El pasado 22 de noviembre, más de un centenar de agentes gubernamentales allanaron tiendas y hogares de decenas de bahá’ís en diferentes puntos de Irán y les exigieron que entregaran sus títulos de propiedad. Las redadas simultáneas se llevaron a cabo en al menos siete ciudades del país y se produjeron a las pocas horas de un cierre nacional de 15 días impuesto para frenar las infecciones por coronavirus en el país.
«Los allanamientos de casas en Irán indican un alarmante aumento de las violaciones de los derechos humanos contra los bahá’ís», dice la Comunidad Internacional Bahá’í.
«Las redadas coordinadas contra tantos bahá’ís representan una grave violación de los derechos humanos básicos de los ciudadanos bahá’ís sin ningún motivo, excepto los prejuicios religiosos. Concretamente, invadir estos hogares, incautar numerosos artículos y exigir títulos de propiedad, puede indicar que las autoridades se están movilizando para confiscar propiedades pertenecientes a los bahá’ís a una escala aún más concertada y generalizada», dijo Diane Ala’i, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í ante las Naciones Unidas en Ginebra.
Entre las pertenencias que se confiscaron figuraban teléfonos inteligentes, ordenadores y tabletas, libros, incluidos textos bahá’ís y otros artículos. Varias de las casas allanadas pertenecían a bahá’ís que anteriormente habían sido blanco de las autoridades. También se ordenó a los bahá’ís que se presentaran ante la Oficina de Investigación de Irán.
Las redadas tuvieron lugar en la capital Teherán, así como en Karaj, Isfahan, Mashhad, Kerman, Shahin-Shahr y Baharestan. Los testigos informaron de que los agentes ignoraron todos los protocolos de salud del gobierno mientras estaban en los hogares de los bahá’ís.
«La crisis sanitaria de Irán es grave», dijo la Sra. Ala’i, «y, sin embargo, el Gobierno ha tomado como objetivo los hogares de personas respetuosas con la ley, incluidos los que tienen niños pequeños, ancianos y enfermos, exponiéndolos tal vez al coronavirus y empeorando las presiones psicológicas y materiales sobre estas personas inocentes».
«Los bahá’ís están siendo aterrorizados, amenazados con la incautación de bienes y tratados como criminales», añadió la Sra. Ala’i, «pero ¿quién ha cometido el crimen aquí? ¿Los inocentes bahá’ís o las autoridades que han allanado sus casas sin justificación legal?»
Estos acontecimientos son los últimos en un patrón de confiscación de bienes desde la Revolución Islámica de Irán de 1979. Desde entonces se han confiscado arbitrariamente un gran número de propiedades privadas y comerciales pertenecientes a los bahá’ís, incluidas viviendas, pequeñas empresas o terrenos.
«El Gobierno de Irán ha utilizado durante mucho tiempo las confiscaciones de propiedades para empobrecer a la comunidad bahá’í», añadió Ala’i, «sin embargo, los iraníes de buena conciencia saben que el único deseo de los bahá’ís es contribuir al progreso de Irán y que son inocentes». El verdadero crimen es que el Gobierno de Irán ponga sus manos sobre los medios de vida y las propiedades de sus ciudadanos bahá’ís, ganados con tanto esfuerzo».
Antecedentes
Los bahá’ís son la minoría religiosa no musulmana de Irán más numerosa, y han sido perseguidos sistemáticamente por el gobierno desde la Revolución Islámica de 1979.
Más de 200 bahá’ís fueron ejecutados en los años posteriores a la Revolución Islámica.
Un documento de política de 1991 firmado por el Líder Supremo de Irán, el Ayatolá Ali Khamenei, pedía que se «bloqueara» el progreso y el desarrollo de la comunidad bahá’í de Irán y que se negara a los bahá’ís la educación y los medios de vida. Cada año se publican en los medios de comunicación estatales de Irán miles de artículos de propaganda contra los bahá’ís.
Véase BIC.org para obtener información completa sobre la persecución de los bahá’ís en Irán: https://www.bic.org/focus-areas/situation-iranian-bahais