Dos escenarios naturales de Brasil figuran entre los ocho nuevos Geoparques Mundiales designados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se informó este miércoles 13.
La etiqueta Geoparque Mundial de la Unesco reconoce el patrimonio geológico de alcance internacional, y desde su creación en 2015 se han distinguido 177 espacios en 46 países, los que ya cubren una superficie de 370 662 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de Japón.
La distinción alcanzó en primer lugar a Seridó, un área de 2800 kilómetros cuadrados en la región semiárida del nordeste brasileño, con una población de 120 000 habitantes, incluida la comunidad quilombola, que perpetúa la memoria de ancestros africanos en tradiciones, museos y centros culturales.
Este geoparque, símbolo de 600 millones de años de historia terrenal, alberga uno de los mayores yacimientos sudamericanos de sheelita (mineral altamente valorado en la industria, que combina wolframio y calcio), de tungsteno y flujos basálticos, resultado de la actividad volcánica en las eras Mesozoica y Cenozoica.
Esa geodiversidad determina la excepcional biodiversidad de esta región, representada en particular por la Caatinga (“bosque blanco” en lengua tupí), único bioma 100 % brasileño, pues la mayor parte de su patrimonio biológico no existe en ningún otro lugar del planeta.
El otro geoparque corresponde al área de los Caminos de los Cañones del Sur, en la zona meridional del país, que cubre un área de 2830,8 kilómetros cuadrados y tiene una población de 74 120 habitantes.
Contiene la formación vegetal neotropical conocida como Mata Atlántica, ecosistema presente en Argentina, Brasil y Paraguay y considerado uno de los ecosistemas más ricos del planeta en términos de biodiversidad.
En el pasado, la población precolombina de la región encontró refugio dentro de las paleomadrigueras (túneles subterráneos excavados por ciertas especies extintas de megafauna, como el perezoso terrestre), cuyos restos aún se pueden ver.
Además, el sitio incluye grandes cañones formados durante el excepcional proceso geomorfológico que sufrió el continente hace 180 millones de años, durante la dislocación del supercontinente Gondwana.
Los otros espacios distinguidos por la Unesco en esta oportunidad se encuentran en Europa, como el parque Salpausselka, en el sur de Finlandia, atractivo porque en sus 4506 kilómetros cuadrados tiene 100 lagos y numerosas morrenas, escombros rocosos depositados por los glaciares.
El siguiente fue el geoparque de Ries, en la región de Baviera, sur de Alemania, de 1749 kilómetros cuadrados y 162 500 habitantes. Hace 15 millones de años un meteorito chocó allí con la Terra y dejó un cráter que es el mejor conservado de su tipo en Europa, ofreciendo una visión fascinante de la historia del planeta.
Otro parque es el de Kefalonia-Ithaki, un archipiélago en el este de Grecia, con abundantes cuevas, sumideros y ríos subterráneos, y se la tiene como tierra natal de Odiseo, el héroe del poema épico de Homero. Su patrimonio cultural incluye monumentos prehistóricos, helenísticos, romanos y bizantinos.
El siguiente es el de Buzau, en Rumania, de 1036 kilómetros cuadrados, en la cadena montañosa de los Cárpatos y que conserva fósiles de especies marinas, vegetación terrestre, mamíferos y aves que datan de la última glaciación. También tiene algunas de las cuevas de sal más largas y profundas del mundo.
En el oeste de Suecia se distinguió al parque Platåbergens, de 3690 kilómetros cuadrados y 290 000 habitantes, con un paisaje único formado por las 15 montañas tabulares de cima plana, conocidas como platåbergenen en sueco, quienes dieron su nombre al sitio.
El más pequeño fue Mëllerdall, en Luxemburgo, un área rural de 256 kilómetros cuadrados y 25 500 habitantes, con uno de los paisajes de arenisca más vistosos de Europa y el cual ha sido una atracción turística desde el siglo XIX.
La Unesco se precia de que los geoparques sirven a las comunidades locales, combinando la conservación de su patrimonio geológico único con la conciencia pública y el desarrollo sostenible.
Debido a las restricciones por la pandemia covid-19, este año no se han podido evaluar nuevas solicitudes de Asia, África ni la región árabe.