Uno de cada cuatro jóvenes en Chile está desempleado. El cuarto país con más desempleo juvenil entre los países de la OCDE. No se trata de que no existan oportunidades laborales, sino que las y los jóvenes no cuentan con habilidades socioemocionales para enfrentar de manera exitosa el ambiente laboral y por ello el 70% de los empleadores dice no encontrar en jóvenes las habilidades que demandan: colaboración, autonomía, liderazgo, trabajo en equipo, adaptación y promoción del cambio y perseverancia.
En definitiva, y no solo para jóvenes, sino también para adultos, el cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás determina quien será contratado, quien conservará el empleo y quien será despedido.
La enseñanza media técnico profesional cuenta hoy con 155.000 jóvenes que no están accediendo a una adecuada preparación en el campo de las habilidades socioemocionales, porque si bien está incluida en el currículo como área transversal, las y los 6.500 profesionales de la educación que laboran en casi mil establecimientos no cuentan con la preparación necesaria para asumir este desafío.
Docentes, encargados de convivencia, duplas psicosociales, administrativos y auxiliares se enfrentan con una cultura que privilegia los aprendizajes de materias específicas y no valora el ámbito socioemocional. Esta área no es parte esencial de la preocupación directiva ni de la comunidad escolar. Sucede lo mismo a nivel país porque la política pública evalúa materias específicas a través de pruebas estandarizadas y no evalúa habilidades socioemocionales o empleabilidad. La realidad es que no existen herramientas pedagógicas en las que apoyarse. Muchos creen que basta con un par de charlas, pero eso es absolutamente insuficiente.
Las habilidades socioemocionales no se enseñan ni se aprenden. Las habilidades socioemocionales se desarrollan y adquieren a lo largo del proceso educativo de manera transversal.
Las metodologías pedagógicas han sido foco de nuestro quehacer en Fundación Semilla. En base a nuestra experiencia, el conocimiento adquirido a través de nuestros estudios y la permanente curiosidad por estar en la vanguardia es que desarrollamos la herramienta pedagógica WAYNA para la convivencia y ciudadanía basada en la metodología lúdico participativa o “gaming” con la cual estamos presentes en el sistema, pero aún a baja escala.
Las estadísticas del desempleo juvenil y sus causas, nos motivaron a iniciar el proceso de adaptación de WAYNA al contexto laboral en la educación media técnico profesional para que, en primer lugar, todos los profesionales de la educación obtengan los conocimientos y las habilidades socioemocionales con foco en la vida laboral para así poder traspasarla a sus estudiantes.
Sin dejar de lado los conocimientos técnicos, la educación media técnico profesional debe poner énfasis en la educación socioemocional preparando a estudiantes para entrar al mundo laboral porque solo así dejaremos de escuchar que a las personas se les contrata por sus conocimientos y se les despido por su falta de habilidades socioemocionales en el trabajo.