Por Teresa Ruso
Los días 16, 17 y 18 de abril, desde REHUNO, Red Humanista de Noticias en salud y dentro del 8º Simposio del Centro de Estudios Humanistas Mundial, en el encuadre de “Un nuevo humanismo para un mundo nuevo”, en el área de la salud, se realizaron diferentes actividades, una de ellas fue un Taller de Atención al presente y salud.
El taller fue desarrollado por el Dr. Jaime Rojas que es investigador de la Asociación Canaria para el Desarrollo de la Salud a través de la Atención. Sus intereses incluyen el desarrollo de teoría y prácticas que sirvan para la mejora de la salud y el bienestar psicológico por medio de la toma de conciencia y de la autorregulación de las propias tendencias defensivas. En la asociación llevan investigando desde el año 2012.
En la exposición que hizo, comentó que el bienestar y el sufrimiento psicológico, se pueden explicar a partir de 3 conceptos principales, la defensividad, la expansividad y la metaconciencia.
La defensividad se refiere a todas las conductas, emociones y pensamientos cuya función es protegernos de amenazas reales o imaginadas.
La expansividad se refiere a la totalidad de procesos que impulsan el desarrollo de las habilidades, de los conocimientos y de las relaciones así como de los intereses y valores más profundos del individuo. Su función es la de asimilar y adaptarse a la realidad interna y externa y a desarrollar redes de apoyo social.
Por último tenemos la conciencia, que a su vez se divide en tres niveles, inconciencia, conciencia del entorno y meta conciencia o conciencia de uno mismo. La conciencia del entorno se refiere a nuestra experiencia de las situaciones cuando nuestra atención está enfocada en elementos externos del entorno.
Por su parte la meta conciencia se refiere a la experiencia de los propios estados y procesos psicológicos cuando les estamos prestando atención. En la conciencia del entorno se reacciona a los estímulos sin reflexión, en la meta conciencia la atención está enfocada sobre los propios pensamientos, impulsos y esto hace que se experimenten desde una cierta distancia, no estando totalmente inmersos en ellos. Estamos, reflexivamente conscientes de estar experimentando, este hecho es lo que posibilita la autorregulación y el cambio.
Uniendo todos estos puntos, podemos postular que prestar atención de manera no defensiva a nuestras reacciones defensivas es la clave para reducir nuestro sufrimiento, optimizar nuestra salud psicológica y física y desarrollar el potencial expansivo del ser humano. Por tanto la clave de la autorregulación óptima y de la transformación que ésta inicia y mantiene, es aprender a prestar atención y a tomar conciencia de los propios procesos psicológicos.
Este aprendizaje es necesariamente experiencial y pasa por llevar la atención a los distintos ámbitos de la vida cotidiana y a identificar las distintas motivaciones y actitudes que subyacen a la atención. Se trata de aprender a vivir la atención como la herramienta indispensable para conectar con nosotros mismos e identificar y regular las tendencias defensivas que nos mantienen en estado negativo. Pudiendo producir una transformación profunda y positiva en la persona cuando se ha experimentado.
A partir de aquí se realizaron algunos ejercicios prácticos de atención al presente, con el fin de experimentar la capacidad que tenemos de cambiar nuestras actitudes, nuestro estrés y nuestro malestar.
Se realizaron seis ejercicios. 1 Atención a los sonidos. 2 Atención al cuerpo sentándose y levantándose lentamente. 3 Atención a la respiración. 4 Palabras con carga emocional. 6 Recuerdos negativos. Después de cada ejercicio, iba planteando preguntas de reflexión y observación de lo cada uno había podido experimentar durante el ejercicio.
Llegando a las siguientes conclusiones.
Prestar atención no es lo mismo que nombrar, comentar o pensar. Atender y percibir un sonido no es lo mismo que identificarlo y representarlo.
Solemos vivir de modo automático y esto hace que seamos menos conscientes de lo que vivimos. Prestar atención hace que nos sintamos más despiertos y conscientes en esas mismas situaciones.
Solemos oponernos internamente a las experiencias incómodas o dolorosas. Estas actitudes de oposición añaden malestar a nuestro dolor o incomodidad originales. Hay que tomar consciencia de ellas, relajarlas y soltarlas.
También comentó que lo que valoramos de nuestros recuerdos como positivos o negativos no reflejan una realidad objetiva de la situación vivida, sino más bien como la interpretamos y vivimos. En la medida que tomamos conciencia de estas valoraciones y nos distanciamos de ellas, dejamos de experimentar el malestar y nos sentimos en paz con nuestros recuerdos y con nuestro pasado.
Como síntesis global, las actividades realizadas han permitido experimentar que no solemos prestarnos atención y ser conscientes de nosotros mismos, más bien solemos vivir reaccionando a las situaciones externas como autómatas, pero rara vez atendemos a nuestras reacciones a dichas situaciones, esto dificulta una autorregulación óptima.
La autoconciencia y autorregulaciones de nuestras reacciones defensivas nos permite observarlas desde cierta distancia y nos permite sentirnos en paz con nosotros mismos y con los demás abriéndonos la puerta a un desarrollo sicológico y social más saludable
Esta experiencia mostró la diferencia entre una vida automática y defensiva y una vida consciente y en paz.
Acá el vídeo del taller: