Por Enzo Blondel
Adriana Elisabeth Hoffman Jacoby, para Wikipedia y los asiduos al copy-paste para la creación de encabezados, fue simplemente una bióloga, nacida en 1940, con una vida ligada a la defensa de los bosques y la preservación de especies nativas. Quien se desempeñó como integrante de la ONG Defensores del Bosque Chileno, así como directora de Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) durante la magistratura de Ricardo Lagos; quizás el punto de inflexión más gravitante al momento de indagar en sus muchos y grandes logros como también en sus grandes decepciones. Y claro, amiga cercana a DowglasTomkins.
La ceremonia de despedida en Parque del Recuerdo, estuvo cargada de variadas emociones, con la participación de “aquella gran familia” que Adriana logró configurar en ese andar que la hacía sumergirse en la naturaleza como una verdadera naturalista, como una hembra del bosque, una senderistas, una observadora aguda del entorno, alguien que se perdía entre la vegetación y la fuerza indómita de nuestro territorio y que luego regresaba con muchas novedades, con muchas dudas y preguntas, teorías y una profunda sed por compartir el conocimiento adquirido.
En esta ceremonia donde la ritualidad tuvo un marcado acento matriarcal y la música de Bach puso cierta nota solemne y embriagadora, tuvieron una presencia relevante sus hijos, Alvaro, Leonora, Pancho y Paz, acompañados de sobrinos y nietos, a los cuales se sumaron algunos personeros de gobierno como el ministro de agricultura Esteban Valenzuela y Maisa Rojas, ministra de medio ambiente, así como destacados activistas como Sara Larraín, entre una abundante presencia de amigos y camaradas La ceremonia dejó en claro y en palabras de muchas personas que dieron sus testimonios: que Adriana fue una mujer emancipada, generosa, una muy mala cocinera, una gran madre, una abuela cómplice y risueña, y en especial una mujer incansable y apasionada por transmitir su pasión por la naturaleza y las bondades que trae consigo sostener una relación profunda con el medio ambiente.
Cristian Arizmendi, periodista y amigo de la familia, ofició de maestro de ceremonia, y en el ejercicio de esta labor leyó algunas palabras del presidente Gabriel Boric dirigidas a esta mujer de bosques tomar.
“Mis condolencias por la muerte de Adriana. Sus libros y legado de conservación de la flora nativa vivirá siempre entre nosotros.” Además de esta misiva, el presidente a través de la corporación Cultiva se comprometió la plantación y cuidado de 4 arboles nativos.
Adriana nos deja hoy, emocionados y a la vez inspirados por su coherencia y convicción en la búsqueda de un mejor destino para la humanidad y para Chile, al incorporar en nuestras vidas una real y verdadera conciencia socio ambiental.
Todas las fotos son de Enzo Blondel: