Por Fernando Montalban.- Ayer viernes, 8 de agosto de 2014, estuve en la Asociación Agua de Mayo de Alcalá de Henares (Madrid) en el visionado de un documental sobre el trato dispensado a palestinos por las fuerzas de ocupación israelitas en los distintos puntos de control (chekpoint), colocados por el gobierno de Israel en los territorios ocupados al pueblo palestino.
Después de esto iniciamos un debate sobre el tema. No me voy a extender acerca de todos los aspectos del debate, pero quisiera puntualizar alguna cosa si se me permite.
Algunos de los que estábamos allí defendíamos la causa de la no violencia activa como metodología de acción, otros defendían el derecho a la autodefensa, o la resistencia violenta.
Bueno, cada uno defiende lo que defiende y cada uno verá desde qué parte de su interior nace esa defensa. No quiero meterme en ese jardín pues es amplio y escabroso, lo sé por experiencia de cuando yo defendía la violencia como modo de acabar con la violencia… ¿qué paradoja verdad?.
El caso es que durante el desarrollo del debate, observo como algunas personas, justamente de las que defendían metodologías diferentes a la no violencia activa se referían a los que sí lo hacíamos como “posturas blandas”, como “ir de buenos”, y que la realidad era otra.
Yo pregunto aquí y ahora, ¿de qué realidad estamos hablando?
Sé que la “realidad” cambia según el estado de ánimo en el que estoy, de modo que si estoy enamorado, mi realidad es una, y si me han matado al hijo, mi realidad es otra, incluso puedo haberme enamorado y dos segundos después haber fallecido mi amada, ¿qué mezcla de realidades viviría entonces?.
Es muy atrevido decir que “mi realidad es la única”, es muy atrevido decir que lo que observo que les pasa a otros, véase palestinos o los israelitas es “la realidad”, ¿Cómo es que estoy tan certero en mis apreciaciones?.
Algunos de los allí presentes se esforzaban por presentar a la no violencia activa como una posición blanda, a mí me gustaría decir que blando es el que cae en la violencia, blando es el que coge un AK47 y se pone a matar a otros seres humanos dejándose llevar por la tensión de sus tripas.
Si asociamos no violencia activa o su hermano pequeño el pacifismo con la debilidad, yo me pregunto, ¿a qué sirve esa observación?, es más… ¿a quién sirve?, ¿no estará sirviendo al fabricante de armas, justamente a ése que me quiere vender un AK47 para matar a mi hermano?, ¿justamente ése que me vende un AK47 a cambio de materias primas que luego sacará de mi país por precios irrisorios?, ¿ese que pagara a gobiernos corruptos para hacer a su antojo?.
Es fácil señalar a la no violencia activa como postura blanda sólo porque no se nos pasa por la cabeza que, en el fondo, este tipo de respuesta está todavía por hacer, por crear, por construir.
Eso sí lo puedo admitir, y como decía otra persona de las allí presentes, ponemos demasiada energía en defendernos y no en hacer otro tipo de cosas más interesantes.
Aquí he de ser benévolo con los partidarios de la violencia si digo que muchas de las opciones de la no violencia activa son para personas que por fin han dejado de tener miedo, personas para las que el temor ya no es veneno para su vida.
Es fácil señalar a la no violencia activa como postura blanda sin detenernos a pensar que lo que nos pasa es que nos dejamos llevar por la violencia, que la misma violencia que llevamos dentro hace nido en nuestro corazón y tiñe el mundo… que, en definitiva, no somos ni nos sentimos libres, aunque se nos llene la boca de la palabra libertad, si la violencia hace nido en nuestras tripas y nos lleva por donde quiere.
Hace un tiempo los partidarios de la violencia como metodología de acción ante un mundo injusto hablaban claramente y sin tapujos de ella; luego del 15M, cuando muchas personas se dieron cuenta de que con la violencia no llegábamos a nada y que precisamente es esa misma violencia la que nos ha llevado hasta aquí, éstos, los partidarios de la violencia, cambiaron las palabras, cambiaron los dichos y ya no hablan de violencia, ahora hablan de derecho a la autodefensa, o de resistencia justificada (con violencia claro). Evidentemente, no son tontos, se dan cuenta de que el mundo cambia y para poder llevar sus contenidos, los de siempre, a este nuevo mundo que se viene han de cambiar la semántica, convirtiéndose en bandoleros semánticos, en apropiadores de palabras, expertos en disimular la verdad detrás de la mentira.
No señores, ustedes justifican la violencia, y llámenlo como quieran, pero ustedes justifican la violencia, eso sí, bajo el armado de que”mi bando” es el tratado injustamente y por eso yo le puedo decir a otros que tiren piedras, o mejor dicho que enfrenten piedras a fusiles, total… yo no vivo allí.
Fácil es coger un AK47 y matar a mis hermanos. Difícil y valiente es desobedecer a leyes injustas y dar hasta la propia vida si es necesario por un mundo mejor.
Fácil es decirles a otros y animarles a que enfrenten piedras a fusiles. Difícil y valiente es decirle al gobierno “no señores, no voy a matar a nadie con su ejercito a sabiendas de que iré a la cárcel”.
Fácil es dejarse llevar por la propia violencia. Difícil es elegir otra forma de respuesta que, no estando en mi conciencia, sin embargo pulsa por salir al mundo y hacer de este mundo algo nuevo y diferente.
Cuando aquel homínido, hace miles de años atrás tomo el fuego por primera vez, tomándolo de la naturaleza, dio una respuesta nueva y diferente que no estaba en su memoria, porque lo que sí estaba era correr, correr despavorido como hacían otros animales.
Pero éste no, éste se paró delante del fuego y resistiendo su propio miedo tomó el fuego y ahí sí, ahí sí se dio una respuesta nueva y diferente, pues es de eso de lo que estamos hablando aquí y ahora, de dar una respuesta nueva y diferente ante los acontecimientos actuales. Una respuesta libre, valiente y profunda, que es además un compromiso con la vida.
Señores partidarios de la violencia, no somos un bólido que cae, somos una brillante saeta lanzada hacia los cielos, somos el sentido del mundo y cuando aclaramos nuestro sentido, cuando la violencia ya no pueda hacer nido en nuestro corazón ahí una nueva especie se abrirá al mundo.
Señores partidarios de la violencia esa nueva especie ya está aquí, ya vive en nosotros, también en ustedes, pero también de ustedes depende dejarla salir y expresarse en el mundo o permitir que sentimientos lejanos, alejados de lo humano se expresen y envenenen la tierra.
Aquí dejo esta reflexión y mi agradecimiento a estos espacios en los barrios, donde vive la intención de que la cohesión social sea una “realidad”, haga mella y marque una dirección hacia la Nación Humana Universal.