Las participantes no tenían experiencia previa en el uso de las herramientas, pero los resultados son asombrosos.
Un grupo de mujeres caraqueñas que nunca se había dedicado a la fotografía redescubrió los lugares cotidianos del barrio que habitan, que se habían mantenido ocultos para ellas, a través de la cámara de su teléfono.
La visión del entorno de estas jóvenes, cuyas edades van desde los 15 hasta los 30 años, quedó plasmada en el taller-muestra ‘8 mujeres 100% San Agustín: miradas que sintonizan‘, cuyo resultado fue expuesto en el Centro Cultural Parque Central, un complejo habitacional referente de la modernidad caraqueña de los años 70, perteneciente a la parroquia San Agustín, en Caracas.
El experimento era un reto. Las participantes no tenían experiencia previa en el uso de las herramientas de la fotografía para crear composiciones, retratar personas, jugar con la luz y plasmar el paisaje del valle capitalino.
La locación era el lugar donde crecieron y viven: el barrio de San Agustín, bastión de la cultura afrovenezolana y patrimonio musical y arquitectónico de la ciudad.
Registrar su entorno, además de la posibilidad de conocer el barrio, es una manera de apropiarse de él y de espantar el estigma que existe sobre las zonas populares, sus espacios y sus habitantes.
Esta exposición, que fue organizada por la Fundación cultural 100% San Agustín, como parte de un festival de cine que realizó en mayo, contó con la curaduría del experimentado fotógrafo venezolano Félix Gerardi.
«Veo cosas a las que no le prestaba atención»
Rebeca González, de 32 años, se enteró de la convocatoria abierta para las mujeres de sus comunidad al llevar a su hija a uno de los talleres culturales que se imparten en el Teatro Alameda, recinto emblemático de la parroquia caraqueña, inaugurado en 1943 y rescatado hace casi una década.
«No me imaginé que iba a aprender tantas herramientas sobre fotografía. Antes tomaba fotos de mis hijos, de mi casa, con el celular, pero no como ahora», dice al hablar con RT sobre su participación en el taller de fotografía que derivó en la exposición.
Al preguntarle si considera que hay diferencia entre su acercamiento previo a la cámara y su desempeño actual, afirma que sí. «Ahora las fotos quedan mejor, me enfoco más en los paisajes, en el fondo y las formas, en la luz. Lo hago con mayor detalle y veo cosas a las que antes no les prestaba atención».
La propuesta hecha por Gerardi era la de ubicar un lugar de la parroquia que les llamara la atención y valerse de algún concepto propio para contar una historia desde la visión femenina.
«Pensé que la fotografía era para hombres, pero me di cuenta de que cualquier persona puede tomar una foto si tiene las herramientas para hacerlo».
Sobre la temática de sus imágenes, cuenta que escogió a su hija y «lo que no se ve de San Agustín». Como ejemplo se refiere a una pared de ladrillos, donde retrató a la pequeña, que queda en la parte trasera de una vivienda. «Generalmente la gente no se toma fotos allí, porque solo vemos las fachadas de las casas», agrega.
«Transmito la esencia de mi abuela»
Nazareth Astudillo, de 18 años, pasó de la danza corporal a la de las imágenes. Mientras practicaba con su grupo ‘La Nueva Dimensión’ se enteró del taller-exposición de fotografía.
«Sabía que la propuesta era de mujeres tomándole fotos a mujeres y de una vez pensé en mi abuela, Sara Valera, que tiene un trastorno neurocognitivo y que representa a San Agustín muy bien porque llegó desde los 30 años con el sueño de ser costurera».
Las instantáneas de Nazareth captan la atención del espectador al llegar a la sala. El rostro, las manos y estampa de su abuela generan una conexión inmediata.
«Me han dicho muchas veces que transmito la esencia de mi abuela, que es de mucha tranquilidad y paz. Me encanta que las personas se identifiquen con ella«.
El registro fue el resultado de sus paseos con Sara. «A medida que vamos caminando le voy tomando fotos. Quienes se han acercado a mí me han dicho que esas imágenes les recuerdan a sus abuelos fallecidos o que se encuentran en la misma situación». Ambas van por los lugares que la adulta mayor visitaba con regularidad y que ya no recuerda por su condición neurológica.
Nazareth, que además de practicar danza estudia dibujo artístico y piensa dedicarse al Diseño Gráfico, explica que a pesar de la diferencia de edad ha establecido una relación muy cercana con su abuela. «Es complicado atender a una persona enferma, siento que es una forma de agradecerle lo que ha hecho por mí desde que estaba pequeña».
Un «cambio de perspectiva»
Alannys García, de 15 años, recuerda que Gerardi las llevó a caminar el barrio para que pensaran en el tema que debían escoger. El primer día no se le ocurrió ninguno, pero después del recorrido se decidió por los murales, que tienen una presencia constante en la parroquia, y en la arquitectura, que en algunos casos data de principios de del siglo XX.
«Todo el tiempo había pasado por ahí y nunca les había prestado atención a los murales. No los había visto desde esa perspectiva tan artística».
Alannys cuenta que aunque tuvo acercamientos con la fotografía a través de los paisajes captados por ella en la playa, descubrió que no los identificaba dentro de su propia comunidad.
Esta estudiante de cuarto año de secundaria afirma que para la exposición hizo una foto de un mural de una mujer con el cabello afro porque quiso reflejar la cultura de San Agustín, el tambor y la salsa.
Sostiene que este taller «le cambió la perspectiva» sobre la fotografía y que ahora le gustaría dedicarse a ella porque le apasiona.
Hijas y abuelas
Reinaldo Mijares, al frente de la Fundación 100% San Agustín, dijo al inaugurar la muestra que son las mujeres «las que llevan la batuta» en las organizaciones culturales de esa comunidad.
«Celebro que se hayan atrevido a darnos su visión del barrio. Cuando uno revisa encuentra dos temas: hijas y abuelas. Estamos viendo el barrio desde esas figuras».
Gerardi, al hablar del proceso de aprendizaje con las expositoras, dice que fue un «orgullo» el compromiso que establecieron con sí mismas y con la parroquia.
«Fui una guía que estuvo acompañándolas en el taller en el que lograron sus objetivos y espero que no abandonen el proyecto», dijo.