Cantidad, variedad y énfasis en participar para superar la exclusión son características de las organizaciones de jóvenes afrodescendientes que han crecido en América Latina y el Caribe, mostró un estudio adelantado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en la región.
Uno de los principales hallazgos de ese Mapeo de Organizaciones Juveniles Afrodescendientes en América Latina y el Caribe (Mojalac), a cargo del UNFPA, es una alta participación de mujeres, 61 por ciento de la membresía en las 94 organizaciones censadas en 20 países.
Se estima que las juventudes afrodescendientes representan alrededor de 36,5 millones de personas en la región, 28 por ciento del total de población afrodescendiente, algo más de 130 millones.
Históricamente las juventudes afrodescendientes presentan mayores desventajas, exclusión y discriminación que el resto de sus pares, al sobreponerse las variables étnicas con las sociales (por ser pobres) y generacionales (por ser jóvenes), lo que aumenta en casos de personas con discapacidad, migrantes o mujeres.
El UNFPA justificó su estudio, desde su sede en esta capital, por la necesidad de acciones que fortalezcan a ese grupo de población y “el protagonismo territorial e inclusivo” de muchas de esas organizaciones juveniles, que trabajan para “cerrar las brechas de desigualdad que enfrenta la población afrodescendiente”.
En tres países, Colombia (27), Ecuador (14) y Haití (8) se registraron bastantes y muy diversas agrupaciones, pocas en otras naciones y en algunas, como Costa Rica, Paraguay, Uruguay y Venezuela, el Mojalac, levantado a mediados de 2020, no encontró organizaciones específicas de jóvenes afrodescendientes.
Se trata de un trabajo organizativo que ha crecido desde finales del siglo pasado, pues 13 por ciento de las 94 organizaciones censadas surgieron entre los años 2000 y 2009, y 78 por ciento en la década que concluye.
La mayoría de las juventudes afrodescendientes que participan en alguna de estas organizaciones están en el proceso de transición hacia la adultez, ya que 74 por ciento de las organizaciones tiene miembros entre 25 y 29 años y 67 por ciento jóvenes entre 20 y 25 años.
Un dato relevante en términos de participación y lucha contra la exclusión es que la mitad de las organizaciones incluye como afiliados a jóvenes con discapacidad.
También, que dos por ciento de la membresía la integran jóvenes trans, intersexuales o no binarios, dato considerado importante por el UNFPA como reconocimiento de la diversidad sexual y fortalecimiento de la mirada inclusiva de las juventudes.
Hay un cierto “solapamiento territorial”, pues aunque 66 organizaciones están enfocadas en ámbitos locales, 56 hacen trabajos de impacto nacional y 35 atienden también cuestiones internacionales, principalmente por su imbricación en redes.
En áreas rurales se ubica 19 por ciento de las organizaciones, 32 por ciento se concentra en las urbanas y 46 por ciento actúa en ambas zonas.
Las principales áreas d actividad son la afirmación como juventudes afrodescendientes, derechos humanos, inclusión social, derechos de la mujer e igualdad de género, educación, arte y cultura, violencia intrafamiliar, participación e incidencia política, salud sexual y derechos sexuales y reproductivos.
Hay un notable deseo de incidir en los espacios de toma de decisiones, pues 69 organizaciones expresaron interés en capacitarse en temas de juventudes afrodescendientes y liderazgo participativo, 66 en derechos humanos, 65 en políticas públicas y 57 en participación e incidencia política.
Entre los ejemplos de actividad está el Grupo de Pensamiento Afrodescendiente, de Ecuador, que mantiene una programación radial, GPA Radio, promoviendo redes de trabajo en beneficio de ese sector de población y, con una variada parrilla de programación, han reunido a 50 000 fieles escuchas.
Otra iniciativa es la escuela de formación de líderes de la Red Peruana de Jóvenes Afrodescendientes, en la que desde 2013 se han formado 310 jóvenes que a su vez llegaron con cursos y talleres a unas 10 000 personas de sus comunidades, entre ellos 92 jóvenes que se han abierto camino hacia cargos políticos.
Desde 1988 la Organización Negra Centroamericana ha realizado 15 encuentros de la juventud afrodescendiente en la subregión, para generar acciones que incrementen la participación ciudadana y el liderazgo de los jóvenes afrodescendientes.
Cuando Mojalac preguntó a las organizaciones si habían sido consultadas por gobiernos o entes de la sociedad civil para acciones de respuesta sobre la crisis de la covid-19, 13 por ciento respondió que sí y 87 por ciento dijo que no.
El estudio concluyó que las juventudes afrodescendientes son grupos heterogéneos que comparten situaciones y objetivos comunes, lo cual es una oportunidad para fomentar espacios de articulación regional de sus trabajos.
También, que se requiere mayor inversión en educación para erradicar el racismo, la discriminación y sus costos asociados, y aprovechar la elevada participación femenina en esas organizaciones para apuntalar su liderazgo y formación en salud, derechos sexuales y reproductivos, y en contra de la violencia de género.
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