Los argentinos recibimos hoy una noticia que nos llenó de alegría, de alivio, de futuro. Y lloramos. Y seguimos llorando, en realidad, cada vez que mencionamos algo vinculado al tema o nos centramos en el hallazgo del nieto ciento catorce (114). Ciento catorce vidas recuperadas desde fines de 1983, cuando se rescató al primero. Y esta, con un plus: es el nieto de Estela de Carlotto, la carismática presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
Las abuelas lo han dicho: la suya es una lucha colectiva y cada nieto recuperado de los apropiadores es un éxito de todos, pero nos solidarizamos con Estela no sólo porque ella ha luchado siempre, sino porque había manifestado que su único temor era “morir sin abrazar a su nieto.” Morir sin haber cumplido con su hija Laura, desaparecida embarazada y de cuyo hijo, nacido en cautiverio, nadie sabía nada. “No quería morir sin poder abrazarlo”. Esa frase hizo que muchos argentinos nos sintiéramos identificados con su temor y hemos convivido con esa angustia hasta hoy.
Después de 36 años de búsqueda, un muchacho nacido el 26 de junio de 1978 se acercó al local de “Abuelas” porque tenía dudas sobre su identidad. Le realizaron el análisis de ADN y resultó ser quien es: Guido, bautizado por su madre con ese nombre en homenaje a su abuelo, y músico de profesión. Llegó con el nombre de Ignacio Hurban.
A la noticia la escuchamos hoy a las 15:40 por CN23 de boca de un locutor de ese canal de televisión que también es un nieto recuperado. Realmente, estas son las cosas que nos reconcilian con la vida y nos ratifican que la justicia llega por la perseverancia en la lucha no violenta.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, le agradeció hoy a “a Dios y a la vida” haber podido encontrar a su nieto. “Para los buenos argentinos es una reparación. Para él, para nuestra familia y la sociedad en su conjunto. Y como falta mucho, hay que seguir buscando a los que faltan porque otras abuelas tienen que sentir lo que siento yo”, afirmó. Y sostuvo que su hija asesinada, madre del joven recuperado hoy, diría: “Mamá, ganaste una larga batalla”.
Es otro triunfo de la acción no violenta, como ha sido toda la gestión de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.