Desde hace mucho sufre lejos de los suyos,
En una isla entre las aguas, en mitad del mar
Homero, Odisea, I-49-50
Por Gustavo Buster
La semana pasada tres fuegos destruyeron por completo, según ACNUR, el campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos. Los incendios fueron causados por grupos de refugiados tras el confinamiento de todo el campo de internamiento, después de declararse un brote de coronavirus con 35 infectados.
Moria es lo más parecido al infierno en la Unión Europea. Fue construido por el gobierno de Syriza en 2015 como un campo de internamiento y clasificación de los cerca de 850.000 refugiados que huyeron ese año de la guerra en Siria y de los conflictos de Oriente Medio. Su estancia debía ser temporal en el camino de su acogida y reinserción en Europa como solicitantes de asilo. Un año después, en 2016, los acuerdos de la Unión Europea con Turquía sellaron la salida de las pateras hacia las cercanas islas griegas en el Egeo y, en especial, Lesbos, y el nuevo gobierno conservador griego convirtió el campo de internamiento en una prisión, impidiendo el acceso de los refugiados al continente y su desplazamiento fuera de Grecia. En la actualidad Moria acogía a unos 15.000 refugiados, a pesar de haber sido construido con una capacidad para 3.000 personas.
Como es sabido, la Comisión europea no fue capaz de alcanzar un acuerdo para una política emigratoria común con cuotas de acogida de los refugiados compartidas por los estados miembros. Los Acuerdos de Dublín sobre el derecho se asilo se convirtieron en papel mojado, mientras que se producían escenas de caza de los refugiados por milicias ultraderechistas en las fronteras cerradas de Hungría, Eslovaquia y Bulgaria. La tramitación de las solicitudes de asilo en Moria se convirtió en un largo ritual desesperante que acabó provocando una crisis de salud mental y una avalancha de suicidios, según las ONGs médicas que trabajan en el campo de internamiento.
A ello hay que añadir las tensiones entre la población griega de la isla y los refugiados del campo, forzados a competir por los escasos recursos materiales que llegan a Lesbos. Sin ayuda suficiente de las autoridades comunitarias y griegas, la solidaridad inicial se acabó transformando en una ola de xenofobia contra los más débiles. Y el pasado jueves, tras el tercer incendio que acabó definitivamente con las precarias instalaciones del campo de internamiento, obligando a escapar de las llamas a los miles de refugiados, grupos de habitantes griegos de la isla levantaron barricadas para bloquear su desplazamiento hacia el puerto de Mytilene e incluso impedir la llegada de ayuda de la ONG Médicos sin Fronteras y de unidades militares de socorro griegas.
Casi 12.000 refugiados se encuentran actualmente acampando al aire libre en un cementerio cercano, mientras otros cientos vagan por la isla buscando cobijo o comida para ellos o sus familias. En la mañana del jueves, las autoridades griegas procedieron a evacuar al continente a unos 400 menores no acompañados ante el peligro inminente que corrían. Pero al mismo tiempo el portavoz del gobierno griego, Stellos Petsas, anunció que no se permitiría la salida de Lesbos de ningún refugiado más: “Pensaban que quemando Moria podrían abandonar la isla sin ser detectados. Eso no ocurrirá”.
Por el momento, 1.000 refugiados serán alojados temporalmente en un ferry de pasajeros y otros tantos en dos barcos enviados a la isla por el gobierno griego. El resto tendrá que esperar en el cementerio mientras se construye un nuevo campo de internamiento.
La tensión entre Turquía y Grecia en el mar Egeo no ha hecho más que crecer en los últimos meses por la delimitación unilateral de Turquía de su zona marítima de explotación económica y su trasposición a un acuerdo bilateral con el gobierno provisional libio de “unidad nacional“, que apoya frente a las milicias y los mercenarios del general opositor Halfter. Aunque el acuerdo ha sido denunciado por la Unión Europea, ello no ha impedido la exploración y perforación de bolsas de gas por buques de investigación turcos en aguas del mar Egeo en litigio con Grecia.
Y en paralelo que las autoridades turcas vuelvan a permitir la salida en patera desde sus costas hacia las islas griegas del Egeo de cientos de nuevos refugiados. La respuesta del gobierno conservador griego en los últimos meses ha sido la de apresar y devolver al mar en lanchas sin motor o remos a esos refugiados, para que los servicios de guardacostas turcos tengan que rescatarlos o ser testigos los buques de uno y otro país de como se ahogan en la delimitación marítima entre ambos países.
El colapso de la política de asilo y refugio de la Unión Europea desde 2016 vuelve a condenar como consecuencia de la crisis sanitaria y económica del coronavirus a decenas de miles de personas en un verdadero infierno de desesperación. Nada ha sido previsto en los multimillonarios acuerdos de Reconstrucción post-Covid 19 de la Unión Europea para el sector más desamparado de la población que representan las decenas de miles de refugiados y solicitantes de asilo internados en los campos de las islas y el continente griego. De hecho, la retórica de la extrema derecha y de gobiernos de derecha extrema como el de Orban en Hungría, parece convertirse en el único discurso europeo: evitar el pretendido “efecto llamada” convirtiendo los campos de internamiento en un infierno aun mayor que el que obliga a escapar de sus países de origen a los refugiados que buscan asilo.
Declaración conjunta de 31 ONG sobre el incendio en el campo de refugiados de Moria
Grecia: Traslado de refugiados y solicitantes de asilo a un lugar seguro en el continente
El respeto de los derechos humanos debe prevalecer sobre el uso de la fuerza
Tras el incendio que estalló ayer en Moria, en Lesbos, y que destruyó el centro de recepción e identificación, 31 organizaciones de la sociedad civil están pidiendo al gobierno griego que brinde asistencia inmediata a las personas que han perdido su refugio. Los afectados, incluidos muchos niños y grupos en riesgo, deben ser trasladados en condiciones de seguridad a un lugar seguro en el continente.
El traslado de los grupos de riesgo, incluidos los niños no acompañados, las mujeres embarazadas, las personas con discapacidad, las personas con problemas médicos y de salud mental y los ancianos, debe ser una prioridad. Las personas que hayan dado positivo en la prueba de Covid-19 deben recibir un alojamiento seguro durante el período de cuarentena, atención médica y hospitalización si es necesario.
La reubicación de los refugiados de Lesbos a la Grecia continental requiere que se encuentren soluciones urgentes para abordar el hecho de que muchas de las actuales instalaciones de vivienda para los refugiados y solicitantes de asilo están a plena capacidad. Instamos a las autoridades griegas a trabajar en un plan coherente que maximice todos los recursos disponibles, incluidos los de la UE, y renovamos nuestro llamamiento a los líderes europeos a compartir la responsabilidad de acoger y apoyar a los solicitantes de asilo, ahora más que nunca.
En estos tiempos difíciles, es de suma importancia que el respeto a los derechos humanos esté en el centro de la respuesta al incendio de Moria y que las autoridades no utilicen la fuerza ni un lenguaje incendiario, sino que tomen las medidas adecuadas para mitigar cualquier riesgo de violencia.
ActionAid Hellas
Amnistía Internacional
Fundación para refugiados en barco
CRWI Diotima
ECHO100PLUS
ELIX
Igualdad de derechos más allá de las fronteras
Fenix - Asistencia jurídica humanitaria
Consejo Griego para los Refugiados (GCR)
Liga Helénica por los Derechos Humanos
Plataforma helénica para el desarrollo (Ελληνική Πλατφόρμα για την Ανάπτυξη)
Ayuda a los refugiados
Hias Grecia
Derechos humanos360
Asistencia jurídica humanitaria
Human Rights Watch
Comité Internacional de Socorro (IRC)
INTERSOS Hellas
Centro Jurídico de Lesbos
Médicos sin Fronteras
Melissa
Red de derechos del niño
Omnes
Ayuda legal para refugiados (RLS)
Derechos de los refugiados en Europa (RRE)
Apoyo a los refugiados del mar Egeo (RSA)
Iniciativa contra el trauma de los refugiados
Solidaridad ahora
Simbiosis – Escuela de Estudios Políticos en Grecia
Tierra de Hombres, Grecia
Proyecto HOME
Gustavo Buster es co-editor de Sin Permiso.