoblemos la lucha que el triunfo es nuestro y luchemos por la educación pública”.