Diputado indicó que el Presidente “está desconectado de la realidad”. También señaló que hay peligros en torno de la Convención Constitucional que hay que abordar.
Por Hugo Guzmán
“Lo mejor que puede suceder y lo mejor que puede hacer Sebastián Piñera es permitir que se adelanten las elecciones”.
“Es una locura que este país pretenda mostrarse como si estuviera viviendo en normalidad”.
“El quórum de los 2/3, tal como está presentado, va a significar un tremendo problema para la Convención Constitucional”.
“Buscamos que este sea un proceso legitimado y validado por la ciudadanía”.
“En política electoral no siempre sumar dos más dos da cuatro, a veces da tres, porque la gente puede rechazar que vayamos con sectores que han estado avalando un modelo”.
Tomás Hirsch estuvo estas dos semanas activo en temas que generaron amplia polémica en el escenario nacional: planteando adelantar la elección presidencial ante un Sebastián Piñera sin proyecto ni capacidad de conducción, y siendo parte de la iniciativa para eliminar el quórum de los 2/3 en la Convención Constitucional que defienden desde la derecha, la ex Concertación y sectores del Frente Amplio.
El diputado de Acción Humanista, precisamente, acepta que hay un peligro de que la gente se distancia de la Convención y no la legitime si no responde a las demandas ciudadanas y no se abre a la participación social.
Usted estuvo entre quienes plantearon adelantar las elecciones presidenciales. ¿No da para más el Presidente Sebastián Piñera?
Hace tiempo que no da para más. Pero él insiste en decir que está gobernando el país, y no lo está haciendo. Simplemente se mantiene aferrado a su cargo en La Moneda, pero no hay ningún proyecto político, no hay ninguna conducción política, no hay conducción del gobierno ni de la coalición de la derecha, no hay propuestas a la ciudadanía, no hay respuestas a las urgentes necesidades que tienen las familias chilenas fruto de la pandemia. Hemos visto soluciones parches, llenas de letra chica, actos reactivos, mientras se sigue reprimiendo y violando los derechos humanos. Todo ese cuadro muestra un desgobierno absoluto. Por lo tanto, varios parlamentarios planteamos que lo mejor que puede suceder y lo mejor que puede hacer Sebastián Piñera es permitir que se adelanten las elecciones. Con eso se va a evitar una tortura él, de pretender mostrarse al mundo como gobernante sin serlo, y le va a evitar una tortura al país, de tener a un mandatario que no está conduciendo y no está respondiendo ni contribuyendo con las necesidades de las familias chilenas.
Él dijo que no se va, que hay que respetar el itinerario, es decir, se queda hasta marzo del 2022.
Bueno, eso está claro, sabemos desde mucho antes de que fuera Presidente que él se aferra a los cargos, se aferra a sus posesiones, le sucedió con sus posesiones económicas, no olvidemos que cuando llegó a la presidencia en su primer período no quería vender sus acciones en Colo-Colo, ni de Chilevisión, y otras que le parecían muy atractivas. Lo mismo sucede hoy, está más preocupado de mantener su cargo que del bienestar y la necesidad de las familias chilenas. Eso habla justamente de lo desconectado que está de la realidad en el día de hoy.
¿Qué responde a quienes sostuvieron que adelantar las elecciones presidenciales es una locura, que alteraría el funcionamiento institucional?
Diría que es una locura tener un gobierno que dejó 400 jóvenes con daño ocular, a dos jóvenes ciegos, muchos muertos, centenares de torturados y abusados, con miles de querellas por violaciones a los derechos humanos, y que con eso no pase nada. En Perú mataron a dos jóvenes y dejaron muchos heridos, y eso significó la renuncia del Presidente que recién había asumido y significó el pedido de perdón del nuevo Presidente y que hoy se esté investigando a fondo para juzgar y determinar las responsabilidades de esos actos. Lo que es una locura es que este país pretenda mostrarse como si estuviera viviendo en normalidad, cuando en realidad estamos viviendo un estado de locura, de desgobierno, en que hay una permanente violación a los derechos humanos.
¿Dónde están sus argumentos respecto a ese proyecto que encabezó Camila Vallejo respecto a democratizar la Convención Constitucional? Porque se pide suprimir los 2/3 pero hay otros elementos como garantizar la participación de la ciudadanía, cuidar la transparencia. Teniendo en cuenta la reacción de dirigentes de la ex Concertación, de Revolución Democrática, de la derecha, de que con ese proyecto se vulnera el acuerdo político de noviembre del año pasado. Inclusive afirmaron que la gente en el plebiscito votó a favor de los 2/3.
Soy uno de los firmantes de ese proyecto de ley, porque estoy convencido de que es una tarea de los parlamentarios contribuir a mejorar las leyes o la Constitución, esa es nuestra tarea, para eso fuimos mandatados, es nuestra obligación. Por lo tanto, decir que no podemos presentar un proyecto que modifica algo anterior es totalmente ridículo. Ésa es la definición del trabajo legislativo: legislar, generar nuevas leyes, modificar las que existen, proponer reformas constitucionales. La democracia significa que a quienes no les guste el proyecto, pueden votarlo en contra. Pero me parece inaceptable la descalificación a priori, como si estuviéramos haciendo una traición a la Patria. La negación de colocarlo en tabla en la Comisión de Constitución, eso es más incomprensible, porque niega el debate. No nos olvidemos que ese acuerdo del 15 de noviembre del año pasado, firmado por algunas fuerzas políticas, muchas fuerzas no lo firmamos, establece ciertas formas del proceso constituyente y que, por supuesto, pueden ser mejoradas. Si de hecho se hizo: con la paridad, con los escaños reservados, con los espacios para los independientes. Entonces, es totalmente normal que se presenten proyectos que mejoran lo que existe. Ahora, el quórum de los 2/3, tal como está presentado, va a significar un tremendo problema para la Convención Constitucional, que puede pasarse meses intentando ponerse de acuerdo, sin lograrlo, y eso es lo peor que le podría pasar al país. Además, en el proyecto que presentamos incorporamos una cuestión que es fundamental, y es que el proceso sea realmente ciudadano, con incidencia ciudadana, con participación ciudadana, con convencionales que estén vinculados con las organizaciones sociales de tal modo que sean partícipes del proceso. También planteamos cuestiones de probidad, de transparencia, de espacio para los compatriotas que viven en el exterior, así que no solo planteamos lo de los 2/3, sino cuestiones del funcionamiento de la Convención y de la participación ciudadana. Respecto a otra parte de tu pregunta, hay que recordar que en el plebiscito no se votó a favor o en contra de los 2/3, eso no se votó, así que es otra mentira, otra trampa que pretenden poner. Se votó porque haya nueva Constitución y por una Convención plenamente integrada por ciudadanos electos, sin parlamentarios.
No se sabe qué pasará con ese proyecto. Tampoco se sabe qué pasará con los escaños reservados para pueblos originarios, con el espacio para los independientes, con la participación real de sectores de la sociedad. ¿No hay peligro de que en algún momento la Convención Constitucional sea cuestionada desde la ciudadanía o sectores del movimiento popular?
Si la Convención realmente no representa la demanda mayoritaria que se expresó en la revuelta social y en el plebiscito, si la ciudadanía no se siente representada y partícipe, si ve que no tiene incidencia y ve que no es escuchada, puede terminar significando una distancia con la Convención en que no se le reconozca la potestad de presentar un texto constitucional. Más aun, si se sale con que hay materias no acordadas porque no se tuvo los 2/3, igual que con otras reformas que la gente respalda y el Congreso rechaza por ese quórum. Todo eso, obviamente, será grave, peligroso. Por eso estamos buscando mejoras en las condiciones, con escaños reservados para los pueblos originarios, con facilitar la participación de independientes, con la paridad de género, con la posibilidad de modificación del quórum. Es justamente buscamos con eso que este sea un proceso legitimado y validado por la ciudadanía.
Está en desarrollo todavía, pero ¿usted se inclina por una lista unitaria para elección de convencionales o está más abierto a dos listas de la oposición?
Uno no puede mirar el tema de los convencionales con un criterio meramente matemático, con una calculadora en la mano. Una lista de convencionales debe tener una coincidencia, al menos, en las materias fundamentales, en cual es el proyecto, cual es la mirada que se tiene respecto a la Constitución futura. Y no todos en la llamada oposición tenemos la misma mirada. Hay quienes estuvieron o están por mantener y profundizar el modelo neoliberal, y estamos otros que creemos que se requiere de una transformación total y profunda. Más que una lista única, creo que hay que avanzar en una lista unitaria. Esa diferencia de palabra es significativa, porque una lista unitaria se trata de una en que converjan todos aquellos que coincidimos en transformaciones estructurales del modelo neoliberal y eso define quiénes participan y quiénes no participan. No creo, entonces, en esa lista única que se establece y que se cree podría tener o convocar más votos, además porque no creo que eso sea así. En política electoral no siempre sumar dos más dos da cuatro, a veces da tres, porque la gente puede rechazar que vayamos con sectores que han estado avalando un modelo que es tan perjudicial para las mayorías.
Hace una semana se presentaron listas de Chile Digno para convencionales, también hay una lista para gobernadores, se habla de coordinación o acuerdos para las alcaldías, ¿cómo ve la proyección de esas listas?
Como Acción Humanista estamos hace muy poco participando con Chile Digno, y la verdad es que nos hemos sentido muy acogidos y nos hemos encontrado con un proyecto, que ahora es una coalición, que ha sabido dar acogida a la diversidad de sectores que participan. Sectores que provienen del marxismo, del socialismo, del feminismo, del indigenismo, del regionalismo, del ecologismo, del humanismo, hemos sabido converger en torno de un proyecto común, respetando y valorando la diversidad. Me parece que eso refleja muy bien el país que queremos construir, así que estoy muy optimista de lo que se está construyendo con Chile Digno. Tuvimos la presentación de la lista a convencionales, pero esto irá mucho más allá, tenemos una tarea de abrir espacios, de representar en conjunto un proyecto con organizaciones sociales, de trabajadores, de estudiantes, de mujeres, de pueblo originarios, que aspiran a ese Chile con más justicia, con más participación, con más respeto, con más valoración de los derechos ciudadanos que hoy están tan lejanos.