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Fotos y texto : Andrei Roa Saboya
San Cristobal es la cuarta localidad de la capital de Colombia, situada en el sector sur oriental de la ciudad, Sus primeros pobladores llegaron a la zona cerca de 1900, consolidándose como asentamiento suburbano hacia los años 20 y dando inicio al desarrollo de la ciudad hacia el sur.
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En la década de los 30s, la zona comenzó a recibir población desplazada por el conflicto interno que ocurría en las regiones, por las confrontaciones políticas de la época. Posteriormente en los años 50s, la situación de violencia en zonas rurales del departamento de Cundinamarca y departamentos vecinos como Boyacá y Tolima, trajo a Bogotá un flujo constante de habitantes, que ha incrementado en un alto índice en nivel de población del área.
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Actualmente según el propio gobierno colombiano , existen más de 3.7 millones de personas víctimas de desplazamiento forzado, mientras que según algunas ONG especializadas en el tema el número puede llegar a los 5 millones.
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Este fenómeno, entre otros, ha acrecentado la llegada de miles de personas a los centros urbanos; cambiando así en muy pocos años las dinámicas y paisajes de zonas como la localidad de San Cristobal, que actualmente supera el medio millón de habitantes; trasformándose en pocas décadas de una zona de bosques nativos al pie de la cordillera oriental a ser una poblada localidad de la capital.
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Es en este contexto en el que un grupo de amigos del barrio, se reúnen para compartir actividades y aficiones comunes y con el tiempo dan inicio al colectivo Arto Arte que según sus propias palabras busca “Propiciar por medio de las artes la recuperación de la memoria histórica, el estudio del medio ambiente y la consolidación de una cultura de no violencia y de reconciliación, buscando así mismo la universalidad desde el trabajo local”.
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Es así como esa memoria sirve de inspiración para intervenir los muros de su barrio, valiéndose de referentes artísticos locales y extranjeros, investigando acerca de sus raíces y antecedentes para convertirlos en imágenes para el disfrute y la reflexión de vecinos y extraños.
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El proyecto recupera mediante las artes plásticas y el trabajo en equipo, los elementos que permitan a los actuales habitantes de distintas generaciones, aumentar el sentido de pertenencia sobre su barrio, su localidad y propiciar ambientes alternativos de participación ciudadana.
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El colectivo está en el proceso creativo y social de convertir los muros del barrio en lienzos gigantes que recrean la historia, fauna y costumbres de otras épocas y renuevan la relación de los actuales habitantes con su historia y su entorno, generando nuevas posibilidades de relación y trabajo en grupo.
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El Colectivo ha sido beneficiario de programas del distrito para apoyo de este tipo de actividades y actualmente realiza convocatorias para ampliar el número de personas interesadas e involucradas con nuevos temas y murales en nuevos puntos de la zona.
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