Estamos terminando el 2021, es el último día ya, y el mundo sigue en su segundo año de pandemia y muy probablemente durante el 2022 se prolongará todavía -a nivel mundial- este contexto de pandemia global. Quisimos entrevistar a Tomás Hirsch, Diputado chileno del movimiento Acción Humanista, para saber cuál es su evaluación -tanto a nivel mundial como nacional- de los mayores aciertos como de los grandes errores que se han cometido en el año que se va.
Tomás Hirsch: En primer lugar, un saludo a todos y todas quienes nos leen en Pressenza en este intenso cambio de año desde el 2021 al 2022, que yo lo catalogaría como el año de la esperanza. Tanto a nivel mundial, nacional, como de nuestra diputación y también a nivel personal. El año de la esperanza, definitivamente. Así lo experimento.
A nivel mundial hay dos cuestiones muy relevantes. Políticamente se ha dado en el 2021 un retroceso de los fundamentalismos de extrema derecha, con la derrota de Trump, que si bien se produce a fines del 2020 es a comienzos del 2021 que asume Biden, que no vamos a decir que es el progresismo más avanzado del planeta, pero por eso destaco que haya terminado la era de Trump, que terminó de un modo escandaloso, grotesco y grosero.
Con el fin de la era de Trump, empiezan también a retroceder esos fundamentalismos de extrema derecha que si bien algunos están presentes todavía, se va recuperando una propuesta progresista en muchos lugares del planeta y eso, para mí, es un síntoma importante de este año.
Pero a nivel general, me parece que lo más destacable de este año es que -en relación a la pandemia- comienza el 2021 en una situación de inseguridad respecto del futuro brutal, a comienzos de este año, estábamos inmersos todavía en los peores momentos de la pandemia, con una tasa de mortalidad impresionante, con una enfermedad descontrolada en muchos países del mundo, con los servicios de salud colapsados, a la espera de que se avanzara científicamente para poder contar con una vacuna. En tiempo récord para la historia de la humanidad se obtiene una vacuna y a comienzos de este año se comienza a aplicar. Ahora ya nos parece que forma parte de nuestra vida, cuando en realidad empezó este mismo año. Y en un período de tan pocos meses se han vacunado miles de millones de personas y me parece que la pandemia, si bien sigue presente, aunque el virus siga mutando, claramente estamos en una situación muy diferente. El ser humano y la ciencia han logrado controlar esta pandemia y eso es muy significativo. Hay muchos problemas todavía, pero en un año, la humanidad ha detenido algo que antiguamente le tomaba doscientos años, trescientos años en el caso de la peste negra o treinta años en el caso de la más reciente gripe española que se dio a comienzos del Siglo XX. Entonces, la verdad es que se trata de una avance muy impresionante.
Pressenza: Y en ese contexto de la ciencia, la pandemia, las vacunas ¿qué dirías de Chile específicamente?
Tomás Hirsch: En Chile hubo una respuesta espectacular en el campo de la salud, no así aliviando el sufrimiento social, pero sí de los sistemas y servicios de salud, del personal de la salud, en términos de atender una demanda casi inmanejable, con los servicios de salud saturados, logró dar respuesta. Y en segundo lugar, también fue muy potente la respuesta de la población chilena al proceso de vacunación. El gobierno y el sistema de salud en eso estuvieron oportunos y consiguieron una disponibilidad de vacunas muy rápida y en enorme cantidad.
Sin duda que en este tema, las relaciones con China fueron fundamentales. También cuestiones casi anecdóticas, como la presencia de un científico chileno que estaba vinculado con Sinovac específicamente, el aporte que se hizo por parte de algunas universidades para el proceso inicial, donde el gobierno -hay que decirlo- no aportó recursos, pero la relación con China y la respuesta rápida, la capacidad de anticipación que permitió desde el comienzo tener contratos firmados con diversos proveedores de vacunas.
Esa es una parte, pero la segunda ha sido la respuesta de la ciudadanía. Sabemos que en algunos lugares del mundo, Europa por ejemplo, hay unos movimientos anti-vacunas masivos que están produciendo un daño tremendo. Yo tomo posición al respecto. Me parece que están produciendo un daño tremendo porque impiden un buen control de la pandemia, que es una enfermedad que mata, que produce daños irreparables en cientos de miles de familias afectadas. Acá en Chile ha habido una respuesta masiva y mayoritaria de ir a la vacunación voluntariamente, no solo para las dos dosis iniciales sino que también para la tercera dosis de refuerzo y somos uno de los primeros países que ya está planificando -para Febrero próximo- una cuarta dosis. Ahora mismo, en estos mismos días, son cientos de miles de personas las que van -conscientes de que se les vence un cierto plazo- a los vacunatorios.
Pressenza: Es en ese contexto que surge la figura médica referencial de la Presidenta del Colegio Médico, la doctora Izkia Siches….
Tomás Hirsch: Bueno, Izkia fue muy clara en la posición de impulsar el proceso de vacunación y no sólo eso, sino que las cuarentenas, el uso de mascarillas, los cuidados, la distancia social, el mantener protocolos muy claros, etc… Desde ese punto de vista incluso confrontó muchas veces con el gobierno y el tiempo le dio la razón en todo lo que planteó. Y es eso lo que la convirtió en una referencia social incluso más allá de la medicina, a tal punto que termina como Jefa de Campaña de Gabriel Boric para el balotaje de fines de diciembre y siendo un factor clave en su triunfo como Presidente electo y ser hoy una de las coordinadoras políticas del futuro gobierno. Es decir, ahí emerge un liderazgo impresionante, con una proyección futura muy abierta, a partir de sus claras orientaciones en relación a cómo responder frente a esta pandemia. Podemos ver hasta dónde está vinculada la pandemia, las respuestas adecuadas, con la construcción de los nuevos liderazgos. Estamos hablando de la Presidenta del gremio de la Salud más joven que ha habido en la historia de ese gremio, es una mujer que acaba de ser madre por primera vez, muy joven, coetánea de Gabriel Boric y de muchos otros de los dirigentes estudiantiles de hace algunos pocos años, formando parte de esta nueva generación.
Pressenza: La pandemia además pone en evidencia -como si se tratara de una lupa- todas las deficiencias del sistema neo-liberal, la crisis global ambiental, las cascadas de crisis a las que alude el Secretario General de Naciones Unidas, Sr. Guterres, que se están dando actualmente en el mundo. ¿Cómo ves ese factor de lupa y esta sensación de que la pandemia nos pone -como bisagra- entre un mundo que se va y otro que todavía no sabemos cómo va a ser?
Tomás Hirsch: Efectivamente la pandemia que es, sobretodo, una tragedia, por la cantidad de muertes que ha generado, también es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra propia vida, tanto a nivel individual como social. Nos ha puesto en evidencia a un sistema en el que la salud es un negocio, en el que ciertos países cuentan con todos los privilegios para responder ante esta alarma mientras otros -incluso continentes enteros- son simplemente invisibilizados respecto de las crisis que los atraviesan y que por cierto no son solo por la pandemia, son crisis humanitarias, de alimentación, crisis del agua, como sucede en África y en parte importante de América Latina. La pandemia evidencia con más fuerza, resalta la inequidad de un modelo neo-liberal que tiene más de 30 años en buena parte del planeta. No es solo un modelo económico, es político, social, cultural, es un sistema que concentra tremendamente el poder en pocas manos, todas las formas de poder. Es un sistema que está en crisis. Y la pandemia simplemente evidencia que este sistema no logra dar respuestas a las necesidades del ser humano.
Pressenza: ¿Y en qué sentido esta crisis es oportunidad?
Tomás Hirsch: Es una oportunidad en el sentido de que fruto de esa reflexión, surjan nuevas respuestas. Los filósofos fueron los primeros. Me llamó la atención que muchos pensadores y filósofos, ya en abril o mayo del 2020 estaban reflexionando sobre el medio social, sobre las respuestas, no solamente sobre la pandemia, sobre el problema de la vida y la muerte, sobre qué significa cuidarnos individualmente o socialmente, eso luego se tradujo en columnas de opinión, reflexiones, debates en otros niveles de las sociedades, en el mundo feminista, en el mundo poblacional, de las pequeñas y medianas empresas que se vieron afectadas por la pandemia. Se empezó a reflexionar y si bien, no he visto cambios importantes respecto del modelo, sí creo que esas reflexiones operan y hay que comprender que tienen un tiempo en que se van efectivizando, son cosas que no se pueden medir en los tiempos vitales de uno y decretar que el próximo año va a terminarse el sistema. Los procesos no son así. Pero se empiezan a abrir nuevas miradas, eso va modificando estructuras completas.
El hecho que actualmente el feminismo, la lucha de las diversidades, el ambientalismo, las luchas de las nuevas generaciones, el animalismo y otras más, son temas que emergen en un momento en que se cuestiona la forma tradicional de ver el mundo y la pandemia, me parece que con sus cuarentenas, estando encerrados, nos llevó a mirarnos a nosotros mismos y mirar a quien estaba al lado nuestro, descubrir que la comunicación no puede ser solo en términos de qué vamos a consumir la próxima semana, eso se agota rápido. La comunicación necesariamente se construye a partir de proyectos y sentidos de vida y eso está presente, está presente en muchísima gente, tal vez todavía no tiene a nivel mundial una expresión político-social, pero está muy presente.
Los cambios políticos igualmente se están dando. En Estados Unidos pierde Trump que era un negacionista de la pandemia, un anti-vacuna, un opositor a la ciencia. En Chile pierde Kast, que negaba a la ciencia como vanguardia de estos procesos, negaba la crisis climática.
Pressenza: Y en Chile ¿cómo te explicas lo ocurrido? Hace muy poco tiempo, cuando se definía quién iba a ser el candidato del sector en el que tu participas, lo más progresista y más nuevo, en ese sector tenía -digamos- más fuerza la izquierda más tradicional. Hace pocos meses, casi como un líquido que escurrió entre los marcos formales, empieza a levantarse este liderazgo nuevo. ¿Cómo ves tu este nuevo liderazgo que ha permitido ganar las elecciones acá?
Tomás Hirsch: Actualmente los procesos sociales son impredecibles. No se puede planificar ni prever. La pre-candidatura de Boric, recordemos, surge como una opción para competir en una primaria con Jadue, que se veía como el candidato seguro de este mundo. Sin embargo, de modo imprevisto, Gabriel Boric gana esa primaria, de manera contundente. Luego viene la primera vuelta y finalmente el balotaje en el que no es que triunfe Gabriel Boric exactamente…
Pressenza: ¿Qué es lo que gana ahí?
Tomás Hirsch: Creo que lo que gana ahí es una sensibilidad, una generación, un mundo que está buscando abrirse paso y expresar la necesidad de avanzar en dirección nueva. Esto va más allá de las personas, es como si hubiese un proceso, una suerte de intención evolutiva, una dinámica que avanza y se abre paso.
De algún modo yo lo conecto con lo que fue el despertar social chileno el 2019, y eso con lo que sucedió el 2011, y antes con los Pingüinos y así siguiendo… es como si hubiese algo que está buscando abrirse paso y que no está desconectado de un largo proceso.
Me parece que el triunfo de Gabriel Boric es el triunfo de esa intención favorable a la creación de otras condiciones de vida. Me viene con mucha fuerza la palabra «dignidad»: la Plaza de la Dignidad, esa búsqueda que no es exactamente por una reivindicación específica…
Pressenza: ¿un despertar?
Tomás Hirsch: Es un despertar. Tiene que ver con un nuevo modo de hacer política, tiene relación con un nuevo trato, una nueva valoración de las personas. Me recuerda a Silo diciendo que cada ser humano es muy valioso, no eres un número, no eres una hormiga.
Internacionalmente conecta con muchos movimientos. Una de las peores cosas que estamos enfrentando es la crisis ambiental, pero también algo que nos alegra profundamente es el movimiento -sobretodo de las nuevas generaciones- de lucha por efectivizar medidas ya mismo para detener el cambio climático. Está presionado a los países, está presionando a los poderosos, está obligando a cerrar las centrales termoeléctricas, a terminar con el carbón, a terminar con los vehículos motorizados por combustibles fósiles. Si bien son asuntos que pueden tomar años, hay claramente entre los jóvenes una convicción, un compromiso, una comprensión de que el futuro está en sus manos.
Volviendo al triunfo de Gabriel y lo que termina pasando acá, es una expresión de la esperanza. Se abrió la posibilidad de construir un país distinto.
Pressenza: Es una generación con mucho coraje, que decide hacerse cargo ¿no?
Tomás Hirsch: Creo que este fenómeno que se da, poniendo en situación de conducir al país saltándose una generación, y pasar de un presidente de 72 años con su generación en el poder, para transferirlo a quienes tienen 30 años, la generación de nuestros hijos, y se salta a quienes tienen entre 35 y 60 años, se salta una generación completa, me recuerda también esa reflexión de Silo respecto a que serán las nuevas generaciones las que nos van a mostrar el camino. No es un tema, por eso, del triunfo de una persona en particular, sino de una generación que tiene la osadía, la audacia, la convicción y decide tomar el futuro en sus manos.
Pressenza: ¿Qué otro gran tema -positivo- de Chile viste este año?
Tomás Hirsch: Sin duda la instalación de la Convención Constitucional que está redactando una nueva Constitución y lo hace con convencionales electos democráticamente por primera vez en nuestra historia, con una composición paritaria en términos de género, por primera vez en la historia mundial, y también con cupos reservados para los pueblos originarios, por vez primera. Ello concreta la aspiración por la que luchamos los humanistas por tantos años. Tiramos la Constitución de Pinochet a la basura en el 2005 y el tiempo nos dio la razón, era necesario poder avanzar hacia la redacción democrática de una nueva carta fundacional y eso constituye un hito fundamental de este año 2021.
Pressenza: Para ir cerrando este balance del año, a nivel muy personal, no como parlamentario, sino en tu vida ¿qué rescatas como lo mejor?
Tomás Hirsch: Diría que lo más potente ha sido el reconocimiento de los movimientos sociales del Distrito que generaron la re-elección.
Más personalmente…. mi relación con mis nietas, descubriendo ese espacio en la vida, personitas que han irrumpido con sus propias preguntas, miradas, temores, afectos y eso me maravilla, el sentir que se empieza a construir una relación especial y única con cada una de ellas.
También diría que en un año tan complejo como este, las relaciones afectivas y personales se hayan fortalecido tanto. Con mi pareja, mis hijos y sus propias parejas, con mis hermanos, poder profundizar en las relaciones y el afecto que nos tenemos. Esa afectuosidad se ha reforzado en plena pandemia y ello también refuerza la esperanza sobre el ser humano.