Cartel anunciador de uno de los talleres impartidos por L. Bodoque.
Por Federico Barrago y Giovanni Gai.- Luis Bodoque, activista de la no violencia, humanista, miembro del 15M, participante de PODEMOS, y ferviente defensor de la Cultura del Consenso responde en esta entrevista a preguntas básicas sobre este tema tan de actualidad. Ha publicado el libro ‘Del Yo al Nosotros’, del que ha hecho un vídeo como forma de introducción de este tema vital en su vida, e imparte talleres para concienciar acerca de los «beneficios» de este nuevo modo de pensar y relacionarse.
Pressenza.- ¿Qué se entiende por Consenso?
Luis Bodoque.- Más allá de definiciones más o menos académicas y rigurosas, el Consenso vendría a ser una estrategia alternativa a la habitual para gestionar la diversidad de opiniones en las dinámicas colectivas, a la hora de alcanzar acuerdos, basada en el diálogo y la cooperación y no en la discusión o confrontación de ideas, que es como normalmente suele procederse en tales coyunturas.
P.– Mucha gente confunde el consenso con la negociación. ¿cuál es la diferencia?
L.B.– Precisamente esa; la negociación se basa en la confrontación de ideas que en realidad esconden intereses sectoriales. Cada cual trata de imponer lo que a él particularmente le beneficia a costa del perjuicio ajeno. Al final se logra un acuerdo de mínimos con una sensación final de cierta resignación ya que nadie logra del todo su propósito. En el Consenso todos cooperan para hallar una solución que a todos satisface ya que el objetivo es el bien común.
P.– ¿Cómo se realiza el Consenso dentro un equipo?
L.B.– Lo primero es aceptar la idea de que no existen puntos de vista mejores que otros y que todos pueden ser complementados entre sí. Si se parte de la premisa de que sólo existe una realidad y que ésta ha de coincidir con algún enfoque particular, va a ser imposible alcanzar consenso alguno. A tenor de nuestra falta de costumbre y destreza en estas cuestiones, se hace muy necesaria también la figura de un facilitador o dinamizador (a veces confundido con el clásico moderador) que relacione todos los puntos de vista expuestos entre sí y formule propuestas integradoras. Las disensiones minoritarias que afloren tras la propuesta serán consideradas, aportando matices a la decisión final. La pregunta clave que el facilitador formula en ese caso es: ¿Qué modificarías, añadirías o suprimirías para aceptar la propuesta?… Si el resto esta de acuerdo con tales enmiendas, se alcanza el Consenso. Esto que expongo obviamente es una simplificación porque la respuesta a una pregunta así no es sencilla. No obstante, sirva lo dicho a modo de introducción.
P.– ¿ Cuál sería el rol de las minorías en una democracia si se aplica el Consenso?
L.B.– Un poco lo que venimos señalando; sobre todo enriquecen la decisión final aportando matices que suelen pasar desapercibidos para la mayor parte de la gente.
P.– ¿Por qué la sociedad, las personas, deberían necesitar de este nuevo modo de pensar?
L.B.– Primero porque es más útil… El actual nos encierra en nosotros mismos y nos conduce a una eterna lucha de todos contra todos en sociedades fragmentadas por dialécticas de clase, de género, culturales y generacionales. Además, de ser cierto que nos hallamos en un momento de transición entre la actual cultura del YO y la venidera cultura del NOSOTROS, tal y como muchos apuntan, este cambio de enfoque o de forma mental nos va a resultar imprescindible si aspiramos, de verdad, a avanzar en esa dirección.
P.- ¿Cuál es tu experiencia personal?
L.B.– A mí casi que me ha cambiado la vida… El nivel de conflicto en mis ámbitos cotidianos se ha reducido drásticamente y me resulta mucho más sencillo comprender lo que sucede a mi alrededor. Esta cuestión ha adquirido tal importancia para mí que he decidido orientar lo que me queda de vida en la dirección de difundir y fomentar en la sociedad la necesidad de tal cambio.