Entrevistamos a Pablo Facusse respecto a su próxima participación en el Simposio que tendrá lugar en Santiago de Chile a fines del presente mes.
Pressenza: ¿Cómo definirías, en pocas palabras, tu quehacer artístico y tu trayectoria?
Pablo: Mi quehacer artístico está principalmente ligado a la música, soy interprete y compositor, además de profesor particular. Respecto a mi trayectoria, esta no es muy amplia, se está recién construyendo. Partí con la guitarra como a los 13 años aproximadamente y pasé por bandas de distintos estilos, hasta llegar a a formar mi proyecto solista de composiciones propias hace recién unos 3 años como mucho, el cual está ligado a una sonoridad acústica y pop en general, pero no como algo estático, ya que estoy siempre en búsqueda de fusionar con otras sonoridades que me parezcan interesantes y siempre abierto a la posibilidad de que la sonoridad de mi música vaya mutando hacia lo que se condiga con mi sentir en dicho momento. Mi vida musical ha desembocado en este proyecto de composiciones propias que me hace pleno sentido, en el que puedo plasmar y compartir lo que pienso y siento, y el cual tiene que ver sin duda con el centro desde el que quiero construir hacia el futuro.
Pressenza: ¿Cómo has experimentado que se relaciona tu quehacer artístico con tu sufrimiento? ¿Te ayuda a superarlo? ¿a expresarlo? ¿Hay ocasiones en que produce lo contrario?
Pablo: Como cualquier disciplina, la música puede ser tanto un ejercicio superficial como un ejercicio profundo. Puedes componer una canción netamente desde la técnica, el conocimiento y la frialdad, como puedes hacerlo desde la inspiración y la emoción profunda. En el segundo caso hay una posibilidad de conexión interesante con la emoción, que da luces sobre uno mismo y también de lo que uno desconoce de sí. Si vemos el sufrimiento humano como todo lo que nos aleja de la libertad interior y la felicidad, entonces el arte cumple un papel fundamental, ya que estamos como individuos alejadísimos de nuestra emocionalidad y de nuestro mundo interior. El quehacer artístico tiene mucho que ver con eso, acercarse a eso, pero depende mucho de cómo tú te tomes lo que haces y la actitud con la que vas hacia ello. Si lo abordas desde la superficialidad del asunto, el simple acto de cantar una canción por ejemplo, te puede permitir un momento de expersión, un momento grato, una vía de catarsis quizás pero puede quedar simplemente en eso. Si te lo tomas como un ejercicio un poco más profundo, te da posibilidades mucho más interesantes de desarrollo.
Respecto a la pregunta de que si produce lo contrario, pienso que cualquier disciplina puede liberarnos o encadenarnos aún más, depende de uno y la actitud con la que uno lo hace. El mundo artístico puede alimentarte mucho el ego (si tú así lo permites) y con ello alimentar los pequeños sufrimientos humanos que vienen con él, como puede también ser una oportunidad para trabajarlo y trabajar sobre todos los aspectos de ti mismo.
Pressenza: ¿Como crees que se relaciona tu quehacer artístico con el sufrimiento de los otros?
Pablo: Un buen amigo un día me dijo: «Componer una canción es plasmar en ella un momento espiritual». Yo adhiero con eso y también pienso que es la razón por la que uno puede escuchar una canción un día y no pasarle absolutamente nada y luego escucharla otro día y que se te erice la piel, o el corazón, o tener una comprensión interesante. Pienso que es por resonancia, es decir que tú también estás en un momento interior similar, en una frecuencia similar, entonces resuenas. Si yo hago arte desde un espacio sincero, entonces otro resonará sin duda, y le ayudará a comprender o traer a la superficie ideas y emociones que le permitirán conectar con lo profundo de sí mismo, tal como conecté yo al momento de la creación, y esa es exactamente una oportunidad perfecta para observarse, es tierra fértil para replantearse a sí mismo en menor o gran medida, corregirse respecto a las cosas que nos traen pequeños y grandes sufrimientos, y reafirmarse respecto a lo que nos hace pleno sentido.
Si yo logro generar eso en otro me doy por pagado, y algo que me trae satisfacción es que sé que lo he hecho, porque me lo han explicitado. Yo agradecido, es algo muy lindo que alguien te diga «tu canción me hizo comprender tal o cual cosa», y sabemos que no es una comprensión netamente intelectual, en base a las puras ideas o la lógica, sino que hay algo más ahí.
Pressenza: ¿Qué ámbitos del ser humano crees que se pueden estudiar y explorar a través de la expresión artística?
Pablo: Los que uno quiera, desde el plano del ego hasta la inspiración profunda. Como decía todo depende de la actitud con la que tomes esa herramienta (la actitud hacia las cosas es un asunto fundamental al parecer, más que las cosas por sí mismas, yo también voy descubriendo cosas mientras respondo estas preguntas jaja). Hay una oportunidad bien clara en todo caso de desarrollar y explorar el tema de las emociones, la expresión artística es en gran medida expresión emocional, traer al mundo externo lo que pasa en el mundo interno.
Pressenza: ¿Qué lugar crees que tiene el quehacer artístico en un Simposio como el del Centro Mundial de Estudios Humanistas que tendrá lugar en Santiago?
Pablo: Es fundamental la presencia del arte en un simposio de esas características. Generalmente se comete el error de ver el arte como un condimento de los eventos, el «agregado», como para subirle el pelo al asunto se tiene un show artístico, música en vivo, etc, pero no es porque realmente haya un interés real en lo que el arte puede generar. En este caso lo veo y siento distinto, partiendo del hecho de que se me hagan estas preguntas, hay un interés en el asunto, una actitud de valoración, por lo que el arte tiene total cabida frente a un grupo humano con dicha disposición, le agrega el factor de profundidad o emocionalidad cuando a veces nos cargamos mucho hacia lo intelectual.
Pressenza: ¿Qué crees que es lo mejor que puede pasar en este Simposio?
Pablo: Lo mejor que puede pasar es lo que va a pasar jaja. Que la gente se encuentre y reencuentre frente a temas que tienen que ver con lo humano y que sobre todo las llamas interiores de cada uno se enciendan, se reaviven o que brillen aún más en el encuentro con otros que están vibrando en una frecuencia similar. Creo que a todos nos reafirma el sentido reencontrarnos con otros en este tipo de actividades ligadas a lo humano y lo profundo.