Parvez se ha manifestado contra las políticas del Gobierno indio
Por Ather Zia
El 22 de noviembre de 2021, el Gobierno indio arrestó a Khurram Parvez, cachemir defensor de derechos humanos aclamado mundialmente y activista de la sociedad civil, Lo acusan en virtud de la criticada ley de prevención de actividades ilícitas por «financiamiento del terrorismo» y «conspiración», y la obra de Khurram, aclamada internacionalmente, se ve empañada por acusaciones de terrorismo. Su arresto ha causado indignación mundial, y Naciones Unidas y otros entes de derechos humanos han pedido su liberación incondicional.
Se debe entender el arresto de Khurram dentro del marco de una nueva hostilidad hacia la sociedad civil en Cachemira. Ajit Doval, asesor de seguridad nacional de India, llamó a la sociedad civil la «nueva frontera de guerra» o la «guerra de cuarta generación». Como Khurram es uno de los íconos más visibles de la sociedad civil de Cachemira y esta declaración eclipsó su arresto apenas dos semanas después, lo han convertido en una amenaza representativa para todas las formas de desacuerdo democrático.
A mediados de año, Khurram y yo publicamos el video de una llamada después de casi dos años. Su risa alegre y gutural encendió la esperanza mientras veíamos el amanecer sobre las montañas de Colorado . Para los cachemires, la pandemia de COVID-19 exacerbó la muy enraizada persecución política que ha aumentado desde el 5 de agosto de 2019, cuando India retiró legalmente la autonomía cachemir, y puso en marcha las políticas de colonialismo. El activismo, el desacuerdo y la resistencia al mandato indio, que siempre se ha penalizado, son mayores ahora. Se censura a los medios y se acusa a los periodistas según la ley ley de prevención de actividades ilícitas solamente por hacer su trabajo.
Khurram se ha manifestado abiertamente contra las políticas extremadamente autoritarias del Gobierno indio. En 2016, lo acusaron bajo la controvertida ley de seguridad pública. Lo arrestaron cuando iba a Ginebra cuando iba a la XXXIII sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Khurram fue liberado después de 176 días cuando la Corte Suprema cachemir declaró ilegal su detención.
Llegó 2021, y la situación cachemir ha empeorado.
Al hablar conmigo, Khurram, siempre fiel a su nombre, se mantuvo optimista. Hablaba de niños, de sus dos pequeños y de los de nuestros amigos. Estaba especialmente orgulloso de la hija adolescente de un amigo que había empezado a leer «grandes temas» como filosofía, literatura, física y antropología. Como es característico de Khurram, en lugar de permitirme simplemente saborear esta noticia, me encomendó la tarea de orientar a la adolescente y pasó la siguiente media hora planificándola. Incluso consideró los impedimentos del frecuente bloqueo de internet en Cachemira. Este es un pequeño ejemplo de la sensibilidad de Khurram para atender las necesidades, mejorar y forjar conexiones y solidaridades. Me reí de la dulce previsibilidad de su costumbre de pensar en cada pequeño detalle. La meticulosa atención de Khurram a las exigencias, el contexto y los matices ha resultado fundamental para profesionalizar el trabajo de derechos humanos en Cachemira, contra todo peligro, y como constructor compasivo de equipos, si se me permite añadir.
El trabajo de Khurram no se limita a Cachemira. Es el presidente de la Federación Asiática contra las Desapariciones Involuntarias, con sede en Manila. En 2006, recibió el Premio Reebok de Derechos Humanos. La Coalición de la Sociedad Civil de Jammu y Cachemira y la Asociación de Padres de Desaparecidos, ambas dirigidas por Khurram, han formado y orientado a una nueva generación de investigadores y profesionales de los derechos humanos de Cachemira, India y Occidente. Ha forjado relaciones de solidaridad con organizaciones mundiales como Naciones Unidas, Human Rights Watch y Amnistía Internacional. Bajo la dirección de Khurram, la Coalición de la Sociedad Civil de Jammu y Cachemira se ha convertido en una institución conocida por sus investigaciones e informes pioneros sobre violaciones de derechos humanos. El descubrimiento de las fosas comunes sin marcar en Cachemira, que atrajo la atención del mundo sobre la gravedad de las violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas indias en Cachemira, se atribuye al Coalición de la Sociedad Civil de Jammu y Cachemira bajo la astuta supervisión de Khurram.
La labor de Khurram, mezcla equilibrada de activismo e investigación comprometida, recibe elogios del mundo académico. También es un distinguido académico en la Iniciativa de Conflictos Políticos, Género y Derechos de los Pueblos de la Universidad de California, Berkeley.
A principios de la década de 2000, en un entorno tóxico plagado de políticas clientelares y de censura de India, Khurram intentó sin miedo construir una cultura de diálogo democrático entre las distintas partes interesadas de Cachemira. También coinició procesos para tender puentes entre las comunidades musulmana y pandit de Cachemira, que estaban distanciadas. Khurram nunca se apartó del camino que había elegido, ni siquiera cuando, en 2004, perdió una pierna y a tres compañeros en la explosión de una mina supuestamente orquestada por el Estado. En lugar de rendirse, Khurram se unió a la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas. Aunque India no ha firmado el tratado de prohibición de las minas, Khurram hizo una campaña exitosa para que los grupos militantes dejaran de usarlas.
A lo largo de últimos 20 años, he visto a Khurram crecer personal y profesionalmente. Cuando era adolescente en 1990, decidió convertirse en defensor de derechos humanos cuando su abuelo murió en una masacre cometida por el Ejército indio. En lugar de tomar las armas, como han hecho muchos cachemires, Khurram vio su camino en los derechos humanos. Su activismo comenzó cuando era estudiante y fundó un proyecto de asesoramiento para jóvenes afectados por la agitación. Khurram nunca permite que se instale el desánimo. En mayo de 2020, en el peor momento de la pandemia, murió su padre. En octubre, la Agencia Nacional de Investigación de India organizó una serie de incursiones simultáneas contra activistas de la sociedad civil, incluido Khurram. La Agencia confiscó documentos, otros registros y dispositivos electrónicos, como los teléfonos de su oficina y su casa. Era un momento en el que Cachemira aún se tambaleaba por las secuelas del asfixiante asedio militar que siguió a la derogación del artículo 370 de la Constitución india en agosto de 2019. El trabajo de la Coalición de la Sociedad Civil de Jammu y Cachemira se vio gravemente obstaculizado, pero Khurram, creyendo que la adversidad forma parte del trabajo, mantuvo alta la moral del equipo.
Mientras el sol se alzaba por completo sobre Colorado, recuerdo sus palabras al final de nuestra llamada. Esperaba que nuestros hijos «vieran la belleza que ofrece el mundo» y no el «dedwan» (fuego ardiente), y que «debemos hacerlo mejor por bien de ellos». En resumen, ese es el credo de Khurram. Siempre lo hace bien al abordar las conflagraciones de la violencia política. Sé que las oraciones y la perseverancia nunca abandonan a Khurram. Aunque esté encarcelado en Tihar, la prisión de máxima seguridad de India donde languidecen muchos presos políticos de Cachemira, su fe en la paz justa se mantendrá firme.
En un mundo en proceso de descolonización, que cuestiona cada vez más a India sobre Cachemira, iconos como Khurram Parvez no pueden ser manchados ni encarcelados descaradamente. Como «guardián de la memoria», como se califica Khurram, ninguna ley puede encarcelarlo y, si así ocurre, no puede ser ley sino solo anarquía. Durante 20 años, Khurram ha servido incansablemente a los derechos humanos en todo el mundo. Quienes buscan la liberación incondicional de Khurram de su encarcelamiento ilegal por parte del Gobierno indio no deben ceder. Debemos prevalecer para garantizar su libertad para defender los derechos humanos de los más vulnerables.