El gobierno de Israel de Benjamín Netanyahu piensa anexar el Valle del Jordán. ¿Por qué esta decisión interviene ahora? ¿Qué interés representa para Israel? ¿Qué amenazas puede traer para los palestinos? ¿Qué consecuencias puede tener para la paz en la región?
Pressenza examina la cuestión que está en juego con Raphaël Porteilla, político y docente en la Universidad de Bourgogne, Hisham Abu Shahla, doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Bourgogne y Abaher Al Skaha, Profesor de sociología en la Universidad de Birzeit.
¿De qué estamos hablando cuando hablamos del Valle del Jordán? ¿Qué representa esta región para los palestinos y para Israel?
El Valle del Jordán es la región que abarca desde el lago de Tiberíades (al norte) hasta el mar Muerto (al sur) atravesada por el río Jordán que separa geográficamente Jordania de un lado, y del otro Israel y los Territorios Palestinos Ocupados. Esta zona cubre, según los parámetros utilizados, entre 16000 y 24000 km2, lo que representa aproximadamente un tercio de la superficie de Cisjordania. En este valle residen alrededor de 65000 palestinos y 11000 colonos israelíes.
Es una planicie muy fértil ubicada en una zona desértica que es a la vez rica en potencial agrícola y estratégicamente importante ya que controla el acceso a Cisjordania y a Israel desde Jordania. Dominar esta zona implica no solamente tener el control al acceso de esta parte de la región sino también disponer del acceso al río, al agua, y por tanto, a la vida. Según el vocabulario israelí, el Valle del Jordán forma parte de Judea y de Samaria, que equivalen a lo que hoy llamamos Cisjordania.
Desde 1948 a 1950, el Valle del Jordán, que forma parte de Cisjordania, es uno de los teatros de guerra entre el joven Estado de Israel (autoproclamado independiente el 14 de mayo de 1948 y reconocido por la ONU en 1949) y la Transjordania y otros países árabes. Transjordania, que dispone del más poderoso ejército árabe de la región (la Legión Árabe), intenta anexar la mayor parte posible de Palestina. Los israelíes resisten y luego repelen al adversario hasta la ciudad de Jerusalén. El armisticio obtenido fija las líneas del frente que se convertirán en «la línea verde». Transjordania proclama la anexión de la región que en lo sucesivo será conocida con el nombre de Cisjordania y que se extiende a ambas orillas del Jordán. El 24 de abril de 1950, el nuevo Parlamento jordano adopta el « decreto de unificación » que confirma la anexión de Cisjordania a Transjordania. En consecuencia, entre 1950 y 1967, Cisjordania, por lo tanto el Valle de Jordán, es parte integrante de Jordania.
Cuando en 1967 Israel ocupa Cisjordania, es, de alguna manera, la continuación del ideal sionista del Gran Israel que se materializa. Se invoca el argumento de la seguridad de Israel (« Plan Allon »), y las colonias hacen las veces de «defensas avanzadas». Desde entonces, la colonización no ha cesado de acaparar tierras en beneficio de los colonos israelíes y en desprecio de las infinitas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, quien condena esta política. A fines de la década del 70, el discurso adopta un tono religioso. El movimiento « Goush Emounim » (« Bloc de la fe ») se ve respaldado con la llegada al poder de la derecha nacionalista encarnada por el Likud, quien acelera el acaparamiento de las tierras árabes y la colonización.
Con los Acuerdos de Oslo en 1993/95, Cisjordania fue fragmentada en tres zonas : A- 18% de Cisjordania bajo el control civil y de seguridad de la Autoridad Palestina ; B- 20% de Cisjordania bajo el control civil de la Autoridad Palestina y la seguridad israelí; y C- 62% de Cisjordania bajo control total de Israel. El Valle del Jordán hace parte del la zona C, bajo control total de Israel. Solamente la ciudad de Jericó (una de las ciudades más antiguas del mundo) – y sus alrededores cercanos – ha sido objeto de un acuerdo específico en 1995 y está bajo la autoridad de la Autoridad Palestina (AP). Desde aquel período hasta nuestros días, la dominación israelí se ha desplegado por intermedio de su ejército (zonas militares), de zonas llamadas naturales (que no pertenecen por lo tanto a los palestinos) y de colonias comunicadas entre ellas por caminos (prohibidos a los palestinos). Es una verdadera malla (idéntica a la que encontramos en el resto de Cisjordania) que cubre cotidianamente el valle.
Créditos de la imagen: Association France Palestine Solidarité – AFPS04
¿Cómo explicar esta decisión…
En el contexto geopolítico mundial y regional?
Esta decisión merece ser contextualizada para poder comprenderla. En enero de 2020, el presidente norteamericano Trump dio a conocer su « Acuerdo del siglo » y desea verlo en aplicación rápidamente, al mismo tiempo por razones de política interna como de política internacional. Piensa que es capaz de imponer una versión muy limitada de la solución entre dos estados, que él mismo califica de « realista ». Esta posición es en realidad la de B. Netanyahu, con quien su emisario y yerno, Jared Krushner, ha trabajado. Este plan fue preparado previamente bajo ciertas decisiones como el cierre de la oficina de la OLP en Washington, el retiro de Estados Unidos del financiamiento de la UNRAW que se encarga de los refugiados palestinos en el hospital de Jerusalén del Este. Entre otras cosas, reconoció oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel, estableciendo allí la embajada de Estados Unidos en mayo de 2018. Así mismo, reconoció la anexión a Israel de los Altos del Golán sirio en marzo de 2019. Finalmente, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció en noviembre de 2019 que los Estados Unidos ya no consideran a las colonias israelíes en Cisjordania como contrarias al Derecho Internacional. De esta manera, Israel cuenta con el apoyo inquebrantable de la parte de la administración Trump, en un momento en que Europa está ocupada en otros problemas internos, en particular el Brexit y los conflictos al interior de la OTAN. El gobierno de Israel cuenta también con las posiciones de Austria y Hungría para bloquear una resolución de la UE que busque sancionar a Israel, en el caso de que éste haga oficial la anexión. En este contexto, la crisis de la pandemia del coronavirus desvió las miradas de lo que estaba ocurriendo en esta zona e Israel tuvo las manos libres para avanzar en su proyecto de anexión. Además, como las revueltas populares en los países árabes han mostrado regímenes políticos desacreditados, la oposición a esta anexión parecía suficientemente débil como para favorecer la ventaja de Israel, más aun sabiendo que no hay una posición política clara y unánime acerca de la cuestión palestina en el seno de los países del Golfo. Hoy en día, en Medio Oriente dominan tres fuerzas regionales: Israel, Turquía e Irán. La apuesta de B. Netanyahu es que Israel seguirá siendo el aliado privilegiado de Occidente; su política de anexión no será cuestionada.
¿Y en el contexto político israelita y palestino?
Israel viene de realizar tres elecciones legislativas en menos de un año, sellando una crisis política sin precedentes en la historia de este Estado. Fragilizado también por las acciones legales en su contra, B. Netanyahu (contra quien una mayoría de israelitas votó) debió negociar con su rival, B. Gantz, para formar un gobierno de coalición heteróclito pero unido en un punto convenido en primavera de 2020: la anexión del 30% de la Cisjordania ocupada, en la misma línea que el plan Trump. El acuerdo político permite ver una posición que finaliza un proceso que ya se inició desde hace algún tiempo. De este modo, la ley « Israel, Estado-nación del pueblo judío », adoptado por la Knesset (Parlamento israelí) en julio de 2018, constituye una etapa importante en el proceso de formalización del apartheid israelí y de las políticas discriminatorias hacia los no judíos. Desde la llegada al poder de B. Netanyahu en 2009, su opción de aliarse con los partidos de extrema derecha religiosa que se oponen fuertemente a la creación de un Estado palestino, constituye el cuadro ideológico de su pensamiento. Su manera de hacer política consiste en destruir a todos sus adversarios para lograr convertirse en alguien imprescindible en la escena política de Israel. Su acuerdo con B. Gantz debe ser analizado por lo que es: por un lado, una manera de escapar al proceso al que se enfrenta por los casos de corrupción y por otro lado, una herramienta para descomponer la alianza Kahol Lavan de B. Gantz, siendo este mismo un político mediocre.
En abril de 2019, B. Netanyahu ya había señalado que « la extensión de la ley israelí a las localidades judías » en Cisjordania ocupada se llevaría a cabo. También presentaría, durante su segunda campaña electoral en septiembre de 2019, un mapa precisando los territorios a anexar en caso de victoria. Es por lo tanto poco sorprendente que el Plan de Trump anunciado a fines de enero de 2020 haya retomado este mapa, en particular la anexión del Valle del Jordán.
Si la escena es bastante dinámica en Israel, del lado palestino el caso no es el mismo. La división política entre la Autoridad Palestina y el Hamas bloquea la vida política en Palestina. La situación es cada vez más difícil en Gaza, bajo bloqueo desde el año 2007, en Cisjordania ocupada y en Jerusalén oriental. Los palestinos se sienten rehenes a causa de la ocupación y los conflictos entre la Autoridad Palestina y el Hamas. La OLP, quien debiera representar a todos los palestinos, atraviesa desde hace algunos años un período delicado en términos de legitimidad y credibilidad. La Autoridad Palestina, por su parte, parece desbordada por los acontecimientos. Los palestinos ya no tienen confianza en sus dirigentes, ni en las facciones, y no pueden expresarse democráticamente ni en Gaza ni en la Cisjordania ocupada. La población vive muy mal esta anomia democrática.
Los palestinos ven en esta anexión otro signo más del fracaso de los acuerdos de Oslo y de la solución tomada entra dos Estados. Están consientes de que este plan de anexión forma parte de la política colonialista de Israel y de que la política de la Autoridad Palestina es irresponsable e ineficaz. Tal vez podemos ver en este proyecto de anexión la razón del acercamiento entre el Hamas y Fatah, quienes organizaron, por primera vez desde hace mucho tiempo, una conferencia de prensa conjuntamente el 2 de julio. Sigue siendo delicado decir qué orientación puede trazar esta convergencia puntual.
Ver también:
¿Israel va a anexar el Valle del Jordán? Parte II (aún sólo en francés)
Traducción del francés por Beatriz Barros