El colectivo nacional «La fuerza invisible de los ayudantes a domicilio» convocó a una manifestación que tuvo lugar el 12 de septiembre en París. El colectivo nació al final del período de confinamiento, durante el cual los ayudantes domiciliarios se encontraron en la primera línea, sin ayuda ni respaldo. Una profesión que, a pesar de ser imprescindible e indispensable ha sido desvalorizada e ignorada por el gobierno y el Ministerio de Salud.

Por lo tanto, el colectivo se define a sí mismo como un grupo de trabajo para reflexionar sobre sus condiciones laborales, la imagen de su profesión, la precariedad de sus puestos de trabajo y sus salarios.

Los ayudantes a domicilio trabajan principalmente con ancianos; pero también con niños y jóvenes discapacitados o personas que están con enfermedades terminales.

Nathalie, una ayudante privada, vino a pedir una mejor formación para quienes no tienen un título.

– Dado que en determinadas situaciones, se necesita conocer los gestos y posturas, necesitas una diplomacia, empatía y conocimiento sobre primeros auxilios. Es una profesión desarrollada con mucho corazón, sin embargo, ella cree que esta profesión es «desertificante» porque hay mucho trabajo a tiempo parcial y el salario no coincide con su compromiso.

Sabrina, ayudante a domicilio en el distrito 11 de París.

– Somos invisibles para la sociedad, no existimos para el gobierno; pero durante el confinamiento estuvimos ahí todo el tiempo, arriesgándonos, no teníamos mascarillas. Pero nos las arreglamos. Temíamos por nuestras familias y por los pacientes.

– Fuimos el único vínculo que rompió el aislamiento de estas personas y gracias a nosotros siguen aquí.

– Queremos ser parte del equipo de enfermería porque en realidad hacemos el mismo trabajo que los cuidadores en casas de reposo.

Valérie es delegada sindical en la CGT (Confederación General de Trabajo).

– Ya ni siquiera estamos en el sector social como hace unos años, donde incluso los dirigentes tenían valores y consideraban imprescindible la ayuda a domicilio. Ahora necesitamos ganar dinero. Además, ya no llamamos a las personas «beneficiarios» o «usuarios» sino «clientes».

– En esta profesión hay mucho maltrato a los empleados que en su mayoría son mujeres que no se defienden bien y tienen miedo de perder su trabajo.

– Los empleadores a menudo ni siquiera respetan los convenios colectivos.

Su mensaje:

Valerie

– Que los ayudantes a domicilio vengan a las manifestaciones y que no se dejen maltratar por parte de los empleadores.

Sabrina

– La gente quiere quedarse en casa y tienen razón. Sin ayuda no pueden hacerlo mientras se nos escuche porque nuestro trabajo es fundamental.

Nathalie

– La ley Grand Age (gran edad) ha estado en trámite durante 2 años y no avanza. Que dejen de burlarse de nosotros.

 

Vínculos

http://collectif-la-force-invisible.fr/qui-sommes-nous/

facebook: Collectif National La Force Invisible Des Aides à Domicile


Traducción del francés por Maria Paula Alvarez