Fernando Lugo Méndez, presidente de la República del Paraguay, manifestó el 15 de septiembre su adhesión a los puntos principales de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia, que plantea la urgencia del desarme nuclear y convencional por considerarlos graves peligros para la humanidad. El documento oficial del Primer Mandatario fue dirigido a Rafael de la Rubia, vocero de la iniciativa planetaria organizada por el Movimiento Humanista a través de su organismo Mundo Sin Guerras (MSG).
Encuadrando a la Marcha Mundial en el contexto político latinoamericano, Lugo recordó lo establecido en la Reunión Extraordinaria del Consejo de Presidentes y Jefes de Estado de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) del pasado 28 de agosto, donde se consideró a América del Sur como una “región de paz”. En esa oportunidad los mandatarios se comprometieron a evitar que las acciones militares unilaterales perturben a la región. La cumbre fue realizada para tratar los intentos de instalación de bases militares estadounidenses en territorio colombiano. Sin embargo, países como Venezuela y Brasil se introdujeron luego en una escalada armamentista, donde consideraron fuertes inversiones para sus ejércitos.
En ese contexto, son valiosas las declaraciones de Fernando Lugo de que la iniciativa contribuya a consolidar a Sudamérica como región de paz, según informan los impulsores de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia.
Michelle Bachellet fue la primer presidente que apoyo la iniciativa global, luego siguieron su camino Rafael Correa (Ecuador), Cristina Fernández (Argentina), Evo Morales (Bolivia) y Tabaré Vazquez (Uruguay), señal de la influencia que fue logrando la Marcha Mundial en la región.
El recorrido principal de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia, a cargo de un “equipo base” de aproximadamente 30 voluntarios, se iniciará el próximo 2 de octubre en Nueva Zelanda, recorrerá más de 90 países y se estima que para la segunda quincena de diciembre alcance territorio sudamericano. El evento de finalización de la Marcha Mundial esta planificado para el 2 de enero de 2010 en un paraje cordillerano conocido como Punta de Vacas, cercano a la frontera entre Argentina y Chile. Los organizadores tienen el objetivo de concientizar sobre la problemática de la violencia, entendiendo al armamentismo y a las guerras como su máxima expresión, por lo que piden a los presidentes del mundo que consideren su retroceso de inmediato.