PROSA POÉTICA

 

Un día reflexionaba sobre el sufrimiento, estando en el sufrimiento mismo. Otro día, me vi reflexionando sobre el placer, estando en el placer mismo. Un tercero me preguntaba qué era el placer y qué era el sufrimiento, experimentando ambos.

Desde esos días “algo” en mí sabe cuándo sufro o no y le avisa a mi cuerpo.

El placer lo experimento, en última reducción, como expansión corporal y mental. El sufrimiento, también en última reducción, se experimenta como contracción.

Esto de la expansión y la contracción me llamó la atención. Luego irrumpió en mí la imagen fotográfica que todos conocemos del Big-bang, y me dije: si el Universo nace de una gran explosión, todo lo que nazca de aquella explosión tiene que tener algunas características de aquel evento (sino todas).

Algunas de esas características sería -quizá- podría ser, el fenómeno de la contracción y la expansión.

Mucho, muchísimo tiempo después, nosotros estamos aquí, ahora.

La contracción la hemos traducido como tensión y la experimentamos como sufrimiento. Al revés, la expansión la traducimos como distensión y la experimentamos como placer.

Recuerdo haber pensado: “Si pudiera acordarme de esta reflexión cada vez que estos fenómenos aparecen en mi vida, habré avanzado un paso más en la superación del dolor y el sufrimiento”.

La vida es expansión y contracción. La vida fluye y refluye.