Asistimos hoy a la charla dictada por Rashid Khalidi en el Club Palestino de Santiago de Chile. Khalidi es un destacado historiador y escritor estadounidense de origen palestino y libanés, especialista en Oriente Medio, titular de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes de la Universidad de Columbia y asesor de la delegación palestina en las negociaciones de paz de Madrid y de Washington entre 1991 y 1993. Fue presidente de la Middle East Studies Association y es redactor jefe de la revista Journal of Palestine Studies.

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¿Cómo se crea en los tiempos modernos la conciencia nacional, la conciencia de pertenencia a una nación con identidad propia?, se pregunta Khalidi, para explicarse específicamente la de Palestina.

Sostiene que es «en los check points, en los controles fronterizos y aduaneros, donde se verifica un cuestionamiento de la identidad y el registro de una ansiedad, de una tensión común que experimenta cualquier palestino. La desconfianza que se siente reiteradamente pasa a ser un sentimiento que aglutina, que vincula, un estress que experimentan de igual modo todos los que se van reconociendo en un mismo pueblo. Es una ansiedad compartida que registran todos quienes cruzan los mismos lugares de control fronterizo y les va dando por reiteración una identidad de pertenencia a Palestina».

«El pueblo israelí sufrió tantas persecuciones en su historia y un mal trato tan extremo en el siglo pasado, que se esperaría de ellos que fueran capaces justamente de dar otro tipo de trato. Sin embargo y pese a ello, no han podido aprender  a tratar a los palestinos de un modo en el que no esté incubando la hostilidad. Y es en ese conflicto», explica, «que la identidad palestina se ha visto justamente reforzada».

«Los norteamericanos sólo conocen el relato judío y cristiano del conflicto, su política y su economía responde a esa visión parcial de las cosas en Medio Oriente».

«La comunidad palestina en Chile es en cambio única en el mundo, tiene una inserción muy grande en el medio, cuenta con varias instituciones, clubes deportivos, organizaciones sociales, es reconocida y prestigiosa. No es así en otros lugares, menos aún en Norteamérica.».

«La causa palestina ha servido además a una batalla ideológica que defiende los Derechos Humanos y la necesidad de cambiar las realidades opresivas en que viven individuos y pueblos. Se ha progresado en el reconocimiento del Estado Palestino en muchos países del mundo, pero todavía se juega un rol muy importante para su logro en los medios académicos, desde donde se puede crear una nueva conciencia».

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«La identidad nacional palestina, como cualquier identidad, responde a la pregunta: ¿Quién eres?».

«La respuesta a esta pregunta ha ido cambiando con el tiempo por sucesivas migraciones, por evolución de la religión, cambios en la estructura de la famila, en la cultura árabe, etc.. Hoy todo palestino es nacionalista. Las generaciones anteriores no lo eran. La identidad nacional, como toda identidad, se va construyendo por proceso y va reconfigurando elementos entre los cuales prima el lenguaje, las creencias y especialmente los impactos de la agresión sufrida. El shock y el intenso estress son componentes muy fuertes en la construcción de identidades. Todas las identidades se construyen históricamente. En aquella palestina tiene una gran fuerza el territorio y también el idioma. Pero está basada sobretodo en los conflictos recientes, de hace 100 o 120 años, con Israel. El colonialismo ha ido suprimiendo a la población local y el conflicto ha estado centrado en el control de la tierra, en el control del territorio. Las instituciones de la sociedad civil son las que han ido dando cohesión e identidad, así como el arraigo local en ciudades».

«La identidad palestina moderna surge entonces desde el conflicto que sufren los campesinos que son desplazados cuando se les arrebatan sus territorios y ese dolor que experimentan es el que inspira a los artistas, a los intelectuales, que van desarrollando una cultura capaz de ir dando identidad a la actual sensibilidad palestina».

«Podemos decir que desde 1917 o a comienzos de la década de los años 20, los shocks producidos por la Primera Guerra Mundial y el fin del Imperio Otomano, sientan las bases para que Palestina fuera consolidando su identidad moderna. En 1948 se termina de configurar y desde entonces, sea donde sea que un palestino nazca (en USA, en Latinoamérica o en otras latitudes) pasa a «ser» de la ciudad palestina de origen de sus padres, de sus abuelos, de sus antepasados. Es el lugar, la ciudad donde la familia creó sus costumbres, aquello que prima en la identidad. Ese origen local es crucial y permite entender cómo se ha ido manteniendo y enriqueciendo la identidad palestina actual».

«Han sido tantos los traumas, tanto el dolor», termina diciendo Khalidi, «que el sólo hecho de haber sobrevivido es un gran triunfo que refuerza la identidad. En otras palabras, es la adversidad la que forma la cohesión y la identidad de pueblo. Esa identidad hoy se refuerza en la educación hacia las nuevas generaciones y la transmisión hacia ellas de estos sentimientos de identidad».