Por: Alfredo González Núñez
Bajo la producción del Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política, El Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) y su programa por la Paz, fue presentada la versión número 61 de la revista Noche y Niebla que en esta edición está dedicada al departamento de la Guajira y la misma devela una vez más, la incumplida promesa del desarrollo tras más de 40 años de explotación minera en el departamento, por parte de la empresa carbonífera Cerrejón.
Durante la presentación de la revista, que documenta con datos de manera detallada y sistemática las profundas afectaciones que ha dejado la actividad minera en el departamento, participaron miembros del equipo investigador y líderes sociales pertenecientes a las comunidades indígenas Wayuu, campesinas y afrodescendientes, quienes expusieron los terribles e irreparables daños que a lo largo de todo este tiempo ha dejado una estela de muerte y destrucción de todo tipo en el territorio del departamento de La Guajira, elevando al mismo tiempo su voz para que esta destrucción amparada por el estado, pueda ser detenida antes que socave por completo las bases, ya debilitadas, ecológicas, culturales, sociales, cosmogónicas, territoriales y económicas de los pueblos que hacen vida en la Guajira.
Luis Guillermo Guerrero director de CINEP dejó claro que este trabajo de investigación se realiza en “un contexto en el que se fortalece un proceso de reedición de la violencia política y social, en el que siguen dilatando e incumpliendo la implementación del acuerdo de paz, el estancamiento de los diálogos entre el gobierno nacional y las guerrillas, así como la sistemática persecución a líderes y lideresas sociales , defensoras y defensores de Derechos Humanos. Igualmente, es grave la situación de pandemia porque ella agudiza los problemas, pero más peligroso aún la eterna pandemia de la corrupción estatal y social, así como la criminalización, la judicialización y el abuso de autoridad de amplios sectores de la policía nacional frente a la movilización y protección social.” Así mismo dejó ver el aumento en los casos de violación de los Derechos Humanos de los pueblos indígenas.
Mónica López Pushaina, líder social Wayuu y miembro de la organización Indígena Fuerza Mujeres Wayuu, declaró : “La actividad minera en nuestros territorios es un acto de exterminio silencioso por la multinacional Cerrejón ya que desde hace años nuestras comunidades han venido sufriendo las consecuencias de lo que han llamado desarrollo pero para nosotros ha sido la destrucción, el exterminio y la profanación de nuestros lugares sagrados como los cementerios, lagunas, arroyos y el cerro Cerrejón que hoy en día esta empresa tomó para denominarse sin importarle la relación espiritual y cultural que tenemos los Wayuu con este Cerro desde hace mucho tiempo. Los Wayuu somos quienes estamos pagando la destrucción y sus consecuencias, el agua nuestra principal fuente de vida y alimento de nuestros ecosistemas ha sido afectada y contaminada, degradando nuestra calidad de vida y el acceso a nuestro principal recurso, hoy disminuido por Cerrejón, para seguir avanzando y aumentado su producción de carbón, sin importarles los graves daños que nos ocasionan a los habitantes de la Guajira”
María de los Ángeles García, lideresa afrodescendiente, manifiesta “es evidente que la actividad minera en la Guajira durante los últimos 40 años solo ha dejado pobreza, enfermedades, muerte y destrucción en niveles irreparables”. Destacó así mismo que “la promesa de la llegada del desarrollo a los territorios de la Guajira con la minería, solo fue un anzuelo para perpetrar un verdadero ecocidio de magnitudes gigantescas y daños incalculables”.
Según la Revista, tras 14 fallos judiciales que han ratificado la vulneración de Cerrejón y el Estado colombiano a los derechos a la vida, al agua, a la salud, la consulta previa, la seguridad alimentaria, autonomía étnica, integridad cultural y la tierra, entre otros, la multinacional no los ha acatado hasta el día de hoy, situación que según la investigación, demostraría la premeditación con la que actúan en conjunto para exterminar a los indígenas y afrodescendientes de sus territorios, para hacerse de las riquezas que la madre tierra guarda en sus entrañas en el departamento de la Guajira. Los pueblos étnicos de La Guajira continúan resistiendo ante la actividad extractiva. Por esa y otro conjunto de razones, se afirma en la publicación que la multinacional Carbones de Cerrejón es ecocida y vulnera la vida vegetal, animal y espiritual en los territorios y que, los daños causados en años de explotación hasta hoy, nunca será posible recompensarlos.
¿Cuáles han sido los beneficios para las comunidades de La Guajira que ha dejado la mina de carbón a cielo abierto más grande de Colombia? ¿Cuáles han sido sus aportes al departamento de La Guajira, que hoy en día sobrepasa los niveles de pobreza nacional y enfrenta desde hace varios años una masiva vulneración de derechos humanos? Estas son las preguntas que la Revista Noche y Niebla responde en esta edición 61.
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