RELATO
Cuando dio sus primeros pasos después de un largo día, la estrella que indica el sur estaba brillando en el cielo. Observó su dromedario atado a un árbol de ramas desnudas, dirigió su mirada hacia el norte, sintió el calor que había dejado el sol de otoño. Empezó a contar las montañas que le separaban de su familia. Recordó a su hija, cuando le contaba la historia de la niña peregrina. Una niña que se perdió en busca de un lago lleno de leche y rodeado de dátiles.
Colocó el turbante negro sobre su cuello, empezó a doblar sus mantas y después el cojín. Metió la pequeña radio portátil en una funda, era el objeto más preciado, la única compañía.
«Llevo tres semanas y no he encontrado ningún rastro de la dromedaria lechera y su cría», se preguntaba una y otra vez. «Mí hija estará pensando en la leche de lago que yo le prometí muchas noches mientras soñaba sobre la alfombra», pensaba hacia su interior.
Él había dejado su familia aquella mañana al norte de Zug[1] cerca de Feleklek[2], donde empieza a avistarse el desierto de dunas de Azefal[3]. Desató las riendas del dromedario, el animal lo observó extrañado, quizás no esperaba que él, iba a emprender el viaje hacia Duguech[4] más al norte. El animal extrañaba los vientos del sur, el agua del pozo de Zug y los pastos de la planicie de Agaamun[5].
En otoño los días son calurosos y largos, mientras las noches son más frescas. Cuando oscureció y empezaron a brillar las estrellas, cogió las riendas de su dromedario y empezó a caminar en busca de la estrella más brillante. La buscó en el cielo, sabía que la noche era más apacible para cruzar el Sahara. La última vez que habló con alguien, fue con un buscador de ganado que le había dicho que su dromedaria estaría cerca de Leyuad[6] donde había llovido y el ascaf[7] empezaba a reverdecer.
En ese momento pensó que la noche era su mejor aliado. Su animal de carga, aquel dromedario de color blanco aguantaría varios días sin beber hasta alcanzar el próximo pozo. A él le quedaban dos odres de agua y sabía que era su seguro de vida, sin agua no podía alcanzar el pozo de Duguech.
En medio de la noche se acordó de un poema sobre la montaña de Lechuaf, donde tres generaciones de su familia habían nacido. Se acordó de su hija y su mujer en el interior de la jaima esperando la preciada leche de dromedaria, tichtar[8] y pan de cebada. De repente empezó a mirar al dromedario como queriendo hablarle en silencio, recordó los últimos versos que escribió su padre:
Noche estrellada
llévame a Lechuaf
a la pradera de ascaf
al crepitar de una llama
al árbol de atil[9]
al tablero de arena
donde yo nací
entre las montañas
cuando conocí
el sonido del tambor
en la lejanía de unos versos.
En su interior se iban repitiendo aquellos versos, mientras avanzaba con el viento suave de otoño en busca de la estrella del norte.
Su hija y su mujer seguían aguardando en su jaima, esperando un jinete y una dromedaria lechera.
Avanzó hacia Leyuad, fueron varias noches en busca de un pozo, hasta que el séptimo día alcanzó el pozo de Eij. Allí estaba la dromedaria lechera con su cría bebiendo sobre la fuente de agua.
La llamó varias veces con su nombre, la dromedaria se acercó. Lo olfateó, él acarició sus cuello, mientras miraba la cría dar pequeños saltos. La planicie estaba cubierta del verde pasto que había dejado la lluvia de otoño, entonces se entregó como los nómadas cuando buscan la lluvia y dijo al mirar aquel lugar: «aquí acaparemos y traeremos el campamento de jaimas de Zug».
[1] Pequeña localidad al sureste del Sahara Occidental.
[2] Montañas situadas en Tiris en la parte sureste del Sahara Occidental.
[3] Desierto de dunas, se encuentra en la frontera sureste de Mauritania y el Sahara Occidental.
[4] Localidad rodeada de montañas con un pozo de agua, está en Tiris Sahara Occidental.
[5] Lugar situado en el sureste del Sahara Occidental.
[6] Montañas que están en Tiris, Sahara Occidental.
[7] Planta que sirve de pasto para las ovejas y camellos, la carne de los animales que comen esta planta tiene excelente sabor.
[8] Tiras secas de carne que utilizan los saharauis en su comida.
[9] Árbol común en el Sahara Occidental, muy importante para los nómadas por sus propiedades medicinales y por las propiedades de su madera para hacer utensilios y carbón. Los saharauis restriegan por sus dientes con palitos de atil, mesuak, para limpiarlos y fortalecerlos.La dormí