En el marco del Encuentro Latinoamericano Progresista –ELAP 2012, Paula Daza y Geovany Villegas, de Pressenza-Ecuador, entrevistaron al senador colombiano por el Polo Democrático Iván Cepeda Castro. Aquí la entrevista.
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¿Cuál es su mirada en torno a la agenda de paz en Colombia?
A mi modo de ver la agenda de paz es razonable, es sensata, no implica todos los cambios que necesita Colombia, pero tampoco es una rendición. Es un cambio democrático que puede abrirle la posibilidad de un gobierno de izquierda y progresista al país.
¿Hay voluntad política en las dos partes que negocian la paz en Colombia?
Sí claro, aunque con matices. El gobierno quiere un paz gratuita, una paz en la cual los grandes sectores financieros, oligárquicos, terratenientes, incluso salgan ganando algo y no se ha mostrado una gran voluntad para comenzar a hacer las reformas sociales, económicas y eso es fundamental. En cuanto a la guerrilla, también es necesario que en este momento de la negociación flexibilice sus posiciones. El país requiere madurar, es decir, aquí hay un parto que va a ser supremamente doloroso, espero que no tenga que ser por cesárea. Ahora, lo que estamos viendo es que después de 50 años de guerra, decir verdades dolorosas y que tienen un costo político elevado, va a ser una labor muy difícil y que hemos comenzado a hacer, por ejemplo con el debate de control político que yo hice en el Congreso el 17 de septiembre. Eso es parte de ese ejercicio precisamente.
¿Está la población colombiana preparada para firmar el acuerdo de paz?
A esa pregunta hay que responder sí y no. La gente esta cansada de la guerra, hay un agotamiento generalizado del país frente a un conflicto tan prolongado, hemos llegado a siete millones de víctimas según los datos que da el gobierno, una destrucción permanente de la infraestructura, muchas veces de las fuentes de agua, del entorno natural de las comunidades, a un exterminio permanente de la izquierda y de los liderazgos sociales, es decir hay condiciones objetivas para que demos el paso, pero también hay un escepticismo generalizado, hay una parte de la población que no cree en la paz, luego de 20 procesos de paz, muchos de los cuales no han generado cambios significativos. Entonces, hay una situación en la cual tenemos un ambiente favorable a la paz, pero que requiere grandes esfuerzos, que es lo que estamos haciendo justamente.
¿Y cómo ve el tratamiento de las víctimas dentro del proceso de paz?
Sí, en Colombia se reconocen siete millones de víctimas, eso es un 20% de la población colombiana y eso significaría procesos amplios, ambiciosos, pródigos en recursos para atender a esas personas y comunidades. Ahora, hay un principio de acuerdo, los 10 principios que acordaron en La Habana la guerrilla de las FARC y el Estado Colombiano. Sin embargo, el Estado colombiano, quiere circunscribir las víctimas a la responsabilidad de guerrilleros y militares, dejando por fuera a los políticos, los empresarios, las transnacionales y es obvio que esa responsabilidades tendrán que aflorar en una comisión de la verdad, en un tribunal de justicia que se cree en la postguerra. Eso es inevitable, las víctimas lo vamos a exigir, hay movimientos de víctimas ya maduros.
Álvaro Uribe Vélez se ha referido al proceso de paz como una rendición. ¿Cuál es su opinión al respecto?
La idea de Uribe es que la paz en Colombia es la apertura al Castro-Chavismo, cuando en realidad de lo que se trata son de mínimas reformas, se trata de establecer un elemental principio de reforma agraria y política, de moderación de la guerra antinarcóticos, no hay ningún programa que implique derrocar el sistema capitalista, ni una gran transformación del modelo neoliberal. Es simplemente morigerar algunos de los aspectos más salvajes y eso no le sirve a Uribe, él lo que quiere es una rendición de la guerrilla, quiere que el modelo de seguridad que Uribe tan celosamente ha creado y promovido sirva para toda América Latina, lo que quiere Uribe es la exportación del paramilitarismo a los países latinoamericanos para acabar con los gobiernos progresistas, por eso el discurso de Rafael Correa es absolutamente pertinente para Colombia, porque sí hablamos de una restauración conservadora y el líder más visible de esa restauración se llama Álvaro Uribe Vélez.
¿Qué podría significar la paz para la región latinoamericana?
Si en Colombia se profundiza la guerra, esa seguirá siendo una ventana a través de la cual va a seguir entrando el intervencionismo de Estados Unidos y europeo y va a continuar haciéndole daño a nuestro continente. De América Latina, Colombia necesita toda la solidaridad, pero además creo muy importante que se entienda que la paz en Colombia es un proceso latinoamericano, como lo dijo el presidente Mujica, la paz en Colombia es una prioridad de los países latinoamericanos.