1. ¿Qué es una empresa y cómo se mide?
Un negocio, una sociedad, una empresa debe estar orientada por una visión, debe estar basada en un proyecto, debe responder a coordenadas internas y externas, considerando los indicadores que miden el buen desempeño (o no) de la misma. La selección de los indicadores y en especial la definición de las coordenadas provienen fundamentalmente, por lo tanto, de dar forma al proyecto, de orientar las decisiones estratégicas coherentes con la visión, y comprender al final de un momento de proceso, de una temporada, de un período determinado (1 o más años), si las cosas han caminado como se esperaba.
La facturación, las utilidades, el número de empleados, los salarios, los honorarios profesionales, los costos de administración general, los cargos financieros, el endeudamiento, los pasivos, los precios de mercado, etc., son indicadores claves para medir el estado de salud de una empresa y las oportunidades de trabajo en el futuro próximo. Estos factores, sin embargo, no son suficientes para justificar su existencia, para medir la utilidad social y la contribución sustancial a la mejora de la calidad de vida de las personas que trabajan allí y a las que se dirige, con los productos y servicios ofrecidos. Hay innumerables ejemplos de compañías y empresas cuyos indicadores económicos y financieros son excelentes en el mercado de valores, y cuya agresividad comercial en el mercado es impresionante. Pero el nivel de impacto, social, ambiental, humano, personal, es intolerable e insostenible. Podrán ser modelos para las universidades de economía, pero no son buenos ejemplos para el futuro de la comunidad, de las naciones, de la humanidad.
Algunas de las coordenadas que se pueden vincular a aquellas económica y financiera, representan la expresión profunda de una esperanza, de una aspiración, quizás de una utopía: que un mundo diferente y mejor que el actual, puede empezar a construirse en los lugares donde trabajamos, vivimos, crecemos, estudiamos. En suma, en aquellos lugares en los que decidimos pasar las horas más importantes de nuestras vidas.
No siempre la realidad permite que tales esperanzas y aspiraciones se puedan realizar. De hecho, las crisis, los errores, las emergencias, las urgencias, las necesidades, muy a menudo debilitan y frustran las mejores intenciones, esfuerzos y empeños. Esto, sin embargo, no justifica el olvido de las coordenadas que dan sentido y valor a una empresa que quiere ser “diferente”.
2. Las coordenadas no negociables de “mi” empresa ideal
A los 57 años de edad y después de 40 años de arduos esfuerzos, el lugar de trabajo al que iría a dedicar la mejor parte de la inteligencia, la creatividad, el tiempo de vida que me queda (¡mucho o poco no importa, lo importante es que sea de calidad!) no puede pasar en un lugar con gente indiferente; incluso podría no ser un lugar físico, pero sí un ámbito conformado por personas sensibles y que compartan estos puntos de vista.
Los siguientes puntos son las coordenadas esenciales de mi visión de una empresa. Algunos de estos se basan en valores que no son negociables y, por lo tanto, más allá de los ajustes necesarios y de una continua revisión, son el punto de referencia al que cualquiera puede libremente remitirse o no, pero a los que no puede esperarse que yo renuncie. Un ámbito:
1. Donde no haya una “pirámide jerárquica y parcializada”, sino una visión circular de intercambio continuo entre las personas, acerca de sus actividades profesionales, sus experiencias y descubrimientos. Una espiral que cambia y crece con las mejores contribuciones de cada persona y de la inteligencia conjunta.
2. Donde no hay “líderes”, sino la rendición de cuentas de cada componente, en función de su rol, habilidades, experiencia. Desde el presidente hasta el que hace la limpieza.
3. Donde la autoridad formal o el autoritarismo delirante, sean reemplazados por niveles más elevados de “autoridad” profesional y humana.
4. Donde los trabajadores no solo reciban un sueldo o compensación profesional adecuados y dignos, sino que también puedan discutir las opciones de funcionamiento y organización presentes, así como compartir las estrategias futuras; por consiguiente, ser un socio.
5. Donde no haya despidos, y se trate de llegar todos juntos al final del año, ya que el valor más importante, el recurso más importante, la riqueza ireemplazable, es cada persona.
6. Donde haya una distribución equitativa del trabajo, de las ganancias y de las cargas, y donde la eventual utilidad no se redistribuya según el porcentaje de sociedad, sino que converja en la creación de un fondo de solidaridad para atender las necesidades o emergencias futuras.
7. Donde no haya tarjetas de entrada y salida, con controles y controladores, sino una asunción de la responsabilidad del propio trabajo y el resultado común, de acuerdo con los plazos y acuerdos.
8. Donde se pueda crecer y renovarse continuamente, tanto en las actividades profesionales, como en la investigación y el desarrollo, o como en la capacidad de comprender el funcionamiento de la empresa en todos los sectores: técnico, comercial, administrativo, empresarial. Donde todo el mundo sea esencial, pero no insustituible.
9. Donde no haya “culpables” para castigar, sino para corregir los errores y donde desde cada experiencia, cada intento se pueda aprender, crecer y madurar. Donde en los tiempos de crisis o difíciles no se responderá buscando chivos expiatorios o salidas inmediatistas, sino esforzándose en ser creativos, compartiendo el esfuerzo, experimentando con nuevas formas, buscando nuevas respuestas, siempre cultivando los “campos de esperanza”. Donde para resolver los problemas del presente, se haga un balance de los errores del pasado, pero también se proyecte el futuro, y tratando de probar nuevas rutas en la niebla y manteniendo la calma en los momentos de oscuridad total. Confiando de preferencia en el conjunto y no en el azar individualista.
10. Donde la confianza se base en la reciprocidad y solidaridad, y en el que el trabajo, o simplemente la idea de trabajo, no esté acompañado de un registro de “sufrimiento”, de “peso”, sino más bien de alegría, desafío, crecimiento, descubrimiento, compartir.
3. La especificidad de La Esco del Sole s.r.l.
Desde sus inicios esta empresa se basa en el profesionalismo, la experiencia y la creatividad y, sobre todo, el trabajo de sus miembros. Por desgracia, nunca ha podido acceder a los beneficios de los accionistas del capital, lo que permitiría un desarrollo de las mejores ideas de los fundadores.
La elección del sector específico de actividad, el ahorro energético y el desarrollo de fuentes de energía renovables, no fue fácil de implementar en un país como el nuestro, debido a una legislación contradictoria y a la ausencia de una sensibilidad apropiada. La misma opción de abrir la empresa a todos los trabajadores-profesionales y darles participación en las reuniones de socios trabajadores, independientemente del porcentaje de las acciones, fue el acto más concreto propio de este planteamiento, del que no se encuentra muchos otros ejemplos en el ámbito empresarial italiano.
Volverse consciente de lo bueno y de lo malo del estado real de la empresa, aumentar el nivel de participación en las decisiones estratégicas, aumentar la capacidad de los profesionales, con especializaciones y participando en nuevos puestos de trabajo, aumentar la capacidad empresarial de cada uno de los componentes; todo ello ha creado de hecho un equipo de un valor incalculable en comparación a otras empresas, tal vez más ricas, tal vez mejor organizadas, tal vez más verticalistas, pero menos capaces de hacer pleno uso del extraordinario potencial de cada uno de los componentes.
Asignar un valor tan importante para cada individuo ha dado lugar a definir tres criterios guías (que resumen los 10 puntos anteriormente mencionados):
– La equidad en la distribución del trabajo, independientemente de su ubicación geográfica, de manera que todos podrán siempre trabajar, evitando la pérdida de puestos o tener que despedir a alguien.
– Continuidad y mantenimiento de la unidad del grupo, incluso a costa del endeudamiento de la empresa o de renunciar a la división de las ganancias de un grupo para mantener a las otras personas asignadas a los sectores “postergados” (véase las utilidades del PV).
– Intercambio de cada paso en las reuniones mensuales de los trabajadores-socios y discusión de las decisiones estratégicas.
4. Citas inspiradoras
Termino con algunas citas que han sido una fuente de inspiración durante toda mi vida, y han proporcionado un fundamento y motivaciones profundas en el proyecto-desafío que, en nuestra “pequeña gran” empresa, es uno de sus más importantes puntos de aplicación.
No podemos pretender que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo.
La crisis es la mejor bendición para las personas y las naciones, porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis que surge la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias.
Quien supera la crisis se supera a sí mismo, sin ser “superado”.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y dificultades, violenta su propio talento y le da más valor a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar soluciones y formas de salida.
Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía.
No hay ningún mérito sin crisis.
Es en la crisis que surge lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo los vientos son solo brisas ligeras.
Hablar de la crisis significa hacerla mayor, y callar durante la crisis es exaltar el conformismo.
En lugar de ello, trabajemos duro.
Acabemos de una vez por todas con la única crisis peligrosa, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
Albert Einstein, La crisis de 1930
Tenemos que inventar una nueva economía cuya finalidad sea la gestión de los recursos y el control racional del progreso y de las aplicaciones de la técnica para servir a las verdaderas necesidades del ser humano, en lugar de servir solo al aumento de las ganancias o al prestigio nacional, o a la crueldad de la guerra.
Tenemos que desarrollar una economía de supervivencia, o mejor aún, de esperanza; necesitamos una teoría económica global basada en la justicia, lo que permitirá la distribución equitativa de la riqueza de la tierra entre sus habitantes, los presentes y futuros.
Hoy es evidente que ya no podemos considerar las economías nacionales como separadas, aisladas del sistema global más amplio.
Del Manifiesto elaborado por los economistas Nicholas Georgescu-Roegen, Kenneth Boulding y Herman Daly, 1973
“Trata a los demás como quieres que te traten”
“Ama la realidad que construyes y ni aún la muerte detendrá tu vuelo”
Silo, 1969
Giorgio Schultze, Presidente de La ESCo del Sole srl