Por: Lourdes Cuéllar y Víctor Manuel Sánchez.-
La situación en México se enmarca dentro de una creciente violencia que se extiende a todos los campos del hacer cotidiano. De hecho ya casi se cumplen 36 años de la entrada a nuestro país de un ave de mal agüero llamado neoliberalismo, representado por los tecnócratas de aquel momento, con el ex presidente Miguel de la Madrid, a la cabeza. Ese neoliberalismo no solamente se quedó, sino que se fue enquistando en toda la esfera de la realidad mexicana, hasta convertirse en una forma de percibir el mundo. Su efecto en el medio social no ha sido cíclico ni coyuntural, sino permanente en su daño a la población. En estos días hemos visto nuevamente cómo se manifiesta ese virus con toda su crudeza, pero es evidente que no es de ahora, viene de más atrás, viene forjándose desde hace muchos años. Pero hoy, todos los mexicanos tenemos la oportunidad de empujar en otra dirección más coherente, cambiando el rumbo de este país.
Se nos ha hecho evidente que vivimos en una guerra contra las nuevas generaciones, un abuso de poder de las autoridades, un clima de terrorismo psicológico en la población para quitarle su poder de decisión, un interés por vender-casi regalando nuestros recursos naturales como el petróleo y sus derivados, la minería, el agro, solo por citar algunos, al mejor postor y producir que unos cuantos se enriquezcan ilícitamente. Cabe preguntarse, ¿no será que la violencia desatada en estados como Michoacán y Guerrero tiene que ver con pugnas políticas para recuperar cotos de poder de los partidos como el PRI que al parecer le interesa recuperar Guerrero y Michoacán , además de otros factores, como el que en ellos se encuentran yacimientos de metales estratégicos conocidos como “tierras raras” ligeras y pesadas (itrio, lantano, cerio, europio, terbio, etc.) que hoy por hoy son usados en la aeronáutica, la industria militar, las nuevas tecnologías como televisores de plasma, LCD, teléfonos celulares, industria automotriz, etc.?
La situación en México es un ejemplo de los estragos de la desestructuración social que se vive en el mundo y que no deja nada en pie. No hay referentes dignos, no hay o hay muy pocos dirigentes de espíritu elevado o de moral intachable.
Que se difunda bien esta situación para que otros pueblos vean y no sigan el mismo camino, que tomen otras medidas, que exijan a sus gobiernos que la respuesta a los conflictos no sea la represión a la gente ni la devaluación de la vida humana. Ni los
mexicanos ni ningún otro pueblo se merecen este tipo de gobiernos.
Estamos en plena crisis, pero en toda crisis hay escondida una oportunidad para resolverla. A much@s no nos preocupa la crisis porque en ella vemos la posibilidad de cambio. Lo que nos preocupa es la dirección en la que va el cambio. No podemos seguir siendo indiferentes y no podemos seguirnos escondiendo, no podemos regresar a nuestras “actividades normales”, como si fuera normal la violencia, el asesinato, la coerción, la impunidad.
¿Qué se puede hacer?
Por hacer hay mucho y de todo “como en botica”. Entre todo ello estas ideas:
Con la participación popular terminar de derrumbar este sistema inhumano y violento para reconstruir otro donde podamos vivir muchos mundos. Difundiendo coherentemente la descripción de la situación social, para que la gente participe cada vez más. Son necesarios referéndums para decidir lo que conviene a la gente. Que se formen comités de ciudadanos, consejos de base con miras a la autogestión.
Exigir que todo aquel que quiera ser funcionario público o representante popular primero aprenda a hablar, primero aprenda sobre nuestra cultura, sobre nuestra tradición diplomática, que primero demuestre que no es un ignorante que nos pondrá en vergüenza ante el mundo, como lo han hecho los últimos presidentes: Fox, Calderón y ahora Peña Nieto y muchos gobernadores y presidentes municipales.
No votar por ellos en los próximos comicios electorales, y no caer en el error del voto de castigo. Hay que votar por coherencia personal, por saber que podemos resolver nuestras diferencias, que podemos dialogar y que podemos tratarnos unos a otros como deseamos ser tratados sin la gestión de todos los partidos políticos que hay ahora, ¿Es posible el voto en blanco?
Que los intelectuales y los académicos participen más activamente en la resolución de los conflictos sociales, que salgan al mundo, que bajen de su torre de marfil. Que apoyen los artistas, los estudiantes ,las amas de casa, los empresarios honestos, las prostitutas, los y las de preferencias sexuales distintas, los trabajadores de la construcción, etc. Que se realicen foros populares donde los académicos lleven su sabiduría a la gente, que sean recíprocos con aquellos que pagan impuestos, que pagan para mantener las escuelas donde estudian o trabajan, que paguen un poco de lo que les ha dado la institución educativa.
Necesitamos exigir que en lugar de que compren más patrullas, más armamento para una supuesta y mejor seguridad de la población, haya más recursos económicos para la investigación tecnológica, para la ciencia.
Si queremos que haya una democracia real y directa, que se vayan todos los partidos, que renuncien sus dirigentes: los verdes por cómplices, los priístas por su historia represiva, los panistas por hipócritas, los perredistas por mentirosos; que Morena corrija de fondo sus cuadros y que elija mejor a sus candidatos y sí no es así que también se vaya, que el PT se manifieste con coherencia y deje de hacer falsas alianzas como hace con el PRD, que se vaya la cúpula y permita que los jóvenes tomen la dirección del partido, que se vayan todos los otros por ser títeres del sistema. Sin ellos podríamos reconstruir, rehabilitar el país y nuestras vidas por sí mismos, sin ellos mejor!!!.
Se necesita una modificación del trasfondo sicosocial. Dicho de otro modo, se necesita modificar el paisaje histórico social en nuestro país, y para ello es necesaria una profunda reconciliación con el ser humano, con nuestra cultura, con nosotros mismos. Modificar las condiciones de origen de este proceso social que ha sido una pesadilla para la ciudadanía. Hay que buscar nuevos modelos, nuevos paradigmas de manera intencionada y metódica.
Basta que una generación despierte para poner en marcha al universo, ojalá y sea ésta.
“En cuanto a donde lleva el desarrollo al ser humano, solo creo percibir que lo lleva hacia un destino muy grande y cósmico, sobre todo bondadoso, concebido para él antes de la creación del mundo, pero ese destino está en sus manos, solo en sus manos…”. Silo
Tienen miedo
¿A qué se debe esta guerra sostenida contra la población en general y contra los jóvenes en particular? ¿A qué tienen miedo?
Tienen miedo de verse en la decadencia y que les veamos su desesperación y sus respuestas violentas.
Tienen miedo de verse reemplazados por las nuevas generaciones que traen consigo nuevos signos, nuevos paradigmas.
Tienen miedo de ver en los jóvenes los signos de lo sagrado, de lo mejor del ser humano, eso que ellos no han encontrado, sometidos como están al pavor de perder lo que creen tener, que creen suyo.
Tienen miedo de ver que entre los jóvenes hay muchas personas honestas, sencillas, que no responden a las viejas estrategias de agresión y venganza que tanto han fomentado ellos los responsables del dolor y sufrimiento de miles, de toda la ciudadanía, esto lo han provocado desde el gobierno en turno, los empresarios buitres, sindicatos cómplices, uno mismo que lo ha permitido, etc.
Tienen miedo de ver a los jóvenes pidiendo diálogo en lugar de venganza o revancha, de verlos cuidarse entre ellos y solidarizarse con sus pares, de trabajar en equipo.
Tienen miedo de ser reemplazados por esos jóvenes inquietos, lanzados al futuro para hacer su aporte al proceso social.
Tienen miedo de verse rebasados en la nueva forma de lucha que emana de las nuevas generaciones. Formas organizativas no violentas que los jóvenes han venido fortaleciendo desde hace ya varios años.
Tienen miedo porque están cegados por la luminosidad de las nuevas generaciones.
Tienen miedo de saberse responsables, culpables, de una crisis que ha llevado a cientos de miles, a millones de personas a la pobreza y al enriquecimiento ilícito a unos cuantos.
Tienen miedo de ver que no lograron matarnos de hambre ni de desesperanza, y que por el contrario, han alimentado la rebelión del espíritu en millones de nosotros.
Tienen miedo de saber que no son ya referencia para nadie, de saber que perdieron el rumbo y el control de la situación, por ende del país.
Tienen miedo a despertar y saberse muertos. Muertos están desde hace años, desde que salieron del corazón de la gente que quiere otro mundo, otro país, otra forma de relación entre la población.
Tienen miedo de haber empezado una guerra creyendo que podrían ganar sin consecuencias. La han perdido por su torpeza, porque son débiles de alma.
Tienen miedo porque han perdido la guerra contra la gente desde el inicio, por obstaculizar y retardar el proceso evolutivo del ser humano.
Tienen miedo porque a pesar de haber generado la desconfianza, el terrorismo psicológico entre la gente, la gente se informa por distintas vías, las personas se están acercando entre vecinos, entre amigos, se utilizan las redes sociales para dar una información que nutre la acción social, que concientiza, la gente genera mecanismos alternativos para estar informada.
Tienen miedo de no poder seguir obstruyendo, censurando y manipulando la información.
Tienen miedo y por eso intentan “dejar caer todo el peso de la ley” contra quienes infrinjan esa ley, la suya, la impuesta, la corrupta, la injusta.
Tienen miedo de que la gente se haga justicia por su propia mano, porque se creen con el derecho de velar por esa justicia que ellos han inventado. Lo que no saben es que estamos buscando, encontrando otro tipo de respuestas que no están basadas en la venganza.
Ellos se quedaron congelados con el código de Hammurabi y se han adjudicado el derecho de hacer justicia para todos. ¿De qué leyes nos hablan? ¿De la Ley del Talión de hace más o menos 3750 años?
En este momento histórico los seres humanos podemos aprender a gobernarnos solos: Sin ellos mejor!!.
Que se vayan todos que apestan, es un proceso putrefacto; todos los partidos, todos los funcionarios públicos, todos los senadores, los diputados, los presidentes municipales, los gobernadores y el presidente. Que se vayan todos y nos dejen vivir en paz.
La estupidez es el símbolo que los distingue en todas las instancias del poder es el signo de su decadencia.
Tienen miedo. Son tantas las contradicciones entre ellos que van de mal en peor con las declaraciones que hacen a los medios informativos, “se hacen bolas”. Generan sin darse cuenta más desconfianza entre la población.
Ellos son los que tienen miedo y por eso usan a sus mercenarios para amedrentarnos, para generar terrorismo a la ciudadanía. Son ellos los que tienen algo que perder, son ellos los que ya perdieron, en sus acciones nos muestran su debilidad, su falta de inteligencia, su primitivismo, su barbarie.
Ellos reprimen a los jóvenes porque tienen miedo a que en el futuro sean juzgados, perseguidos, desaparecidos. Pero esto no será así, porque los jóvenes estarán ocupados en temas más importantes como el traducir con bondad esta nueva forma de vida a nosotros los viejos, estarán construyendo el futuro para las nuevas generaciones, un futuro por cierto más humanizado.
¿Por qué tener miedo? ¿No somos acaso mayoría?
Nosotros decimos: no queremos amos; no queremos dirigentes ni jefes, ni nos sentimos representantes ni jefes de nadie. No queremos un Estado centralizado, ni un paraestado que lo reemplace. No queremos ejércitos policiacos, ni bandas armadas que los sustituyan.
Y a ellos, a los que tienen miedo, les decimos que por más alto que pongan su muro de injusticia y de ignominia, más fuerte será nuestra reacción para derribarlo. No es la imposición de la injusticia sino la lucha contra ella lo que ha impulsado los grandes saltos evolutivos de la humanidad.