Durante las jornadas del 15 al 17 de julio se celebra en Brasilia la sexta cumbre del Brics, un fuerte bloque de cooperación internacional estratégico en materia política y económica -conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- que se encuentra sumando aliados de envergadura, como lo son distintos países de América Latina. A partir de los acuerdos alcanzados, como el de la creación de un Banco de Desarrollo, se visibilizan gestos e indicadores de que se afianza una nueva distribución de fuerzas políticas, sociales y culturales en el plano internacional. Se dibujan claros y fuertes trazos en la distribución del poder en el planisferio mundial.
Asimismo, con la visita del Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, a la Argentina y a Cuba, previo al encuentro del los Brics, el gigante euroasiático dio un “espaldarazo” a estas dos economías emergentes. En Argentina se firmaron importantes acuerdos en materia de uso de la energía nuclear con fines pacíficos, en materia de comunicación y sobre asistencia legal recíproca en materia penal, entre otros. En el Gobierno argentino quedaron satisfechos con los distintos convenios alcanzados, como lo expresó el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien explicó que “se trata de un hecho muy auspicioso, porque estamos hablando de un país como Rusia, que tiene más de 17 millones de kilómetros cuadrados, cerca de 142 millones de habitantes, y una estructura de Producto Bruto Interno (PBI), de prácticamente 2,5 billones de dólares», según consignó Télam.
En tanto que el mismo Putin señaló que “Argentina es el principal socio de Rusia en América Latina, la ONU y el G20″. En esa línea en una entrevista con la agencia Prensa Latina, el primer mandatario ruso dijo que «las naciones latinoamericanas que lucharon por su independencia nos inspiran mucho respeto por su autonomía y por su derecho de autodeterminación». Las líneas de cooperación y comunicación quedan cada vez más claras. Rusia apunta a América Latina, y los líderes latinoamericanos reciben con los brazos abiertos esta decisión.
No es poca cosa. Se evidencian claros gestos de una potencia política, económica y militar como es Rusia, de fortalecer la cooperación con aliados estratégicos en este “mapamundi” que ya se equilibra de otro modo. Tanto Rusia como China son las únicas potencias capaces de poner un freno al despiadado avance bélico imperialista de una OTAN comandada por Estados Unidos en su insaciable búsqueda de quedarse con todo por la vía violenta.
De este modo se vislumbran claramente al menos dos tendencias: una liderada por Estados Unidos y la Unión Europea con la OTAN como su brazo armado, con Israel como aliado incondicional. En tanto que la línea divisoria del mapa encuentra otra dirección de acción marcadas principalmente por Rusia y China, y sus aliados en el Brics. Entre medio, más cerca o más lejos, hay diversidad de orientaciones, de entramados, de relaciones de poder, pero esos son algunos de los trazos más gruesos del mapa que vemos claramente dibujarse hoy.
Se reflejan estas tendencias, no sólo en los acuerdos políticos que se van concretando, sino también en las declaraciones de los líderes políticos. El mismo Putin destacó a RT que el interés del Brics es “oponerse a los intentos de ciertos Estados de imponer a la comunidad internacional la costumbre de derrocar a los gobiernos que les resultan incómodos, así como los intentos de promover métodos unilaterales para superar situaciones de crisis”. El primer mandatario ruso agregó que el “Brics buscará evitar una ‘cacería’ de países que discrepan de EE.UU”.
Es así que el Brics muestra claras señales de buscar fortalecerse, crecer y potenciar sus alianzas estratégicas con economìas emergentes. Ya sólo en el primer día de la sexta cumbre, los líderes de los países miembros de este bloque firmaron el acuerdo de la creación de un nuevo Banco de Desarrollo. Según informó RT en español, el nuevo banco será uno de las entidades multilaterales de desarrollo más grandes del mundo, ya que el capital declarado será de 100.000 millones de dólares, caracterizado por una distribución equitativa de las participaciones del capital y la gestión de derechos. Se prevé que su sede se encuentre en Shanghái (China).
La creación del Banco de Desarrollo del Brics permitirá a sus países miembros ser más independientes respecto de la política financiera de los países occidentales. La presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, instó a no considerar las acciones del Brics como un deseo de dominio. «Abogamos por la justicia y la igualdad de los derechos», reiteró. Es clara la diferenciación con el bloque liderado por Estados Unidos, donde el dominio -y no la cooperación- es la regla en las relaciones internacionales.
En tanto que el encuentro previsto para el miércoles entre los jefes de Estado de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y los líderes del Brics será el primer contacto político formal entre ambos bloques, donde se buscará fortalecer los lazos de colaboración estratégicos. No es un dato menor, sólo por tomar algunas cifras que demuestran el potencial que sería para la Unasur cooperar estratégicamente con este bloque: En su conjunto, los países que conforman el Brics ostentan el 25 por ciento del Producto Bruto Mundial, el 43 por ciento de la población de todo el planeta, y movilizan 20 por ciento de la inversión en todo el mundo. Además, los cinco países en conjunto poseen el 45 por ciento de la fuerza laboral global; y explican el 15 por ciento del comercio mundial, según informa la agencia de noticias argentina Télam.
En un documento de 72 puntos acordados por los miembros del Brics hoy, no fue menor el hecho de que el tercero de ellos resaltara lo fundamental de «los procesos de integración de América del Sur», y subrayara «la importancia de la Unión Suramericana de Naciones». En el mismo, también dejaron en claro su «apoyo a los procesos de integración de América del Sur, sobre todo, la importancia de la Unasur, en la promoción de la paz y la democracia en la región, y en la obtención del desarrollo sustentable y de erradicación de la pobreza».
Se vislumbra a través del refuerzo de estas dos tendencias el desarrollo de una nueva etapa en la política internacional, que se encuentra actualmente con un mundo con feroces choques bélicos, como el que ocurre actualmente en la ofensiva de Israel sobre la Franja de Gaza, o en la desestabilización en las fronteras de Ucrania, como punto neurálgico de confrontación opuesta entre las tendencias del poder global.
Es necesario mostrar, en la división trazada en este planisferio mundial, que surge principalmente desde la recíproca colaboración entre los Brics y la Unasur la esperanza de una posibilidad de integración en relaciones basada en la cooperación. Es necesario proclamar que hoy más que nunca en la historia se encuentra al alcance de la mano la opción -y la necesidad- de construir relaciones internacionales basadas en los valores del Humanismo, donde los pueblos sean partícipes de una construcción colectiva bajo la dirección estratégica evolutiva que puede dar la no-violencia, mediante el rechazo de toda forma de violencia, donde la confrontación bélica en busca de dominio no tenga lugar. Los lìderes junto a sus pueblos hoy pueden elegir -y se hace indispensable que así sea- la vía del Humanismo, entrelazándose mutuamente en base a la fuerza que da la no-discriminación y la no-violencia, la cooperación, el multilateralismo, el acuerdo y el diálogo profundo y sincero. Siempre que anhelemos como humanidad que esta civilización, que se hace planetaria, camine hacia un futuro luminoso.